La reivindicación que devolvió por fin el foco al fútbol: el balón fue de nuevo protagonista

La tarde previa al partido estuvo cargada de explicaciones y justificaciones, las mismas que habían brillado por su ausencia en las últimas semanas desde que Luis Rubiales besó, sin consentimiento previo, a Jennifer Hermoso en la ceremonia del Mundial. Pero había llegado el momento de que el balón echara a rodar de nuevo. Y que se olvidara por fin este esperpento que ha ocupado la agenda informativa en las últimas semanas.

España cumplió, porque consiguió un valioso triunfo ante Suecia (3-2). Las suecas eran viejas conocidas tras el enfrentamiento que disputaron en las semifinales del Mundial. Precisamente por eso había ganas de revancha, que seguirán estando más que nunca en las escandinavas porque sufrieron una nueva derrota. En el inicio, sin embargo, aparcaron esa rivalidad para mostrar una pancarta juntas con el lema #SeAcabó. Un gesto deportivo para poner en valor la lucha de las españolas por sus derechos.

El gesto de ambos equipos

Los prolegómenos del partido no estuvieron centrados en lo deportivo. Y no saben cuánto lo lamentaron las jugadoras, pendientes de las salidas y la reestructuración en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) más que de lo que tenía que ocurrir en el césped. Es importante que el foco esté en lo deportivo y que en el futuro se eviten este tipo de polémicas, aunque ya saben que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

"Sucedieron unos hechos inadmisibles desde nuestro punto de vista, con la gota que colmó el vaso en la asamblea. Ahí dijimos que no queríamos continuar por ese camino, que teníamos que decir que tolerancia cero ante la situación que había vivido nuestra compañera. Había que marcar precedentes por si esto volviera a ocurrir en nuestra sociedad y en el mundo", expuso ante los medios Alexia Putellas. Porque no fue solo el beso de Rubiales, sino todo lo ocurrido después. No es lo mismo expulsar a los presentes que cambiar al títere si los mismos siguen moviendo los hilos.

Las salidas dejaron al margen toda previa futbolística, porque hasta el mismo viernes no se habló del encuentro. Primero fue Andreu Campos, secretario general destituido el miércoles, y luego fue Miguel García Caba, responsable de Integridad de la RFEF, horas antes del partido. Cuando todo parece superado, aparece algo más que empaña lo deportivo. A veces, no parece que esto sea un equipo de fútbol.

Un estreno cumplido

Si se deja todo esto al margen, se puede afirmar que España cumplió en el estreno de Montse Tomé gracias a una brillante actuación del colectivo, indispensable para lograr sobre la bocina el triunfo ante las suecas gracias al gol de Mariona de penalti. La Selección mantuvo el estilo que las llevó a ganar el primer Mundial femenino de la historia. Un éxito que pasará a la historia en lo deportivo. Y en lo extradeportivo, por todas los logros conseguidos a partir de ese hito.

Las jugadoras se merecían que se hablara de fútbol, porque es realmente a lo que se dedican. El campo de juego es el lugar donde todo se olvida y así pareció. La Selección dejó atrás a Rubiales y a toda su tropa para mostrar que hay equipo para rato. Aunque algunas no quisieran estar, la calidad se muestra siempre. Alexia Putellas, que mostró su magia una vez más, es un buen ejemplo de ello.

El triunfo vuelve a colocar el balón y el rendimiento en el foco, y no es moco de pavo. España sabe jugar porque tiene buenas futbolistas y una idea. Es un estilo reconocible que ha triunfado. Y ya saben qué ocurre cuando hay éxito con una determinada forma de hacer las cosas: equipo que gana no se toca. Por eso hay que confiar en este grupo, capaces de ganar un Mundial y de abanderar los cambios. Unas modificaciones en las que los jugadores se han puesto de perfil. Y ya lo dijo Alexia: eso es posicionarse.