Sergio V. Jodar: "El fútbol es machista porque el mundo todavía lo es"

Como esos picapedreros del balompié, trabajadores incansables que alcanzan el éxito sin que nadie les regale nada, —a la manera de un Joselu que retorna al equipo de sus sueños a los 33 años, tras fajarse en mil batallas, o como James Vardy, pichichi de la Premier y campeón de liga con el Leicester tras hincharse a perforar redes en quinta división—, el éxito del periodista y escritor Sergio Vázquez Jodar no es fruto del azar tras lanzar una moneda el aire, sino que es resultado del innegociable esfuerzo y el trabajo constante, que viene acompañado —y es algo que se agradece por lo inhabitual­— de una sonrisa y la mayor de las disposiciones a echar un cable. Por eso, todo el que le conoce se alegra —como ocurrió en medio de esta entrevista— cuando le dicen que su Moneda al aire, su recién publicada novela con el sello Panenka, ha alcanzado la segunda edición. Con este libro está viendo puerta con más facilidad que Jacobo Fandiño, el delantero que protagoniza muchas páginas del citado libro.

La literatura es algo que no le es ajeno a este treintañero, nacido justo el año en que Barcelona entraba de lleno en la modernidad y se hacía olímpica, como tan bien ha retratado Miqui Otero en la novela Simón (2019). Es un gran lector, y también ha publicado un libro de relatos, César Aira gana el Premio Nobel, con la Editorial Franz. Escribe en la revista Panenka y ha colaborado con otros medios de comunicación, además de ser narrador en Movistar, Cope o Gol. Se siente más seguro fuera del césped, aunque lo cierto es que también ha probado lo que es desempeñarse en el verde, tanto como jugador como árbitro.

En Moneda al aire, Jodar relata la suerte durante una temporada de tres personajes dispares, pero que tienen en común la meta de acabar acudiendo al Mundial que se celebrará en la canícula. Fandiño es un ariete gallego con una dilatada trayectoria en etapas formativas, pero con muchas dudas fuera del terreno de juego, mientras que Bruna Vila es una periodista todoterreno; incansable, decidida y empoderada en un mundo donde aún huele a Varon Dandy. Por último, Vicente Parrado es un aficionado que abraza las apuestas, ya que no puede hacer lo mismo con su padre, un señor mayor con un currículum de comportamientos pretéritos bastante oscuro. Por las páginas de la novela, finalista del Premio Ateneo de Valladolid, pasan temas de índole social, por lo que es fácil aseverar que el libro excede por mucho al deporte rey. En este caso, lo que ocurre en el terreno de juego no se queda en el terreno juego, esto es, no se olvida cuando "el trencilla" ha pitado el final.

Podríamos concluir constatando que Sergio V. Jodar —su firma habitual como escritor— es una "futura promesa", si no fuese porque es ya una inequívoca realidad para las letras españolas —no solo las deportivas— y, sobre todo, porque al final caeríamos en otro de esos tópicos y frases hechas de los que tanto abusan los periodistas, y que, en su libro, el barcelonés señala con sorna.

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PREGUNTA. ¿De dónde parte la idea de escribir Moneda al aire?

RESPUESTA. Imagino que parte de haber estado en contacto con el fútbol desde pequeño. Desde siempre como aficionado y, en según qué épocas, como futbolista, periodista e incluso árbitro. Eso me ha hecho ver el fútbol desde diferentes ópticas y es lo que me apetecía hacer en el libro. Todas esas perspectivas se han juntado en la posición desde la que he visto el fútbol en los últimos tiempos: como escritor. Quería contar una historia y, casi sin saber que estaba construyendo una novela, me di cuenta de que el fútbol me servía para contar eso que quería plasmar.

P. Es un libro que está bien escrito, alejado de otros textos de memorias donde las anécdotas de los antiguos deportistas prevalecen sobre el cuidado estético de la palabra. ¿Cree que el fútbol y la literatura son dos artes que lindan bien?

R. La experiencia del fútbol no es 100% plena hasta que no se cuenta. Valdano explicó que él no lloró sobre el campo cuando ganó el Mundial con Argentina, lloró cuando escuchó la narración. A nivel mundano también nos pasa: lo mejor es contarlo o revivirlo después. El fútbol es mejor con literatura, y también creo que la literatura puede usar al fútbol para contar historias, como ha sido mi caso.

P. Cuando periodistas de la vieja guardia utilizan con cierto tono despectivo adjetivos como panenkita para referirse a algunos compañeros, ¿qué le suscita?

R. Nada, sinceramente. Cada uno que libre las batallas que quiera. Yo estoy muy orgulloso de colaborar en Panenka y no hablemos ya de haber publicado un libro con ellos. Para los que creemos en un buen periodismo es un refugio, como lector y como trabajador.

P. Usted pretende evidenciar el machismo que aún aparece en el balompié o en la prensa deportiva. ¿El mundo que rodea al fútbol es mayoritariamente machista a día de hoy?

R. Diría que el mundo todavía es machista, así que el fútbol también lo es. Además, por mucho que nos guste el fútbol, los aficionados debemos ser críticos y reconocer que en los estadios se ven los peores vicios de la sociedad: machismo, homofobia, racismo… Poco a poco, tanto en la sociedad como en el fútbol, se está ventilando y la situación está mejorando. No es casualidad que haya sido cuando se ha dejado entrar al fútbol jugado por mujeres. Con el #SeAcabó se avanzó muchísimo en el fútbol y también en la sociedad, porque muchas mujeres contaron su experiencia.

P. Escribe en Moneda al aire: "El auge de eso que se empeñan en llamar fútbol femenino, como si hubiera que ponerle siempre el apellido para dejar claro que es otra cosa". ¿Qué pasos habría que dar para que la brecha entre el masculino y femenino en España se equiparen?

R. Es una pregunta que por desgracia no sé responder. Lo primero que hay que hacer es escucharlas a ellas, que ya bastante tiempo han estado silenciadas. Las jugadoras son las primeras que dicen que no quieren cobrar lo mismo que ellos. Sí que debe equipararse en cobertura, y se está empezando a hacer. Ahí es donde tenemos la responsabilidad los medios de comunicación. Hay una función de educar al espectador que no se debería perder.

P. También introduce el tema de las apuestas deportivas en su libro, promocionadas antes por algunos equipos. ¿Qué pasos habría que dar, a su parecer, para que los comportamientos ludópatas dejen de ser una realidad en aficionados y jugadores?

R. Desligar el fútbol de las apuestas, que es algo que ya se está haciendo. El bombardeo de publicidad por suerte ha cesado. El problema es que las casas de apuestas han conseguido vender la idea de que si sabes de fútbol, ganarás dinero con esto. Eso es muy peligroso. Es un juego de azar, una apuesta es lo mismo que un cupón de la ONCE, en el sentido de que da igual lo que sepas de fútbol. Hay que seguir en ese camino de separar totalmente las apuestas y el fútbol.

P. Con cierta sorna también evidencia muchos tópicos del fútbol, como "se han impuesto las defensas" o "el gol antes del descanso ha sido psicológico". ¿Crees que los equipos de élite cuidan ahora más los aspectos comunicativos?

R. Sí, pero no en la dirección que a mí me gustaría. Salvo contadas excepciones, sigue siendo difícil que un futbolista se abra y diga lo que piensa. Vamos a un fútbol hiperbunkerizado, y eso ni como periodista ni como aficionado me gusta. Sólo se abren en entrevistas que saben que van a ser fáciles, o más entre amigos. Eso me encanta y yo lo consumo, pero no es periodismo en el sentido de hacer algunas preguntas que no le gusten al entrevistado. También es culpa de los medios tradicionales e incluso del aficionado, porque a la que algún futbolista se moja, habla claro o, incluso, de política, ya se le pone la cruz.

P. En el panorama narrativo contemporáneo hispánico continúan en boga los libros que abrazan la autoficción, aquellas obras en los que se introduce el "yo" del autor. ¿Cuánto del "yo" de Sergio V. Jodar encontramos en el personaje de la también periodista Bruna Vila?

R. Diría que nada y mucho. Ni mucho menos quería plasmarme a mí en un personaje, por mucho que fuera periodista. Por supuesto puedo nutrirme de algunas experiencias, pero no más que en los otros personajes. No tiene nada de autoficción en el sentido que se conoce a esta categoría estética. Además, Bruna es mujer, y si ya es diferente en cualquier ámbito de la vida, mucho más en lo que rodea al deporte, sobre todo en términos de desigualdad hacia ellas, desgraciadamente. Tienen que demostrar siempre mucho más, y en eso está basado el personaje.

P. Si nos centramos en la actualidad futbolística española, ¿qué le está pareciendo la temporada del Girona? ¿Se desinflará o podrá competir con los tres grandes cuando llegue la primavera?

R. Llevo dos meses diciendo que se desinflará, por lo que he estado equivocado. Obviamente el Girona me ha dado en los morros y está demostrando que, si no competir el título, estará todo el año arriba. Míchel es un entrenador top, tiene jugadores en un gran estado de forma y, junto a la Real Sociedad, me parece el equipo que mejor juega de la categoría.

P. Fandiño, Vila y Parrado tienen el propósito de acudir al Mundial. 2024 es también un año de campeonato de selecciones, aunque sea en el plano continental. Mójese, ¿qué selección ganará la Eurocopa?

R. Lo normal sería decir Francia, pero me quedo con Inglaterra, muy a pesar de su seleccionador. Llevan tiempo con un grupo de jugadores interesantes y me parece que ya en algún torneo han estado a punto de conseguirlo.

P. Empezamos con un pequeño test, con respuestas breves. ¿Cuál es el escritor que más le ha influido a la hora de redactar Moneda al aire?

R. David Trueba

P. ¿Cuál es su libro favorito?

R. 2666, de Roberto Bolaño.

P. ¿Cuál es el gol que más ha celebrado en su vida?

R. El de Iniesta en el Mundial.

P. ¿Con qué futbolista en activo le gustaría tomar una copa?

R. Leo Messi.

P. ¿Y con qué escritor?

R. Leila Guerriero.

P. ¿Qué jugador le gustaría que fichase su equipo?

R. Leo Messi, y no es coña.

P. Si pudiese elegir, qué preferiría, ¿un gol decisivo para ganar la final de la Champions League o llevarse el Nobel de Literatura?

R. El gol decisivo, sin duda. No existe una alegría tan pasional y descontrolada como marcar un gol. Y a poder ser que el pase me lo dé Messi.