Los culpables de lesión de Gavi y el castigo del negocio del fútbol que exprime a los jugadores

En Barcelona están que trinan por la gestión de Luis de la Fuente y los médicos con Gavi. Les señalan como los principales culpables de la grave lesión, por encima del ímpetu que tiene el joven jugador de querer estar en el campo en todo momento. Las explicaciones del seleccionador no convencen en el club, indignados por perder a uno de sus jugadores más importantes tras jugar todo el partido en Chipre y ser titular contra Georgia. La lesión, según De la Fuente, es un accidente y una desgracia, y la justifica como la parte fea del fútbol. El Barcelona, en la mañana de este lunes, confirmaba la rotura completa del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y una lesión asociada al menisco externo.

El error fue dejar que Gavi continuara en el campo del José Zorrilla tras sufrir el golpe en la entrada de Lochoshvili. En la siguiente jugada, en un salto, se produce la rotura. No está claro en cuál de las dos acciones se ocasiona el percance, pero hay una relación entre la primera y la segunda. La rodilla de Gavi quedó inestable tras recibir el golpe del futbolista georgiano. La solución, como medida de precaución, habría sido retirarle del campo de inmediato.

Gavi siempre quiere jugar y le dijo al doctor Óscar Luis Celada que podía seguir en el campo. A esto se agarra Luis de la Fuente para justificar que la lesión no es producto del golpe, y sí del salto. Gavi se probó en la banda, llegó a esprintar y se dio por hecho que podía seguir en el campo. Le tenían que haber parado. No era necesario que siguiera forzando, esa rodilla estaba tocada, pero el seleccionador tiró de tópico para decir que "el fútbol es una actividad de riesgo".

De la Fuente dijo antes del partido que Gavi es hiperactivo, un superdotado físicamente y que los buenos jugadores no descansan nunca. Creyó que el chico es irrompible y lo volvió a poner contra Georgia. Fue un accidente, una desgracia, pero también una negligencia. Los que más juegan siempre tienen más papeletas de sufrir una lesión. Es de sentido común. Tras el partido, el seleccionador compareció con gestos de drama y palabras en las que decía que era el peor día de su carrera. Reconoció que el vestuario es un funeral y que el chico estaba destrozado.

El destrozo es para Gavi, que se puede perder toda la temporada. Para el Barcelona y, por último, para la Selección. Pero el primer responsable de que Gavi no hubiera seguido en el campo es el doctor; el segundo, el seleccionador, y el tercero, el jugador. El partido contra Georgia no era una final.

TE PUEDE INTERESAR

Golpe a Camavinga y al Real Madrid: sufre una rotura de ligamento y tres meses de baja

Ulises Sánchez-Flor

Ya no se puede hacer nada, pero la lesión de Gavi pone de manifiesto que este calendario exprime a los jugadores, víctimas de una saturación de partidos y cada vez más riesgos. La lesión de Gavi se califica de accidental porque se trata de una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. Pero son la cantidad de minutos, viajes, los cambios de hábitos, entrenamientos y falta de descanso al pasar del club a la Selección los que provoca que los jugadores estén más expuestos a sufrir estos accidentes. Gavi se lesionó bajo la tutela de Luis de la Fuente y no de Xavi, por lo que se puede hablar de una acción fortuita y también de una mala gestión del seleccionador y los médicos.

Los clubes, perjudicados

A Vinícius le pasó algo similar a Gavi. El brasileño recibió una patada en una dura entrada, siguió jugando y, minutos después, se tiró al suelo. Tiene una rotura en el bíceps derecho que afecta al tendón distal. Los que se quedan rotos son los clubes, perjudicados por las bajas de futbolistas fijos en sus proyectos. Son los que pagan las consecuencias de estos parones de selecciones y no les compensa el dinero que reciben de los seguros de la FIFA y UEFA por lesiones de larga duración. Los 20.580 euros diarios que les corresponden no sirven para reparar el daño deportivo a los clubes.

Los clubes son los dueños de los futbolistas, los que tienen un seguimiento diario y un conocimiento detallado de sus límites. Pero tienen su cuota de responsabilidad y no están libres de culpa. Son los que se han cargado las pretemporadas para hacer giras por Estados Unidos y Asia, jugar partidos exigentes y muy bien pagados.

También tienen que decir algo los jugadores, los principales afectados que protestan con la boca pequeña y no son capaces de plantarse para que se les haga caso en sus tibias denuncias. No son máquinas, pero, cuanto más juegan, más dinero ganan por ir con la Selección, las primas y los patrocinadores. Al final del partido contra Georgia se le preguntó a los internacionales por la lesión de Gavi y ninguno puso el grito en el cielo. Nadie fue capaz de decir que hay que plantarse. "El fútbol cada día es más físico y hay más partidos. Ojalá miremos por el bien del fútbol y del espectador", es lo que dijo José Luis Gayà. Nada nuevo, en un colectivo poco unido para hacer fuerza y darle una vuelta al calendario.