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Adiós al regate que enamoró a Florentino: Hazard confirma su retirada a los 32 años
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ERA LO ESPERADO

Adiós al regate que enamoró a Florentino: Hazard confirma su retirada a los 32 años

El belga ha confirmado que deja al fútbol después de estar los últimos cuatro meses sin equipo. Su sueño era jugar en el Real Madrid, pero su rendimiento no fue el esperado

Foto: Hazard, en su último partido con Bélgica. (EFE/Abir Sultan)
Hazard, en su último partido con Bélgica. (EFE/Abir Sultan)

Eden Hazard ha puesto fin a su carrera a los 32 años y es justo decir que se retira uno de los futbolistas más talentosos de la última década. En los últimos cuatro meses estuvo sin equipo, quién sabe si mentalizándose de que despedirse era la mejor decisión. Tal vez el belga no tuviera más ganas de jugar tras las últimas temporadas en el Real Madrid, condenado a un ostracismo que jamás había sufrido. Cuando uno dice que se va, es que ya se ha ido.

Nunca antes se vio un ocaso similar con precedentes tan extraordinarios. Hazard estuvo entre los tres mejores jugadores del Mundial en 2018, cuando lideró a Bélgica hasta la tercera posición en el torneo, el mejor resultado del país. Florentino Pérez necesitaba un galáctico tras la salida de Cristiano Ronaldo y se le puso a tiro. El belga llegó a Madrid con 26 años y por méritos propios. Pocos futbolistas levantaban del asiento a un estadio en ese momento, cuando Mbappé estaba en proceso de pasar de jugador emergente a emergido.

Sin ganas de jugar

"Es hora de disfrutar la vida con mi familia y amigos bebiendo unas cervezas", explicó cuando en septiembre se estrenó un documental sobre la selección belga. Hazard tenía la mente en otro sitio y así es en realidad cómo se fragua la retirada. Esas largas comidas, quizá con sobremesa, no son factibles en caso de estar en activo. Estaba cansado del peaje a pagar por ser futbolista.

Ni Lopetegui, Ni Solari, ni Zidane ni Ancelotti le otorgaron el protagonismo esperado tras su fichaje. "En el Real Madrid estoy en un callejón sin salida", dijo el belga durante el Mundial de Qatar. No triunfó en el club, porque no fue capaz de salir de ese laberinto. Al menos descubrió la ciudad, en la que todavía sigue viviendo.

Hazard no alcanzó el estatus de prócer en Madrid. En Londres, en cambio, no ocurrió lo mismo, porque fue ungido a una categoría casi divina. Fue responsable de que el Chelsea ganara en dos ocasiones la Europa League bajo su liderazgo, determinante para que vistiera de blanco. Aunque vio menos el sol en Inglaterra, se ganó el cielo.

placeholder Hazard triunfó a lo grande en el Chelsea. (Reuters/Peter Powell)
Hazard triunfó a lo grande en el Chelsea. (Reuters/Peter Powell)

El regate como elemento diferencial

Fue un regateador en tiempos de escasez en el fútbol. Como Bryan Zaragoza, perteneció a esta estirpe y defendió el romanticismo de este deporte con un alegato constante al barrio. Hazard era un estupendo fumador debajo del agua, capaz de sortear a los rivales como si fueran barriles. Fue un magnífico trilero en el arte del engaño.

El fútbol tiene más semejanzas de las que parece con el póker. Muchos van de farol, pero Hazard tenía las mejores cartas. Su velocidad, desborde y regate eran elementos únicos que le hicieron apetecible para muchos equipos. Él, sin embargo, tenía claro que su objetivo era triunfar en el Madrid. Lástima que el sueño se convirtiera en su peor pesadilla.

Su adiós no ha pillado a nadie por sorpresa. Ni siquiera se ha visto como una despedida, porque hacía tiempo que no se le consideraba un futbolista. En los últimos años, se limitaba a pasearse por el Bernabéu para ocupar su sitio en el banquillo. El epílogo llegó antes de lo esperado por motivos poco aparentes. Esa es la pena: saber que la herida fue profunda y no haberle encontrado remedio.

Eden Hazard ha puesto fin a su carrera a los 32 años y es justo decir que se retira uno de los futbolistas más talentosos de la última década. En los últimos cuatro meses estuvo sin equipo, quién sabe si mentalizándose de que despedirse era la mejor decisión. Tal vez el belga no tuviera más ganas de jugar tras las últimas temporadas en el Real Madrid, condenado a un ostracismo que jamás había sufrido. Cuando uno dice que se va, es que ya se ha ido.

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