76.330€ por minuto: el desprecio de Ancelotti a Hazard y cómo el Madrid busca romper el contrato

A Carlo Ancelotti se le acabó la paciencia con Eden Hazard. Lo que hizo en el partido contra el Sevilla fue contundente, no dándole ni un solo minuto en un partido en el que el equipo tenía las bajas de Benzema, Vinícius, Marco Asensio y Mariano. El entrenador empezó con Rodrygo de delantero y acabó con el canterano Álvaro Rodríguez. Llegó a modificar el once con los cambios hasta poner a los cuatro centrales juntos (Rüdiger, Nacho, Militao y Alaba) y jugar con cinco centrocampistas (Tchouaméni, Kroos, Modric, Camavinga y Ceballos). El belga siente el desprecio.

La estrategia del Real Madrid es poner la pelota en el tejado de Hazard. Le queda una temporada de contrato, pero no entra en los planes. No se lo ha ganado ni ha sido capaz de aprovechar algunas de las oportunidades que le han dado. Ancelotti no tiene ningún remordimiento de conciencia, no cree que haya cometido alguna injusticia con un futbolista al que le dijo a principio de temporada que tendría más protagonismo y le dio el rol de suplente de Benzema. Ni antes del Mundial y menos después se ha visto que Hazard podría marcar las diferencias. En el Real Madrid tenían esperanzas después de que hace un año en Cibeles cogiera el micrófono y dijera a los aficionados: "Lo voy a dar todo por vosotros".

No ha dado motivos para jugar más. Es la postura de Ancelotti, que lo ve entrenar todos los días y es el primero que no sabe explicar por qué tiene menos velocidad y no es desequilibrante. El entrenador le ha señalado públicamente con la decisión de no jugar ni un solo minuto en el Sánchez Pizjuán. También lo puso en evidencia en la hora de partido que le dio contra el Getafe en el Bernabéu, antes del encuentro contra el Manchester City en el Etihad. Hazard no se fue de nadie ni consiguió disparar a portería. Cada arrancada que intentaba acababa en el suelo. Esta es la imagen que corrobora el pobre nivel competitivo que tiene el belga y que ve Ancelotti todos los días en los entrenamientos.

Una ruina

Antes del partido contra el Sevilla, en la sala de prensa, el entrenador le envió un mensaje muy firme: "Si no está contento tiene que pedir al club una salida". Ancelotti dice que los contratos hay que respetarlos, pero con Hazard se planta. No lo quiere en el equipo de la próxima temporada, prioriza otros fichajes para reforzar el ataque y empiezan a salir nombres de delanteros (el inglés Harry Keane, el brasileño Roberto Firmino, el francés Moussa Diabby, el español Joselu...). Cualquiera le valdría a Ancelotti para tener más contundencia arriba tras una temporada en la que Benzema no ha tenido recambio.

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En el club también hay una enorme decepción con un futbolista del que se esperaba que pudiera subir su rendimiento una vez que confirmó que estaba superada la lesión en el tobillo. Hazard ha ido a peor en el campo y es una ruina en lo económico. Es el futbolista mejor pagado de la plantilla, con una ficha de 30 millones de euros brutos, y solo ha disputado 10 partidos (393 minutos). Las cuentas hacen daño. Cada partido del belga tiene un coste de 3 millones de euros y cada minuto sale por 76.330 euros.

La comunicación entre Ancelotti y Hazard es casi nula. Apenas cruzan palabras, no tienen feeling. El entrenador tiene que volver a sentarse con el belga para comunicarle, en esta ocasión, que no cuenta con él y que si se queda en la plantilla va a tener muy complicado jugar partidos. La relación de confianza está rota. Quedó muy tocada en el partido contra el Cacereño, a principios de enero, cuando le dio la titularidad y al belga se le vio desmotivado. Lo quitó del campo para meter a Álvaro Rodríguez. Desde ese día se perdió los siguientes 20 partidos hasta la goleada con el Valladolid en el Bernabéu, donde salió para jugar la última media hora. El balance es de un gol y una asistencia.

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La posición de Hazard para defender que quiere cumplir la temporada de contrato que le queda es débil. Pidió este año para reivindicarse, no lo ha conseguido y el Real Madrid busca cómo romper el año que le queda. Es una situación similar a la que sucedió con James. Al colombiano le acabó dando la carta de libertad para que le quisiera otro equipo. Fichó por el Everton. Se parece también a la de Bale, al que no quería Zidane y el club le dio salida al Tottenham asumiendo la mitad del salario del galés.