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La mejor semana del Madrid: Kroos domina, vuelve Carvajal y el City 'ganará' la Champions
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DESDE EL MUNDO REAL

La mejor semana del Madrid: Kroos domina, vuelve Carvajal y el City 'ganará' la Champions

El conjunto madridista volvió a dar una lección de fútbol en la Liga de Campeones, donde los analistas no confían en los blancos y sí en un City que todavía no ha ganado la 'orejona'

Foto: Kroos, el gran dominador del medio del campo. (EFE/Juanjo Martín)
Kroos, el gran dominador del medio del campo. (EFE/Juanjo Martín)

Abril, el mes más cruel excepto para los madridistas. Este es el resumen de una semana de primavera donde el Real ha dejado una pisada más hacia un destino que ya se comienza a percibir.

El miércoles se jugaba en Europa una Champions agazapada, sin dueño, en un tiempo —que parece de transición, en realidad todo dentro y fuera del fútbol parece ahora de transición— dominado por la Premier en los fichajes, el brillo y la literatura... pero no en la realidad. El Chelsea ya no habita ninguna pesadilla del Madrid, no ha llegado a convertirse en un destino histórico contra el que chocar a pesar de que en 2021 lo parecía. Esta generación de jugadores blancos atraviesa los miedos con un ligero parpadeo y los disuelve en el metal hervido de su talento.

Foto: Rodrygo fue el MVP del encuentro. (Reuters/Marcelo Del Pozo)

El Chelsea de 2021 parecía un alienígena venido del futuro, granito en movimiento, puñales en el área. El Chelsea de 2022 era un acorazado muy serio que cañoneaba sin respiro y que nunca sacó la bandera blanca. Tras 600 millones de euros, el Chelsea de 2023 es un conjunto de nombres esparcidos de cualquier forma por el césped. Un tipo de equipo de los que ha habido muchos: aquel Inter de hace dos décadas, el PSG de los últimos años, el Barcelona de los ochenta. Equipos sin alma y sin objetivos y que son mucho menos que la suma de sus partes. Aun así dejaron una jugada en el primer minuto que recordó una fragilidad del actual Madrid. Una recuperación en campo propio y un pase largo con Joao Félix en solitario contra la portería de Courtois perseguido por un inmisericorde Militao. El brasileño le comió paso a paso el terreno al portugués, que se sacó un tiro sin veneno en una ocasión que define el ocaso de una carrera deportiva. La de Joao. Lento, miedoso, inane. Defectos de una estrella que se cree artista y todavía no llega a jugador de fútbol.

Esa fragilidad del Madrid es la dificultad para presionar en un medio campo con Modric y Kroos. Esos genios que acabarán dictando las normas del fútbol como las cabezas parlantes de Futurama. Desde su mente, abriéndose paso entre los miedos de los contrarios, sin necesidad de rozar la bola ni pelearse con el rival. El equilibrio de Ancelotti ha conseguido que tras cada debilidad se esconda una fortaleza. Militao guarda la pradera hacia atrás, eso que antes hacía Ramos con Marcelo. Y Camavinga como falso lateral tiraniza una diagonal hacia adelante con un juego que nadie canta porque nadie entiende del todo. No tiene antecedentes y tampoco límite. Es un objeto brillante al que el fútbol parece quedársele pequeño. Las imágenes de sus redes sociales nos muestran el entrenamiento de un superhéroe que después de salvar el mundo vuelve a su casa para fregar los cacharros de la cena familiar.

Ante el Chelsea, el Madrid hizo una cosa que parecía imposible. Dominó el partido de cabo a rabo. Soplo los vientos, recogió los rechaces, marcó los goles y solo dejó una ocasión al rival. Ese fue el único momento dramático de la función que fue seguido por el primer gol madridista. Una jugada sin previo aviso, fuera de la táctica y de la ley de la gravedad, que es donde está situada la ceremonia de este equipo. A un Kroos rodeado de contrarios (y los niños deben saber que si un jugador está rodeado, hay otro que está solo), le llega un balón carente de objetivos y de moral (no es un balón bendecido por el tiralíneas de Pep). Es su sitio favorito, desde donde domina el universo: tres metros por delante del medio campo y muy escorado hacia la izquierda. Kroos roza la pelota con esa forma tan suya que es mitad látigo, mitad poema y en el medio del cuadro aparece Carvajal, tan alejado de su hogar que sabíamos que algo iba a pasar. El de Getafe no lo piensa y pone un pase dulcísimo, un globito tierno hacia el área donde Vinícius entraba como una demolición. Pam, le da Vini a la pelota cayéndose un poco como aquellos remates de Cristiano y es casi gol, aunque el portero la roza y de atrás llega Benzema para rubricar el 1-0.

placeholder Benzema y Vinícius celebran el primer gol ante el Chelsea. (Reuters/Juan Medina)
Benzema y Vinícius celebran el primer gol ante el Chelsea. (Reuters/Juan Medina)

No había nada y ahora es gol. Ya está. El balón que viene y el balón que va. Carvajal puso esa gota de talento preciso para desvestir a los contrarios. Solo dos pases y un remate. Velocidad mental, velocidad de ejecución y el físico lo puso un brasileño un poco gamberro. Un brasileño que, además, aprende cada vez un truco nuevo. El remate en escorzo con contrarios amontonados. Una jugada así y el dominio subsiguiente del Madrid, no se puede resumir en un conjunto de números bailando sobre el césped. No es un 4-4-3 mutante, ni un entrenador que busca superioridades por dentro y las consigue retrasando un delantero o con una defensa de tres. La táctica llega donde no llega el talento y Ancelotti sabe que estos jugadores (Kroos, Modric y Karim) están en la plenitud de su talento, aunque en la decadencia de su físico.

Su técnica está intacta y su inteligencia es panorámica, profunda y revela el sentido real de las cosas. Como la de aquel Velázquez al final de su carrera, que estuvo meses pensando en Las Meninas para pintarlas únicamente en 10 sesiones. En cada pincelada, cabía la historia de la pintura. Cada gesto era esencial y el artista esculpía hacia atrás hasta dar a luz a una pintura que estaba escondida dentro del lienzo. Los jugadores del Madrid acaban encontrando siempre el hilo de los partidos europeos hasta dominarlos por caminos que casi se diría subjetivos. Descubren las jugadas escondidas en los defectos de los adversarios. Se hace la luz por un momento y van cayendo los goles y las victorias. Nadie sabe muy bien cómo, así que nadie habla mucho de ello. Son el Nápoles o el nuevo Milan, las criaturas fascinantes. Y por supuesto, es el City el gran dominador de una competición que, según los analistas, ganará cada año con poco margen para los adversarios.

De Oteiza decían que esculpía en el vacío, pero Kroos va más allá. Construye sobre el silencio pequeños palacios llenos de aire y geometría

El partido acabó 2-0 y se pueden sacar pequeñas conclusiones:

  1. Carvajal parece el jugador más sencillo del universo. Pero sus transformaciones en Champions son como las parábolas de Jesús. Un manantial de sabiduría que se vuelve inexpugnable al acercarse. Tiene la intuición de la jugada de gol. Sabe arriesgarse en el momento en que se abre el paso entre dos dimensiones.
  2. De Oteiza decían que esculpía en el vacío, pero Kroos va más allá. Construye sobre el silencio pequeños palacios llenos de aire y geometría. Le da volumen a sus pases, que tienen arbotantes y caídas. Verle es como un viaje a Florencia. Admira uno sus cúpulas y su maniera con soluciones artísticas para problemas prácticos.
  3. Nada tendría valor sin Vinícius abriendo y cerrando las puertas, y colándose por todos los túneles.
  4. Militao, Camavinga y Valverde son suficientes para sujetar a un equipo e invadir un país.
  5. Rodrygo tiene que aprender a situarse en el área cuando la jugada no es suya. Debe enseñarle Raúl, el menos brasileño de los genios. Pocos días después, contra el Cádiz, en Liga, dejó un rosario de regates pocas veces vistos entrando por la izquierda. Parecía mover objetos con la mente, pero la izquierda es de Vinícius. O quizás no, porque Ancelotti ve lo mismo que nosotros y siempre acaba actuando cuando la realidad se hace patente.
  6. El Madrid juega mucho más y mucho mejor que el año pasado. No es solo la mística, esa forma de jugar con la ansiedad de la competición. No es solo Karim y su compañero de lunas, Vini. No son solo los trazos de la canción que van dejando Modric o Kroos. Son tres partidos contra rivales ingleses (Liverpool y Chelsea) dominados completamente por el Real por sitios inexpugnables al análisis. El Real entra y sale de la corriente del partido por puertas secretas, descansa —falsamente— a ratos, y mata los encuentros con suficiencia y cada vez de una manera diferente.
placeholder Los blancos celebran su victoria en la Champions. (EFE/Juanjo Martín)
Los blancos celebran su victoria en la Champions. (EFE/Juanjo Martín)

En el día después, se volvió a hablar de los candidatos a levantar la orejona. Por supuesto, el Madrid no estaba allí. No estaba a principios de temporada, no estaba el año pasado y lleva sin estarlo desde que Di Stéfano se jubiló. No es un misterio, esto y menos en la gran época de los analistas que son incapaces de predecir nada con un Real Madrid hecho de todos nuestros sueños sucesivos. Los analistas —tribu que surgió con Pep— buscan una idea trascendente en el fútbol. Principios irrenunciables e innovaciones tácticas de las que hablar durante la semana. Parece que no les interesa la victoria, sobre todo cuando ganan los blancos. A los que no le interese la victoria, que se dediquen al punto de cruz o a dar largos paseos por la orilla del río. Nadie les exigirá ganar, pero al fútbol —como teatro de la batalla y del instinto reglado— se viene a ganar o a perder. A la felicidad gratuita o a la miseria.

Realmente, el Madrid produce más historia de la que puede digerir. Es el inventor de la Copa de Europa y está, por tanto, en el inicio de todos los relatos sagrados. Es todo y es nada a la vez. Es todo porque es el origen y es la regla de medir, pero es tan grande que se convierte en el lugar común del fútbol. Y eso hace que una y otra vez se le minusvalore como si fuera la nada. No hay un asidero para medirle. Así que lo de siempre. Para no desaparecer, la única opción es abrirse camino en la selva a machetazos hasta descubrir el claro donde se esconde la Champions.

Ese trofeo que, al parecer, ha vuelto a ganar el Manchester City. Vaya. Otra vez será.

Abril, el mes más cruel excepto para los madridistas. Este es el resumen de una semana de primavera donde el Real ha dejado una pisada más hacia un destino que ya se comienza a percibir.

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