Vinícius Júnior es un provocador y otras verdades sobre el brasileño que nadie quiere escuchar
El extremo del Real Madrid se va de Rabat como el futbolista más destacado del torneo, el máximo goleador y uno de los jugadores más aclamados por el público. Volvió a ser clave en una final y ya está entre los mejores del mundo
- Celta - Atlético de Madrid, en directo
Vinícius Júnior provoca. Es una realidad incómoda que nadie está dispuesto a escuchar. El brasileño provoca impotencia entre los rivales, desesperación en los sistemas defensivos y rabia en aquellos que no pueden frenar su fútbol eléctrico y despampanante por la vía legal. Solo queda masacrarlo a patadas para frenarlo. Al menos si no eres un defensor de primer nivel. Al Real Madrid también le provoca. Provoca alegrías entre la afición con carreras relampagueantes, goles vitales, asistencias de primerísimo nivel y un cañón ofensivo en la banda izquierda blanca. Vinícius Júnior es un provocador nato. Precisamente en esa instigación de la magia y la fantasía radica su grandeza como futbolista de primerísimo nivel, tal y como ha vuelto a demostrar en el Mundial de Clubes que el Real Madrid conquistó en Rabat tras vencer al Al Hilal (5-3) en la gran final.
En un momento donde el regate agoniza y cada vez cuesta más encontrar extremos veloces capaces de pisar la línea de cal y desbordar, el brasileño es un soplo de aire fresco que se convierte en ciclón a la mínima ocasión. Una pieza en el campo que te permite sembrar el pánico a 40 metros del área y rival y sacar ventaja de la cantidad de jugadores que aglutina cuando recibe la pelota. El Mundial de Clubes de Vinícius Júnior se cierra con la victoria del Real Madrid, con nueve goles a favor en dos partidos a nivel colectivo y tres goles, una asistencia y un penalti provocado por el extremo blanco en 180 minutos. La confirmación definitiva de su ascenso fulgurante a la élite del fútbol mundial.
No ha habido un delantero tan peligroso en la competición como Vinícius Júnior. Tampoco más decisivo ni letal. En medio de una vorágine mediática que amenazaba con colocar al brasileño en el ojo del huracán en Rabat (Marruecos), Vinícius Júnior recibió el Balón de Oro del Mundial de Clubes que le acreditó como el mejor futbolista del torneo. De sus tres tantos, dos sirvieron para abrir la lata en la semifinal y la final. Poco más que añadir. Incluso sin Karim Benzema a su mejor nivel y entre algodones, el Real Madrid ha encontrado en Vinícius Júnior un futbolista que tira del carro, al que no le pesa la presión infernal que arrojan ni los rivales ni los medios de comunicación sobre él.
Licencia para hacer historia
A sus 22 años, Vinícius Júnior ya ha marcado en dos grandes finales: la de la Champions League ante el Liverpool y la del Mundial de Clubes ante el Al Hilal. Es más, el brasileño es el máximo goleador del equipo blanco en la presente temporada con 16 tantos y el máximo asistente con 7 pases de gol. Y eso sin encargarse de ejecutar los penaltis de su equipo. En otras palabras, está a seis goles de superar su registro de la campaña pasada y ya iguala el número de pases de gol conseguido en el curso 2021/22... con 19 partidos menos. Son datos extraordinarios para un futbolista que ha ido puliendo su definición mientras crecía en el club más exigente del mundo.
En estos dos duelos disputados lejos de las fronteras españolas no ha recibido cánticos racistas, entradas con ánimo de lesionarlo ni insultos de sus rivales. Nadie tiene la sensación de que sea un futbolista que le guste meterse con el rival, humillarlo, picarlo ni desquiciarlo con juego subterráneo o palabras picantes. Al contrario, Vinícius ha sido uno de los jugadores más aclamados y solo le han hecho cuatro faltas en dos partidos. Por supuesto, nadie dice que no se le pueda atar en corto a través de faltas tácticas, incluso agarrones y alguna patada a destiempo. Sin embargo, lo que vimos en Mallorca y en la visita del Valencia al Santiago Bernabéu corresponde a otra categoría de agresividad, cacería y violencia. Lo dijo Carlo Ancelotti en rueda de prensa con una frase que todavía retumba: "El problema no es de Vinicius, es un problema del fútbol español".
El mimo del técnico italiano, que en las últimas semanas ha alzado la voz hasta convertirse en el mayor protector del brasileño, ha disparado la confianza de Vinícius Júnior. Es muy probable que, junto a Éder Militao, quien más le haya defendido en estos últimos días haya sido Joao Félix en su incendiaria entrevista en Diario AS, donde el luso afirmó "Vinícius Júnior no provoca; quizás lo critican porque es mejor que los demás. Porque hace regates que no hace el resto. Porque marca goles que otros no. Le diría que siga haciendo lo mismo".
Ancelotti es uno de los principales culpables de la mejora en la definición del jugado brasileño, que ya previamente había enseñado una personalidad a prueba de bombas. "Tiene calidad en el uno contra uno, para marcar goles le he dicho que es muy difícil anotar marcar tras muchos toques. Hay que marcar en uno o dos toques, y eso ha hecho en su gol", decía el máximo responsable del cuerpo técnico al inicio de temporada pasada.
En apenas cuatro años, Vinícius Júnior ha pasado de ser un proyecto de estrella que fallaba goles cantados, enviaba a las nubes ocasiones claras y tropezaba al adentrarse en el área en un recurso ofensivo voraz. Algunos no pueden soportar no reírse de él. Se han acabado las burlas y la nueva realidad les abruma. La clave se encuentra en la tenacidad y el carácter del brasileño para volverla a pedir, encarar y arrollar. Solo hace falta comprobar cómo definía anteriormente y cómo ejecuta ahora a los porteros. No utiliza ni la misma superficie de contacto, optando ahora por el interior al palo largo del guardameta.
El gol, su gran asignatura pendiente, ya está aprobada hace tiempo. Tiene puntería, olfato anotador y ya ha marcado o asistido contra Valencia, Sevilla, Barça, PSG, Chelsea, Manchester City y Liverpool. Ya nadie se atreve a burlarse de las definiciones de Vinícius Júnior. Solo queda buscar llevarlo al barro para tratar de detenerlo por la vía del juego sucio. Quienes dicen que se desconcentra y se disfruta de revolcarse en la polémica no comprueban su trayectoria ascendente. Ha encontrado el punto intermedio entre la aceleración constante, la técnica, el control del balón y la ejecución hasta convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo. Solo él sabe su techo. De momento, los títulos van engordando sus vitrinas con tan solo 22 años.
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Vinícius Júnior provoca. Es una realidad incómoda que nadie está dispuesto a escuchar. El brasileño provoca impotencia entre los rivales, desesperación en los sistemas defensivos y rabia en aquellos que no pueden frenar su fútbol eléctrico y despampanante por la vía legal. Solo queda masacrarlo a patadas para frenarlo. Al menos si no eres un defensor de primer nivel. Al Real Madrid también le provoca. Provoca alegrías entre la afición con carreras relampagueantes, goles vitales, asistencias de primerísimo nivel y un cañón ofensivo en la banda izquierda blanca. Vinícius Júnior es un provocador nato. Precisamente en esa instigación de la magia y la fantasía radica su grandeza como futbolista de primerísimo nivel, tal y como ha vuelto a demostrar en el Mundial de Clubes que el Real Madrid conquistó en Rabat tras vencer al Al Hilal (5-3) en la gran final.
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