El millón de euros que le duele a Ángel Torres por el finiquito de Míchel
Ángel Torres no perdona que Míchel denunciara en los tribunales su despido del Getafe para cobrar el finiquito, tras ocho partidos, y el presidente le califica de "mal entrenador"
Ángel Torres ha esperado su momento para pasar factura a Míchel por llevarle a juicio para cobrar el finiquito de su despido. El presidente del Getafe ha sido duro con el entrenador que estuvo las primeras ocho jornadas y decidió echarle por tener al equipo en el último puesto de la clasificación. Un punto de 24 fue lo que condenó a Míchel. La ruptura (el 4 de octubre de 2021) parecía amistosa. La relación entre ambos era cordial, incluso de amistad. Todo se estropeó cuando Ángel Torres se sintió traicionado por Míchel por denunciar al Getafe por impago del finiquito. El presidente se llevó una sorpresa. Contaba que Míchel perdonaría el finiquito. Con que no era necesario hacer un pago porque así lo tenía hablado con el representante del entrenador si en la primera temporada no se cumplían los objetivos.
Míchel fue despedido en la jornada octava y esto ya era motivo suficiente para Ángel Torres. Con solo ocho partidos y un punto no podía pagarle las dos temporadas que figuraban en el contrato. La postura inicial de Torres cuando negoció con el agente de Míchel era firmarle por una temporada, pero fue el representante el que le dijo "dale dos que luego no va a haber ningún problema si pasa algo", según la versión del presidente del Getafe. Ha habido algo más que problemas. Míchel decidió denunciar al Getafe alegando una "discrepancia de criterios" y el asunto quedó judicializado. Las relaciones pasaron a ser tensas.
Tras meses de litigio entre los abogados de las dos partes, el acuerdo al que han llegado es a un pago de algo más de un millón de euros. Es una cantidad menor a la que le correspondería por contrato a Míchel, que además defiende que ha dado todo tipo de facilidades para el cobro y que incluso estaba dispuesto a renunciar al dinero si el Getafe no se mantenía en la Primera división. Pero a Ángel Torres no le parece correcto cómo se han sucedido los acontecimientos y ha pasado a la acción.
La apitud y la actitud
El presidente del Getafe ha sido duro con Míchel y, tras conseguir la permanencia en la penúltima jornada, se ha despachado contra su ex entrenador: "Teníamos una buena plantilla y un mal entrenador. Corregimos y cambiamos. Me equivoqué", son las palabras que duelen a Míchel. No se ha callado y ha decidido defenderse públicamente. "Aunque es un magnífico presidente, cuando tiene un micrófono delante se lía. Sus palabras son feas, innecesarias e incongruentes porque para ser un mal entrenador es la tercera vez que me ha propuesto entrenar al Getafe. A mí la plantilla sí me gustaba, pero ficha a cinco jugadores en diciembre. Yo no le he puesto ningún problema para cobrar. Es más, le ofrecí un calendario de pagos", es cómo se defiende Míchel en la Cope.
Pero lo que más le duele a Míchel son los motivos que alegó el Getafe en su carta de despido. Se referían a una falta de aptitud y actitud. Lo primero lo deja pasar, pero lo segundo le enerva. "La falta de actitud no la consiento", dice. Míchel no está dispuesto a que se ponga en duda su profesionalidad ni se ensucie su imagen. Sobre todo de cara a los aficionados del Getafe. Se declara un aficionado más del equipo azulón, ha estado apoyando a los jugadores e, incluso, a Quique Sánchez Flores durante la temporada. El problema es que Ángel Torres se ha sentido traicionado, en el asunto de su finiquito, y así se explica su reacción.
Míchel llegó al Getafe para sustituir a Bordalás, un entrenador que dejó huella en el club y entre los aficionados. El Getafe es un club presidencialista, en el que Torres controla toda la gestión en sus áreas e interviene en cualquier tipo de decisión. A Míchel le fichó él, era su apuesta, y cuando le despidió el comunicado oficial del club decía: "Le agradecemos el compromiso y profesionalidad que ha demostrado desde su llegada con este club y su dedicación en todo momento". El presidente pasó de hablar de que tuvo mala suerte por el duro calendario de principio de temporada, de su compromiso a una falta de actitud.
Ángel Torres y Míchel han chocado. El presidente se ha sentido engañado por el representante (al que también consideraba como un amigo) y el entrenador no quiere consentir que le pasen factura y se ensucie su imagen. Míchel considera que tuvo un inicio de temporada de máxima exigencia. Se enfrentó a equipos de la parte alta de la clasificación (Barcelona, Atlético, Sevilla, Betis...) y le echaron tras un empate contra la Real Sociedad. La plantilla, tras la larga etapa de Bordalás, tenía que adaptarse a Míchel y el nuevo técnico pidió tiempo. La paciencia duró ocho jornadas y tras la denuncia el final entre las dos partes está siendo polémico.
Ángel Torres ha esperado su momento para pasar factura a Míchel por llevarle a juicio para cobrar el finiquito de su despido. El presidente del Getafe ha sido duro con el entrenador que estuvo las primeras ocho jornadas y decidió echarle por tener al equipo en el último puesto de la clasificación. Un punto de 24 fue lo que condenó a Míchel. La ruptura (el 4 de octubre de 2021) parecía amistosa. La relación entre ambos era cordial, incluso de amistad. Todo se estropeó cuando Ángel Torres se sintió traicionado por Míchel por denunciar al Getafe por impago del finiquito. El presidente se llevó una sorpresa. Contaba que Míchel perdonaría el finiquito. Con que no era necesario hacer un pago porque así lo tenía hablado con el representante del entrenador si en la primera temporada no se cumplían los objetivos.
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