La agonía del campeón: cómo el Atlético de Simeone ya ha perdido LaLiga en diciembre
Por primera vez en 10 años, Simeone suma tres derrotas seguidas en LaLiga. Falta determinación en las áreas, personalidad y jerarquía. Suárez se enfada y Oblak falla
Por primera vez en la 'era Simeone' -hablamos de una década-el Atlético de Madrid ha encajado tres derrotas seguidas en LaLiga (Mallorca, Real Madrid y Sevilla). ¿Qué le está sucediendo al actual campeón de Liga para no poder defender el título ni media competición? ¿Es grave, doctor? La respuesta corta es sí. La respuesta larga trata de desgranar los problemas de un equipo irreconocible que ha perdido sus mayores rasgos competitivos. Ni siquiera la agónica victoria en el alambre ante el Porto (1-3) que dio el billete a octavos de final de la Champions League ha servido para impulsar al conjunto colchonero y rescatarlo de la deriva que vive en la competición de la regularidad. La temporada liguera está siendo un desastre y el Atlético, una incógnita andante.
Simeone, que se agarra a la fortaleza del grupo, apuntó directamente a una palabra en la rueda de prensa posterior a la derrota en Sevilla: contundencia. "Esa contundencia es la que nos acerca a posicionarnos en los partidos, la que hace que las cosas rueden naturalmente. Es un momento de dificultad, no acompañan los resultados. Lo que hace que después podamos jugar con más tranquilidad. La responsabilidad es mía, pero confío en ellos". Una frase que repitió en la derrota contra el Real Madrid: "La contundencia del Madrid desordenó el partido, en el segundo crecimos, tuvimos alguna situación de peligro, pero luego vino el segundo gol, ganaron de forma justa. La contundencia decidió el partido", dijo el argentino.
En otras palabras, un proyecto que tocó su techo dominando las áreas y el balón parado y siendo una roca defensiva en sus inicios se ha convertido en un equipo frágil en la zona donde se deciden los partidos, un caramelo a balón parado y es el séptimo más goleado de toda LaLiga (20 goles en contra). Mientras el equipo "lleva muchos goles encajados a balón parado" en palabras de Koke, el Atlético de Madrid es el club que más tantos ha marcado de cabeza (seis). Una contradicción muy curiosa para un equipo con múltiples problemas.
Un flan defensivo
El Atlético es un castillo con cimentos de arenas movidas. Jan Oblak, mejor portero de LaLiga en cursos anteriores, ha encajado seis goles en los últimos ocho disparos que ha recibido. La sangría defensiva empieza en su portero y se expande por una zaga plagada de bajas (José María Giménez, Stefan Savic y Kieran Trippier) que cuenta con un agujero negro entre sus centrales. Ni Felipe Monteiro ni Geoffrey Kondogbia (defensa de urgencia) están aportando seguridad a un sector sensible, mientras que Mario Hermoso, más importante por sus decisiones con la pelota que por sus atributos defensivos, es un manojo de nervios en cada encuentro de altos vuelos.
El equipo es pura incertidumbre y se rompe en los momentos duros porque sufre una falta flagrante de concentración y atención defensiva. Solo así se explica que haya encajado siete de los últimos 12 goles a partir del minuto 75. De hecho, si uno compara los datos actuales con los del curso pasado, se puede observar cómo el club colchonero ha encajado en 17 jornadas 20 goles, tan solo cinco menos de los que encajó en toda la temporada pasada (25). Pero aún hay más. De los 23 partidos jugados esta temporada, solo ha dejado la portería a cero en seis ocasiones (un 26.08% de las veces). De ese Atlético de acero se ha pasado a un equipo que transmite ausencia de confianza y un cierto bloqueo mental en los últimos minutos.
"Tenemos muchos más goles a favor que el año pasado, pero también en contra. La diferencia son las características de los jugadores. Hemos mejorado mucho la fase anotadora, pero también sufrimos más atrás", declaró Simeone en la 2020/21. Por entonces, después de vivir una revolución ofensiva, el Atlético imprimía un ritmo infernal que le hizo lograr una ventaja de hasta 11 puntos sobre el segundo clasificado en febrero. Era un Atlético que presionaba arriba, recuperaba la pelota en campo rival, colocaba la línea defensiva en el centro del campo, era profundo y amplio, circulaba la pelota con sentido y velocidad y mataba en el área rival. De ese equipo ya no queda ni rastro.
La brújula ha perdido el norte
Koke Resurreción, timón y líder del Atlético, es la viva imagen del apagón que experimenta el equipo. Está lento, fallón (como ese envío que cortó Luka Modric para el 1-0 en el derbi) y le falta frescura a la hora de conectar las distintas piezas del centro del campo y el ataque. Si Simeone sigue protegiendo al español es porque sabe que es fundamental para recuperar el nivel colectivo. Marcos Llorente, otra de las principales armas del Atlético en la 2020/21, tampoco atraviesa su mejor momento. Entre lesiones (tres lesiones en apenas tres meses), cambios de posición (lateral derecho e interior que se mueve en zonas centrales), el puñal rojiblanco aún no ha anotado ni un solo gol y únicamente ha dado una asistencia en los 13 partidos que ha disputado. Thomas Lemar y Rodrigo de Paul están dando un rendimiento superior, pero no es suficiente.
El sector ofensivo no está carburando. "Todos los grandes equipos tienen futbolistas decisivos y los nuestros son Oblak y Suárez", confesó Diego Pablo Simeone el curso pasado en plena pelea por LaLiga que acabó conquistando cuando se entró en la 'zona Suárez' con 21 tantos. El uruguayo es el máximo goleador del conjunto rojiblanco con siete tantos en 17 partidos, no obstante su rendimiento está muy lejos del que exhibió la temporada pasada. Como Oblak, Koke o Marcos Llorente, Suárez forma parte del núcleo duro de jugadores cruciales que están en un nivel de forma muy bajo. Está frustrado y no se empeña en esconderlo.
A sus 34 años, el charrúa necesita que el equipo le arrope y le brinde las máximas facilidades posibles para jugar cerca del área. Y si no es así y debe encabezar los contragolpes a campo abierto... su físico sufre y no lo consigue. Cuando el rival adelanta la presión, obliga a Suárez a jugar mucho tiempo fuera del área, ser un delantero profundo y vertical al espacio con continuos desmarques y disputar duelos cuerpo a cuerpo, el '9' colchonero se convierte en irrelevante. Por eso Matheus Cunha gana más minutos a medida que avanza la temporada. Como en el caso de Koke, si Simeone mima al uruguayo es porque sabe de su importancia a lo largo del curso.
Los problemas del Atlético de Madrid con el gol son recurrentes y graves. Joao Félix sigue sin explotar, Ángel Correa siempre es el primer sacrificado y Antoine Griezmann no ha dado el salto de calidad esperado. Por eso suma los mismos goles que un Barça en crisis permanente que acaba de perder al mejor futbolista de su historia, Leo Messi (28 tantos). El conjunto rojiblanco afrontaba la temporada más ilusionante posible tras ganar el campeonato y disparar las expectativas tras repatriar a Antoine Griezmann, fichar a Rodrigo de Paul y a Matheus Cunha, pero en el año en que tenía que defenderlo... está a 13 puntos del Madrid, a ocho del Sevilla y a solo dos por encima del Barça. Muy preocupante.
Por primera vez en la 'era Simeone' -hablamos de una década-el Atlético de Madrid ha encajado tres derrotas seguidas en LaLiga (Mallorca, Real Madrid y Sevilla). ¿Qué le está sucediendo al actual campeón de Liga para no poder defender el título ni media competición? ¿Es grave, doctor? La respuesta corta es sí. La respuesta larga trata de desgranar los problemas de un equipo irreconocible que ha perdido sus mayores rasgos competitivos. Ni siquiera la agónica victoria en el alambre ante el Porto (1-3) que dio el billete a octavos de final de la Champions League ha servido para impulsar al conjunto colchonero y rescatarlo de la deriva que vive en la competición de la regularidad. La temporada liguera está siendo un desastre y el Atlético, una incógnita andante.