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Lo mejor y lo peor | Oblak mantiene con vida al Atlético, pero este equipo es irreconocible
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Un partido que se escapa a la lógica

Lo mejor y lo peor | Oblak mantiene con vida al Atlético, pero este equipo es irreconocible

El gigante esloveno firmó el mejor encuentro en lo que va de temporada con una exhibición bajo palos. El flojo partido del Atlético contrasta con las aspiraciones de Simeone

Foto: Los jugadores rojiblancos celebran el 1-3 definitivo. (Reuters/Pedro Nunes)
Los jugadores rojiblancos celebran el 1-3 definitivo. (Reuters/Pedro Nunes)

No fue un partido bueno. Ni siquiera de suficiente. El Atlético de Madrid jugó mal, defendió peor, no amenazó al contragolpe hasta casi llegar el final del encuentro y tan solo el azar y las grandes paradas de Jan Oblak junto al acierto -por fin- de Antoine Griezmann le permitieron estar en los octavos de final de la Champions League. El 1-3 en Porto con goles de Griezmann, Correa y De Paul baja la persiana a una fase de grupos fácilmente olvidable para los rojiblancos, donde no han sido superiores a ningún rival y no han conseguido cerrar un partido redondo en cuatro meses de competición. Incluso se les puede achacar una falta flagrante de fútbol y personalidad en el día clave.

Foto: Los jugadores rojiblancos liberan la tensión tras marcar el 1-2. (Reuters/Pedro Nunes)

El Atlético estará en la siguiente ronda porque Porto y Milán no tuvieron la jerarquía europea suficiente. Y, sin embargo, hay motivos para tener fe en un equipo que nunca deja de creer. Donde el 99% de equipos hubiesen sido doblegados, el Atlético supo sufrir para luego vencer. Quién sabe si esto será un punto de inflexión que marque un antes y un después en la temporada colchonera.

Lo mejor | Oblak fue el mejor

Fue el gran nombre propio de la noche. Un gigante de 1,88 metros al que tan solo pudieron batir desde el punto de penalti en el descuento (y por poco, porque adivinó el lado del lanzamiento). Antes, no obstante, mantuvo con vida a su equipo con un repertorio de paradas extraordinarias que acabaron desesperando al rival e impulsando a los suyos cuando peor lo estaba pasando el Atlético de Madrid. Una mano salvadora, una pierna tensa, otra mano contundente. Seguridad área. Personalidad cuando la mayoría de sus compañeros eran superados por el ambiente y la grandeza de la Champions League. El esloveno hizo el mejor partido de la temporada en un curso donde no estaba ofreciendo el nivel óptimo dado su talento. Ayer, sin embargo, fue el mejor. No hay dudas.

placeholder Oblak fue un muro insuperable. (Reuters/Pedro Nunes)
Oblak fue un muro insuperable. (Reuters/Pedro Nunes)

Lo bueno | La contundencia de Griezmann

En una temporada donde el Atlético de Madrid ha perdido los goles de Luis Suárez y el ataque ha bajado varios peldaños su fluidez, Griezmann apareció en el lugar adecuado en el momento adecuado por partida doble. Cuando Luis Suárez se marchó lesionado en la primera parte, la noche aún pintaba peor para los rojiblancos, pero la contundencia del francés en el área rival alteró por completo la inercia del partido. Abrió la lata con un gol de puro oportunismo, fabricó el segundo con un contragolpe magnífico que cerró Ángel Correa y fue vital en la victoria colchonera en Portugal. Este partido debería servir de punto de inflexión para el galo. Tiene talento y recursos de sobra, pero aún no ha demostrado todo su potencial en su vuelta.

placeholder Los jugadores rojiblancos se funden en una piña tras el gol de Griezmann. (Reuters/Pedro Nunes)
Los jugadores rojiblancos se funden en una piña tras el gol de Griezmann. (Reuters/Pedro Nunes)

Lo normal | Cunha se ha ganado más minutos

El brasileño volvió a imprimir carácter, garra, potencia y velocidad al ataque del Atlético de Madrid. Un delantero capaz de chocar, vencer y salir disparado hacia portería. Algo muy necesario para un equipo al que a veces le falta colmillo con mucho espacio por delante ante rivales que le vengan a buscar arriba. Más cuando Luis Suárez cambia su rendimiento según si juega LaLiga o pisa estadios europeos. Es pura frescura. Pudo marcar la sentencia en una jugada fantástica donde enseñó sus cualidades a campo abierto. Sin embargo, una de las tantas grandes intervenciones de Pepe evitó el 0-2 y dejó su notable aportación sin el gran premio del gol.

placeholder Cunha trata de robar una pelota. (Reuters/Pedro Nunes)
Cunha trata de robar una pelota. (Reuters/Pedro Nunes)

Lo peor | Al Atlético le faltó personalidad

Se esperaba un Atlético diferente. Un equipo que demostrase personalidad y mucha jerarquía. Un conjunto que supiese detectar las dudas del Porto y aprovechar sus virtudes para convencer a todos con una victoria redonda. Sin embargo, el Atlético se evaporó tras los primeros 20 minutos, cedió toda la iniciativa al cuadro local y dio la sensación de no tener ningún tipo de plan para ganar el encuentro. Le robaron la pelota, se impusieron en la mayoría de duelos individuales, les crearon muchísimas situaciones de gol y tuvo que aparecer Oblak para salvar la empanada competitiva de los madrileños. El resultado no debería tapar su flojo partido antes de que todo saltase por los aires en una segunda parte sin lógica.

placeholder Simeone da órdenes a los suyos. (Reuters/Pedro Nunes)
Simeone da órdenes a los suyos. (Reuters/Pedro Nunes)

Lo malo | Koke no aportó tranquilidad

El capitán y motor del Atlético de Madrid estuvo impreciso y únicamente acertó 18/27 pases con éxito (un 67%). Es obvio que los problemas del conjunto colchonero en el centro del campo fueron colectivos por la inferioridad numérica que tuvo que afrontar, pero Koke, llamado a dar poso y rebajar el ritmo del encuentro a través de sus pases, se mostró nervioso. En la línea de un equipo que tuvo que agarrarse al clavo ardiente que representó Oblak en Do Dragao para pasar de fase de grupos. Un Atlético con Koke al 100% es un equipo mucho mejor y si el capitán se contagia del resto, el Atlético lo nota. No fue casualidad que el mal partido del Atlético con la pelota coincidiese con la débil actuación de su guía en el centro del campo.

No fue un partido bueno. Ni siquiera de suficiente. El Atlético de Madrid jugó mal, defendió peor, no amenazó al contragolpe hasta casi llegar el final del encuentro y tan solo el azar y las grandes paradas de Jan Oblak junto al acierto -por fin- de Antoine Griezmann le permitieron estar en los octavos de final de la Champions League. El 1-3 en Porto con goles de Griezmann, Correa y De Paul baja la persiana a una fase de grupos fácilmente olvidable para los rojiblancos, donde no han sido superiores a ningún rival y no han conseguido cerrar un partido redondo en cuatro meses de competición. Incluso se les puede achacar una falta flagrante de fútbol y personalidad en el día clave.

Champions League Antoine Griezmann