LaLiga se adentra en "La zona Suárez" con la peor racha del uruguayo en el Atlético

El Atlético de Madrid ganará LaLiga sufriendo o no la ganará. El Atlético de Madrid levantará el trofeo impulsado por los goles de Luis Suárez o agonizará mucho más para hacerlo. Compañeros, cuerpo técnico y aficionados esperan recuperar la mejor versión del uruguayo para los dos últimos partidos de la temporada en los que el conjunto rojiblanco deberá superar a Club Atlético Osasuna y Real Valladolid si no quiere depender de otros. Al fin y al cabo, el delantero nutrió las aspiraciones colchoneras a base de representar un salto de nivel en el área rival durante toda la primera vuelta y parte de la segunda y sostuvo al Atlético (Eibar en Ipurúa, Alavés en Mendizorroza o Getafe en casa) cuando más lo necesitaba. Ahora, una vez olvidada la lesión que le apartó tres semanas de los terrenos de juego y que coincidió con el frenazo de los líderes del campeonato, es momento de volver a acelerar la carrera por el título.

Así lo dice su técnico, Diego Pablo Simeone. Cuando el '9' se ausentó y ocupó la enfermería, el entrenador se refugió en el colectivo: "La ausencia de Luis Suárez y sus 19 goles tiene que suplirla la fortaleza del grupo. Jugadores con gol como Lemar, Joao, Correa, Carrasco, Saúl y el balón parado con Hermoso, Giménez y Savic". Sabía que no existía un individuo en la plantilla capaz de mostrarse tan incisivo y determinante en el interior del área. Entonces, la supervivencia pasaría por el conjunto. De esta forma fueron superando pantallas conforme avanzaban los partidos a través de Correa, Marcos Llorente y Yannick Carrasco (Eibar, Huesca, Elche o Real Sociedad). Ahora, sin embargo, ha llegado el momento de la verdad y el equipo, tras marcar cuatro goles en los últimos cuatro partidos, necesita un empujón de su delantero estrella.

La zona Luis Suárez

"En cuanto a Luis, entramos en la zona Suárez. Es el momento ideal para que un futbolista como él resuelva las situaciones que nos podamos encontrar. Está acostumbrado a este tipo de partidos", destacaba Simeone en la previa ante Osasuna. No es un toque cualquiera, más bien una llamada de socorro y un intento de punzar su ambición. El charrúa no marca un gol desde el 21 de marzo, cuando lo logró frente al Deportivo Alavés. Tras cinco encuentros sin ver portería, Suárez sabe que es ahora o no nunca. Durante la primera vuelta, el sudamericano sumó 12 goles y dos asistencias en 15 encuentros repartidos en 1.112 minutos. Es decir, participaba en un gol de su equipo cada 79,4 minutos de partido. Una auténtica burrada que le hizo liderar la tabla de máximos goleadores.

En la segunda vuelta, sin embargo, su rendimiento decayó y acompañó la crisis del equipo. No se pudo mantener al margen, puesto que sus ocasiones no nacen en mayoría de casos de aventuras individuales por falta de desborde y piernas a campo abierto, sino de acciones corales donde el pie de Kieran Trippier, el dinamismo de Ángel Correa y la percusión de Carrasco y Llorente lo colocan en situaciones francas. Ahí, al primer toque y sin florituras, Suárez la manda a guardar. Con siete goles y una asistencia en 15 partidos divididos en 1249 en esta segunda vuelta, ahora participa en una acción de gol de su equipo cada 156,1 minutos. Lejos de extraordinarias cifras que firmó en la primera parte del curso.

Es su peor racha como colchonero

El mayor valor de Suárez pasa por su regularidad dentro del área. Su principal virtud y certeza competitiva es perdonar muy poco y mostrarse contundente y letal en el aspecto más vital de este deporte: el gol. El uruguayo atraviesa su peor racha desde que aterrizase en el Wanda Metropolitano esta campaña. Una situación que ha provocado que el Atlético de Madrid se fuese con cero goles a favor del Camp Nou, no pudiese cerrar el partido ante la Real Sociedad (2-1) a pesar de generar un reguero de oportunidades, estuviese cerca de perder dos puntos en Elche (0-1) o que cayese frente a Athletic Club (2-1) y Sevilla (1-0). Son 375 minutos sin ver puerta en el momento clave.

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Alberto Ramírez

Suárez está frustrado y no se empeña en esconderlo. Son gritos desesperados, patadas a botellas cuando sale sustituido, alguna que otra mala cara y enfados consigo mismo. Él, más que nadie, sabe el bloqueo mental que está atravesando actualmente. Del mismo modo que conoce la única manera de romper el maleficio que le persigue desde que volvió de la lesión: trabajar más duro que antes. Esto pasa por chocar con defensas, ganar duelos que le vayan generando confianza de cara a puerta, ayudar a su equipo a establecerse en campo rival al descargar y dejarla de cara y gozar de buenas situaciones frente al portero. El Atlético necesita a su goleador. Ahora o nunca.