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Florentino Pérez y Sergio Ramos llevan el asunto de la renovación al fango
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La situación está tensa

Florentino Pérez y Sergio Ramos llevan el asunto de la renovación al fango

El presidente recela del capitán cuando escucha que no tiene oferta de renovación y el futbolista está en desacuerdo porque no se cumplen las promesas

Foto: Sergio Ramos y Florentino, tras ganar la Supercopa en Arabia Saudí. (EFE)
Sergio Ramos y Florentino, tras ganar la Supercopa en Arabia Saudí. (EFE)

Se dijeron que irían de cara y no lo están cumpliendo. Florentino Pérez y Sergio Ramos están llevando el asunto de la renovación al fango. No querían intermediarios, confiaban el uno y el otro, en la discreción y en llegar a un acuerdo con buena voluntad. Está sucediendo todo lo contrario de lo que debería ser una relación fluida en las conversaciones y las discrepancias que pudieran encontrarse. Era de esperar que hubiera algún momento de complicaciones o pudiera producirse alguna distorsión porque se trata de una negociación compleja y mediática entre dos personajes que tienen un amplio conocimiento el uno del otro. La situación está tensa porque no se guardan los secretos, pese a que se mantengan las apariencias.

De esto lo resolvemos entre nosotros se ha pasado a una espiral de sospechas y desconfianza, con demasiadas grietas en la negociación, que provoca que el asunto de la renovación del capitán siga sin estar claro en el mes de febrero. Entramos en el inicio de una cuenta atrás para la planificación del club y el destino de un futbolista que ha dejado de entrenar y jugar porque tiene unas molestias en la rodilla. Sergio Ramos no juega desde la semifinal contra el Athletic de Bilbao en la Supercopa de España. Desde ese día, el equipo ha perdido dos títulos y el capitán sigue en silencio. No le conviene comparecer ante la prensa porque no quiere dar un paso en falso. Aquí, el que se equivoque, pierde la batalla de un relato en el que se utilizan, cada vez más, a terceros.

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Con el paso de los días, las informaciones que salen de un lado y de otro están provocando un agujero en la relación entre el presidente y el capitán que va camino de convertirse en un boquete si no se produce un giro. El recelo surge cuando el presidente escucha que Sergio Ramos no tiene una oferta de renovación. Considera que no es cierto y que no solo no tiene una propuesta. Hay dos. Una en la que puede seguir un año más con el mismo contrato y otra con dos temporadas en las que se incluiría una reducción del 10% en el salario que está motivada por la disminución de ingresos que provoca la pandemia. Florentino dice que hay oferta y Ramos lo niega. Con lo que el presidente interpreta que lo que está haciendo es ganar tiempo para buscar otro equipo que mejore las condiciones y con ello concluye que su prioridad es marcharse del Real Madrid.

La promesa de la final de Kiev

Sergio Ramos dice que no hay oferta y que ya le dejó claro al presidente que su deseo era retirarse en el Real Madrid. El sevillano va a más y está contrariado porque Florentino no ha cumplido la promesa que le hizo tras ganar la final de la Champions en Kiev. Era el momento de una mejora, al alza, que estaba ganada por méritos, compromiso y profesionalidad. Han pasado dos años y no se ha producido nada de esa conversación, con lo que el el capitán entiende que no hay oferta alguna y sigue esperando lo que considera que verdaderamente le prometió el presidente.

Como pueden comprobar, este asunto está enredado y el relato de uno y otro es diferente, hasta el punto de que el primero que hable puede cometer un error estratégico. Ni Florentino quiere quedar como el que dejó ir a Sergio Ramos ni este como el que desechó una oferta y prefirió marcharse a otro equipo. En este cúmulo de sospechas, metidos ya en el mes de febrero y con el ruido mediático que coge el asunto de una negociación que no avanza, el interés del presidente es decir que Ramos se quiere ir y el del capitán que Florentino ya ha dado por cerrado su ciclo.

placeholder Sergio Ramos antes del partido de la Supercopa de España contra el Athletic. (Efe)
Sergio Ramos antes del partido de la Supercopa de España contra el Athletic. (Efe)

Es un buen lío y cada uno puede influir en el otro hasta ver quién pierde los nervios o da ese paso en falso. A Sergio Ramos no le ha gustado nada que haya salido publicado que el Real Madrid ya tiene fichado a David Alaba, el defensa austriaco que queda libre en el Bayern de Múnich. El sevillano recela de la operación porque entiende que si hay dinero para este jugador, que pide un sueldo por encima de los 11 millones de euros netos, por qué no lo hay para la mejora prometida desde Kiev. El presidente sospecha que Ramos mueve a otros intermediarios para que busquen un equipo potente, un mejor contrato y uno de estos clubes es el París Saint Germain. Florentino tiene relación directa con el club francés y puede saber, de primera mano, quién está más interesado en una posible operación. Si Ramos o el PSG.

Entre uno y otro han roto el canal de comunicación y aparecen portavoces que cuentan diferentes versiones. Muy alejadas e interesadas. Están generando confusión y provocan que la negociación, aunque esté parada, esté en su momento de mayor tensión porque el siguiente planteamiento es poner fecha de resolución. No es posible, para ninguno, llegar así al final de la temporada. La solución tiene que tomarse con antelación y aparece la palabra menos favorable para reconducir las diferentes posturas: ultimátum.

El escenario puede ir a mejor porque, a pesar de estar distanciados en la negociación, son dos personas que quieren hacer prevalecer la amistad. Puede ir a peor en función de los resultados deportivos porque en las próximas semanas empieza la fase más dura y decisiva de la temporada. En La Liga el margen de error es cero. No cede puntos el Atlético de Madrid. Llegará la Champions, la eliminatoria contra el Atalanta, y aquí puede terminar de aclararse el panorama si se produce un fallo que provoque que el presidente tome decisiones drásticas en una temporada que está siendo irregular y en la que ve síntomas de cansancio en la plantilla.

Se dijeron que irían de cara y no lo están cumpliendo. Florentino Pérez y Sergio Ramos están llevando el asunto de la renovación al fango. No querían intermediarios, confiaban el uno y el otro, en la discreción y en llegar a un acuerdo con buena voluntad. Está sucediendo todo lo contrario de lo que debería ser una relación fluida en las conversaciones y las discrepancias que pudieran encontrarse. Era de esperar que hubiera algún momento de complicaciones o pudiera producirse alguna distorsión porque se trata de una negociación compleja y mediática entre dos personajes que tienen un amplio conocimiento el uno del otro. La situación está tensa porque no se guardan los secretos, pese a que se mantengan las apariencias.

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