El teletrabajo de Zidane en el Real Madrid y la morbosa subasta de la camiseta del cabezazo
La subasta de la camiseta de Marco Materazzi, que llevaba en la final del Mundial 2006, tiene más morbo que sentido benéfico. Zidane, a lo suyo, en contacto diario con los jugadores y el club
Dentro de lo más absurdo de algunas campañas de recaudación para combatir el coronavirus se encuentra una que se pone en marcha en Italia y afecta a Zinédine Zidane. Ha salido a subasta la camiseta de Marco Materazzi en la final del Mundial de 2006. La que llevaba cuando Zidane le dio el cabezazo y el francés resultó expulsado. Una subasta que, a día de ayer, llevaba recaudados 300.000 euros para la Cruz Roja italiana. Se trata de auténtico morbo. Quien la adquiera de lo que podrá presumir es de tener una reliquia manchada por un tramposo, así lo ve el técnico del Real Madrid, aunque siempre se lo calló en público.
La reacción de Zidane fue reprochable. El motivo del cabezazo puede ser hasta justificable. Ese 9 de julio de 2006, Marco Materazzi insultó a la familia de Zidane. Se extralimitó en su provocación. Se metió, en concreto, con la hermana del entrenador del Real Madrid. No todo vale en el fútbol. A Zidane consiguió sacarle de sus casillas y provocar una reacción violenta. Un episodio desagradable que Zizou tiene que recordar hoy en periodo de confinamiento. De muy mal recuerdo por sentir que había caído en una trampa. Picó, perdió los nervios, dio el cabezazo y le expulsaron. Dejó a Francia con un jugador menos. El partido, con empate a uno, se fue a la prórroga y ganó Italia en los penaltis. La imagen de Zidane pasando a medio metro de la Copa del Mundo, en el momento de irse a los vestuarios, es una de las más crueles para el francés. Un capítulo negro.
La subasta tiene más morbo que sentido benéfico. De la acción nadie puede o debería sentirse orgulloso. Materazzi nunca destacó por tener muchas luces. De hecho, se retiró del fútbol en la India y no se sabe nada de él. Sale ahora del olvido, en tiempos de crisis sanitaria, y recupera un instante de ‘gloria’ con la celebración de una subasta de una camiseta manchada por la antideportividad. De Zidane, qué se puede decir. No se pudo contener con los insultos a su hermana. Actuó en caliente. Está arrepentido porque en un campo de fútbol hay juego sucio y muchas provocaciones. Se marchó cabizbajo. Hundido. Catorce años después es entrenador del Real Madrid, pero ante todo se le puede calificar como un señor.
No era el final que merecía ZZ
La subasta es una estupidez. Seguro que la Cruz Roja italiana tiene más vías o campañas para recaudar ingresos en la lucha contra el coronavirus, que recurrir a la camiseta de Marco Materazzi. Si se trata de ser solidarios, la adquisición de la camiseta de Materazzi no es el objeto con el que uno pueda sentirse reconfortado. Principalmente porque Materazzi no puede o debería dormir con la conciencia tranquila. A Zidane, el perjudicado, se le perdonó. Se comprendió que cayera en la trampa. Ya era un ídolo. Ya había ganado un Mundial y una Eurocopa para Francia. No fue el final que merecía. Pero en la vida, en cualquier orden (el fútbol no escapa), estás expuestos a infectarte con diferentes ‘virus'. Marco Materazzi era uno de ellos.
De este asunto nunca ha querido hablar Zinédine Zidane. Pasó página. Se quedó con su dolor y a otra cosa. Mejor no hacer caso ni dar bola a las estupideces. Es una de las recomendaciones de Zidane, que hoy está más identificado con la campaña solidaria que han puesto en marcha Rafa Nadal y Pau Gasol bajo el nombre de ‘Cruz Roja Responde’. Dos iconos que hacen un llamamiento a los deportistas españoles para donar dinero y combatir el coronavirus. El objetivo es llegar a los 11 millones de euros. Entre los que se unen están Iker Casillas, Fernando Alonso y Julen Lopetegui (crítico con la actuación del Gobierno por la falta de previsión con la pandemia en nuestro país).
Zidane también es solidario y arrima el hombro en la compra de material sanitario que puso en marcha el club y la plantilla del Real Madrid. Estas semanas las pasa confinado en su domicilio de Madrid. Teletrabajando. En contacto con David Bettoni, su mano derecha en el cuerpo técnico y otros ayudante (el jefe de la parcela física Dupont). Hace llamadas a los jugadores, cada cierto tiempo, para interesarse por su estado. Está pendiente, en especial, de la recuperación de Eden Hazard. También de cómo evoluciona Marco Asensio. Habla con los capitanes y transmite que no bajen la guardia y estén preparados anímicamente y físicamente. El entrenador tiene contacto con el club, a través de Florentino y José Ángel Sánchez (director general ejecutivo) para programar y planificar el posible regreso a la competición y las gestiones que siguen su curso en el proyecto y se pueden ver alteradas por las consecuencias de la crisis sanitaria.
Dentro de lo más absurdo de algunas campañas de recaudación para combatir el coronavirus se encuentra una que se pone en marcha en Italia y afecta a Zinédine Zidane. Ha salido a subasta la camiseta de Marco Materazzi en la final del Mundial de 2006. La que llevaba cuando Zidane le dio el cabezazo y el francés resultó expulsado. Una subasta que, a día de ayer, llevaba recaudados 300.000 euros para la Cruz Roja italiana. Se trata de auténtico morbo. Quien la adquiera de lo que podrá presumir es de tener una reliquia manchada por un tramposo, así lo ve el técnico del Real Madrid, aunque siempre se lo calló en público.