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Este Real Madrid no escarmienta y pierde el liderato contra el Betis por ser cobarde
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victoria de un betis con más contundencia

Este Real Madrid no escarmienta y pierde el liderato contra el Betis por ser cobarde

Al Real Madrid le dura poco el liderato. A todo lo bueno que hizo en la segunda parte contra el Barcelona en el Clásico no le dio continuidad en el encuentro contra el Betis

Foto: Joaquín disputa un balón con Sergio Ramos. (aefea)
Joaquín disputa un balón con Sergio Ramos. (aefea)

El Real Madrid se estrella con el liderato, y es sencillo de resumirlo. Fue pobre. Cobarde. Le faltó ambición y espíritu. La derrota (2-1) contra el Betis reabre la solvencia que tiene el equipo blanco para ganar esta Liga. Muy poco le ha durado al equipo de Zidane arrebatársela al Barcelona. El Clásico fue un subidón que ha durado una semana. Zidane no despeja las dudas de un Madrid que no tiene continuidad en el juego y pierde el alma en Sevilla. Puede hacer un mal tiempo, otro bueno y alternar fases de peligro con más corazón que fútbol. Cuando no tiene el control, no sabe interpretar los partidos, aparecen los despistes, es vulnerable y suele ser vulgar. Como contra el Betis. Es una ruleta de equipo. Como el Barcelona, para los madridistas que se quieran consolar con los males de su equipo, tampoco ofrece garantías de que le vaya a durar mucho el primer puesto. Ninguno está mejor que el otro.

A todo lo bueno que hizo en la segunda parte contra el Barcelona en el Clásico (agresividad, ritmo, presión, recuperación y descaro) no le dio continuidad en el encuentro contra el Betis. El equipo de Zidane compite con el Barcelona en mal juego. El sábado, ganó el equipo de Setién a la Real Sociedad con un partido pobre. Aburrido. Con un gol de penalti que sigue sin convencernos qué es más importante: la interpretación arbitral o un criterio que se sujeta en la tecnología. El VAR le dio vida al Barça después del Clásico. Un día después, el Betis le da el descabello al Real Madrid. Pudo ser Joaquín. Pero fue Tello, un exbarcelonista. La jugada de Joaquín es difícil de entender. Supera a Courtois y, con la portería vacía, decide pasar a Canales. Llega Modric, el veterano del Madrid, y consigue interceptar el balón. Esto con empate a uno en el inicio de la segunda parte. Con un Real Madrid insustancial.

placeholder Tello celebra el gol del triunfo del Betis. (EFE)
Tello celebra el gol del triunfo del Betis. (EFE)

Antes del regalazo de Joaquín, hubo dos regalitos de Sergio Ramos. El capitán estuvo blando en el despeje de un balón en el área y lo aprovechó Sidnei para, de un zambombazo, marcar por la escuadra de Courtois (el belga había hecho minutos antes un paradón a Fekir). Sergio Ramos debió quedar tocado. Le faltó contundencia. Suele tener una de esas acciones en las que se confía o se cree que puede salir con la pelota jugada desde atrás. El error castigó a un Real Madrid soso. Jugó lento, sin tensión y previsible. Encontró petróleo en el descuento de la primera parte con un penalti de Sidnei, con una patada grosera, a Marcelo. Sí, a Marcelo. Otra vez titular. En otra de esas decisiones extrañas de Zidane cuando se está jugando el liderato fuera de casa y necesita un bloque compacto. Pues deja a Fede Valverde y Mendy en el banquillo.

Benzema tiró el penalti

Pero si algo tiene Marcelo que todavía se puede aprovechar es su facilidad para irse al ataque. Y en esa jugada final de la primera parte, se metió de delantero y provocó el penalti. Lo extraño sucedió después. Benzema cogió la pelota y Sergio Ramos no hizo amago por querer lanzar. El capitán cedió lo que es suyo. Cuando estaba Cristiano Ronaldo, fue capaz de quitarle un penalti en el Bernabéu. Cuando se fue el portugués, el sevillano se apropió de estos lanzamientos. El balón siempre era para él. Y tiene buen promedio de acierto (19 de 19). Pero contra el Betis, después del error en el gol de Sidnei, dejó a Benzema la responsabilidad. Se puede pensar que es un acto generoso del capitán con el '9'. Benzema lleva una racha negativa. Una sequía, y necesita hacer goles. No falló. Lo tiró con seguridad. Pero ahí queda el regalo de Ramos. El primer lanzador ni se acercó al punto de penalti. En su cabeza podía estar el error del gol del Betis. Una mala noche de Sergio Ramos.

Zidane despertó tarde. Cuando metió a Mendy y Mariano. Era el momento de ir a por el liderato. Se dio cuenta de que hacía falta un delantero más agresivo. Un rematador. Mariano entró y le dio verticalidad al juego. Ahora le da al entrenador por recurrir a este delantero que ha estado en el ostracismo y deja a Luka Jovic fuera de la convocatoria. Una cosa es que Zidane apueste por las rotaciones y otra es que vuelva locos a sus propios jugadores.

Marcelo volvió a ser titular. Quizá por el premio de quitarle un balón a Messi en el Clásico. Mendy es más seguro y con él se cimentó, junto con Fede Valverde, el Madrid que estuvo 21 partidos sin perder y tuvo durante un largo tiempo el liderato. Lo sacó en la segunda parte e hizo daño con un disparo, con la derecha, que se estrelló en el larguero. Eso de que Mendy no hace daño arriba es mentira. Se le valora porque es una roca y defiende fuerte. Pero tiene peligro cuando sube.

El Real Madrid reaccionó tarde en la segunda parte. La charla del descanso de ZZ no tuvo los efectos de otros días como el derbi y el Clásico. Mejoró la actitud y subió el ritmo, pero ni fue compacto ni tuvo pegada. Pasó de ser soso a tener algo más de picante por la banda izquierda. La que sigue explotando Vinícius con su velocidad y desborde. De lo mejor de un Real Madrid que estaba pecando de rácano. El Madrid juega mejor cuando tiene nervio, coge la iniciativa y amenaza. Zidane decidió un plan conservador para entrar al partido que duró demasiado tiempo y acabó arriesgando con Fede Valverde a falta de 10 minutos. Demasiado tarde salió el uruguayo. Mucho trabajo tuvo durante todo el partido Casemiro para frenar a un Betis que salía por velocidad con Joaquín, Tello, Guardado, Fekir, Loren... No fue suficiente el brasileño para hacer de muro de contención. Tello aprovechó otro despiste y la falta de contundencia para plantarse delante de Courtois y marcar el gol del triunfo.

"Cuando las cosas no se hacen como venimos ensayando toda la semana, pasa esto. Hemos estado intermitentes y el resultado es justo. Hay que hacer autocrítica", es el diagnóstico de Sergio Ramos. El capitán, molesto y afectado, por dar otro paso atrás en la Liga. "Ha sido nuestro peor partido de la temporada. No tengo explicación, pero el responsable soy yo", comenta Zinédine Zidane. Si él no tiene respuestas, es difícil volver a confiar en un equipo y un entrenador que tiene como prioridad ganar esta Liga.

El Real Madrid se estrella con el liderato, y es sencillo de resumirlo. Fue pobre. Cobarde. Le faltó ambición y espíritu. La derrota (2-1) contra el Betis reabre la solvencia que tiene el equipo blanco para ganar esta Liga. Muy poco le ha durado al equipo de Zidane arrebatársela al Barcelona. El Clásico fue un subidón que ha durado una semana. Zidane no despeja las dudas de un Madrid que no tiene continuidad en el juego y pierde el alma en Sevilla. Puede hacer un mal tiempo, otro bueno y alternar fases de peligro con más corazón que fútbol. Cuando no tiene el control, no sabe interpretar los partidos, aparecen los despistes, es vulnerable y suele ser vulgar. Como contra el Betis. Es una ruleta de equipo. Como el Barcelona, para los madridistas que se quieran consolar con los males de su equipo, tampoco ofrece garantías de que le vaya a durar mucho el primer puesto. Ninguno está mejor que el otro.

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