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La dura vida de Casemiro y cómo triunfa en el Real Madrid (sin padre ni padrino)
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el aprendizaje del brasileño

La dura vida de Casemiro y cómo triunfa en el Real Madrid (sin padre ni padrino)

Casemiro se hace imprescindible por alcanzar un altísimo nivel profesional y personal. Valora, hoy más que antes, lo que tiene porque para llegar hasta aquí ha tenido que pasar hambre

Foto: Casemiro durante un partido con el Real Madrid. (Efe)
Casemiro durante un partido con el Real Madrid. (Efe)

Si alguien pretende rendirse porque la vida le maltrata y no encuentra motivaciones para pelear por sus sueños, puede fijarse en Casemiro. El brasileño es uno de esos ejemplos de superación. Lo que tiene se lo ha ganado. Incluso ahora, cuando es uno de los referentes del Real Madrid y un futbolista imprescindible para Zinédine Zidane. El jugador más utilizado por el entrenador francés. No le regala nada. Es muy simple. Casemiro se hace imprescindible por alcanzar un altísimo nivel profesional y personal. Valora, hoy más que antes, lo que tiene porque para llegar hasta aquí ha tenido que pasar hambre.

Uno se hace duro todas las veces que se levanta y sigue adelante. Suena a tópico, pero en el caso de Casemiro los golpes que ha sufrido son considerables. Desde que, con tres años, abandonó su padre la familia de tres hermanos (Lucas y Blanca). La madre coraje (Magda), en este tipo de situaciones límite, sacó fuerzas desde lo más dentro que puede tener una persona que necesita sacar adelante a los hijos. Este es el aprendizaje que tuvo Casemiro (el mayor de los tres hermanos) en una pequeña casa de un barrio humilde y pobre de Sao José Dos Campos (a 94 kilómetros de Sao Paulo). Le tocaba cuidar a sus hermanos y calentarles la comida que dejaba hecha la madre para irse a trabajar. Imposible que no te marque. Difícil de olvidar.

Conviene conocer cómo lo pasó de pequeño para comprender que, a sus 27 años, es un tipo muy maduro, responsable y sacrificado. Cualidades que se destacan de su perfil futbolístico. Casemiro en el Real Madrid es el que protege el centro del campo. Se multiplica, auxilia en los marcajes y da equilibrio. Polivalente y sacrificado. Lo que necesita Zidane para hacer sólido el juego de un equipo obligado a llevar la iniciativa en los partidos. La responsabilidad es más grande cuando en la plantilla no hay un sustituto que le dé un respiro. La aparición del uruguayo Fede Valverde, otro centrocampista con músculo, es una bendición para ‘Case’ (como le llaman los compañeros).

La prueba en el Castilla

A los diez años cumplió un sueño. Entró en las categorías inferiores del Sao Paulo y allí descubrió lo que es el ‘lujo’. “En el centro de entrenamiento tenía un sitio fijo en el que dormir. Tenía mi cuarto, aire acondicionado, televisión, equipo de música y comida todas las horas del día. Era un privilegio para mí, acostumbrado a tener que cambiar de casa cada noche. No cabíamos todos en la nuestra e íbamos a veces a casa de la tía y de la abuela. Ahí teníamos que entrar todos en la misma habitación y con el mismo baño”, contó Casemiro en una televisión de su país.

Su primer gran éxito deportivo y el que le llevó al Real Madrid fue la consecución del Campeonato Sub 20 en Perú con la Selección brasileña. En ese equipo, en 2011, estaba Neymar. Siguen conservando una gran amistad. Tras el partido del 26 de noviembre en el Bernabéu, el jugador del PSG se quedó en Madrid para cenar con Casemiro. Ganó ese torneo Sub 20 y se puso en el escaparate. Cometió un error o un pecado de juventud. Descuidó su forma física. Aún así, el Real Madrid fue adelante con su apuesta en 2013. Pidió la cesión al Sao Paulo para que jugara media temporada en el Castilla. Casemiro reaccionó y demostró en el filial blanco su mejor versión. Jugó 15 partidos de titular y José Mourinho le hizo debutar en el primer equipo en un partido contra el Betis en el Bernabéu.

Algo especial tenía “un brasileño con estilo europeo” (como le definen en el club blanco). Llegó con 21 años a Madrid e impresionó por su inmediata adaptación, personalidad, potencial físico, lectura del juego y actitud. El Madrid pagó casi 6 millones de euros al Sao Paulo. Para pulirlo salió cedido al Oporto una temporada y en 2015 se convirtió en el primer fichaje de Rafa Benítez. Hubo críticas. El club tuvo que ejercer una opción de recompra de 7,5 millones de euros. Pero para Benítez era indispensable reforzar el centro del campo. Xabi Alonso dejó un agujero con su marcha al Bayern de Múnich. Asier Illarramendi no se hizo con el puesto y el alemán Khedira bajó su rendimiento por las lesiones. Regresó Casemiro (con el papel de obrero) a un equipo en el que el colombiano James Rodríguez generaba la ilusión y ponía la nota de fantasía.

Cinco años después se le considera como uno de los mejores mediocentros del mundo. Casemiro no ha parado de trabajar y sacrificarse para tener un hueco en el Real Madrid. Está triunfando. No solo lo ensalza su entrenador. Sus compañeros alucinan. “No le conocía. Es un líder. Ha cambiado la imagen del futbolista brasileño perezoso. Siempre te dice: ‘vamos al gimnasio, a recuperar con hielo, a entrenar’”, cuenta su compatriota Rodrygo en el medio brasileño Esporte Interativo. Es su obsesión por el enrenamiento. Casemiro se tuvo que separar de su familia en Brasil, llegó a España para estar a prueba en el Castilla, pasó por Portugal para despuntar en el Oporto, regresó a Madrid sin foco y ya supera los 200 partidos con la camiseta madridista.

Si alguien pretende rendirse porque la vida le maltrata y no encuentra motivaciones para pelear por sus sueños, puede fijarse en Casemiro. El brasileño es uno de esos ejemplos de superación. Lo que tiene se lo ha ganado. Incluso ahora, cuando es uno de los referentes del Real Madrid y un futbolista imprescindible para Zinédine Zidane. El jugador más utilizado por el entrenador francés. No le regala nada. Es muy simple. Casemiro se hace imprescindible por alcanzar un altísimo nivel profesional y personal. Valora, hoy más que antes, lo que tiene porque para llegar hasta aquí ha tenido que pasar hambre.

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