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Así es el futuro del Sevilla, en manos de los cazatalentos Pablo Blanco y Caparrós
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Así es el futuro del Sevilla, en manos de los cazatalentos Pablo Blanco y Caparrós

Joaquín Caparros, director de fútbol, auesta por Pablo Machín, el entrenador revelación, para el banquillo sevillista y por los jóvenes talentos de la cantera nervionense

Foto: Caparrós, en el banquillo del Sevilla (EFE)
Caparrós, en el banquillo del Sevilla (EFE)

Joaquín Caparrós (62) no juega a ser mago de nada, pero con 'su' Sevillalo quiere conseguir todo. Tras conseguir levantar (10 puntos de 12) a un cadavérico equipo con la autoestima en el asfalto, ahora ocupa el cargo de director de fútbol y se sienta en el mismo sillón que lo hiciera Monchi. El de Utrera ha cambiado el chándal por la chaqueta y, lejos de encontrarse como un toro en una pista de hielo, se le ve feliz. Al viejo general no le asustan las batallas, tira de un instinto que nunca le falló: el de descubridor de talentos.

Supersticioso, inquieto, leal y muy sevillista, Joaquín Caparrós siempre se agarra a los suyos, 'su gente', aquellos que se tiran a un pozo si el mister lo pidiera, porque saben que él, aquel niño de Utrera, que vivió en Madrid, trabajó en Huelva y regresó a Sevilla, también haría lo mismo. Y con su gente se ha hecho la foto de familia con la clara consigna de poner de nuevo al club de Nervión en la órbita Champions: “Tenemos que hacer un equipo para disputar Champions y estar arriba. Luego la competición y la exigencia dirán, porque todos los equipos se preparan”.

Foto: Joaquín Caparrós, en su primer entrenamiento en el Sevilla. (EFE)

Caparrós, líder, compartirá muchas mañanas/tardes/noches con sus adjuntos, Carlos Marchena (campeón mundial), Paco Gallardo, con Ramón y De Dios, pero por encima de todo con Pablo Blanco, el director de la cantera, la mano que tamiza y el ojo que pule talentos en las parideras de la Ciudad Deportiva.

De la factoría de la carretera de Utrera y bajo el manto protector de Joaquín Caparrós, Reyes lució como máxima estrella, lo mismo que Diego Capel. Y Jesús Navas, el malogrado Antonio Puerta y un descarado Sergio Ramos, que ya olía a figura y se vistió de internacional con Joaquín en el banquillo sevillista.

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Soccer Football - La Liga Santander - Sevilla vs Real Madrid - Ramon Sanchez Pizjuan, Seville, Spain - May 9, 2018 Sevilla coach Joaquin Caparros speaks with referee Antonio Mateu Lahoz REUTERS Jon Nazca

Sólida apuesta por la cantera

Esa misma política canterana la va a seguir fomentando Caparrós, que ya ha dicho: “A la cantera hay que darle la máxima, porque la tiene. Tenemos jugadores espectaculares a nivel mundial y europeo y luego al chico que tiene talento no se le puede poner un tapón”. Esa filosofía la llevará con una precisión germánica. El último partido como entrenador, Joaquín hizo debutar a Lara, un chaval de 18 años, habilidoso, rápido y con el desparpajo de un prestidigitador. También se ha quedado en puertas Pozo, un delantero de una calidad suprema. Ambos lucirán en la pretemporada con el primer equipo, lo mismo que Carlos y varios más.

Joaquín Caparrós le quiere dar mucha marcha a la cantera, como hizo a su paso por el Athletic, donde dejó huella en Lezama. De él se acuerdan Fernando Llorente, Javi Martínez, Muniain, Iturraspe, gente que tuvieron su alternativa de la mano de 'Jokin', esa mano sólida a la que se agarraron para asentarse en Primera.

El director de fútbol sevillista también pondrá la lupa en lograr valores de otros mercados. O colocarlos donde su valor se multiplique por mil. Le ocurrió con Julio Baptista, un brasileño fichado como medio-centro para trazar la línea y que Caparrós, tras un amistoso del Sevilla en la Línea, le dijo: “Julio, usted va a jugar unos metros más arriba y haga lo que sabe”. Julio Baptista marcó dos goles en aquel partido, y luego muchos más en la Liga. Fue un pelotazo. Tanto que el Real Madrid, una temporada después, lo fichó por 22 millones de euros.

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GRAF5293. SEVILLA (ESPAÑA), 29 04 2018.- El técnico Joaquín Caparrós durante la rueda de prensa donde ha sido presentado como nuevo entrenador del Sevilla FC, en la sala de prensa del Ramón Sánchez-Pizjuán. EFE Raúl Caro.

Roque Mesa y Pablo Machín

O el caso de Roque Mesa, un futbolista que llegó al Sevilla en el mercado invernal y que el italiano Montella, ante la incredulidad de muchos, dejó en el ostracismo. Caparrós lo sacó del pozo y le colocó la vitola titular. El canario cuenta una anécdota sobre el técnico: “Ya habíamos calentado y estábamos en el túnel para salir, cuando me para Joaquín y me dice: "Qué, ¿cómo estás?", yo le contesto que bien. Y él sigue diciendo: "No me tienes que demostrar nada porque ya sé como juegas tú. Todos lo sabemos". Yo salí con un peso menos y con la moral por las nubes”. El Sevilla piensa ejercer la opción de compra por Roque Mesa, abonándole al Swansea ocho millones de euros. A juicio de Caparrós, el canario tiene pinta de ser parte importante del proyecto.

Desde que el nombre de Pablo Machín se filtró como nuevo entrenador del Sevilla, Caparrós y él han tenido no menos de docena y media de conversaciones telefónicas. El soriano se ajusta como anillo al perfil caparrosiano: Con experiencia justa, con mucha ambición y español. El veterano técnico le habló al joven de cómo era el club de Nervión, de las peculiaridades que le rodean, de su grandeza. Machín, antes de partir para Sevilla, lo confesaba este lunes: “Me ilusiona, además tengo muy claro que Joaquín Caparrós ha sido mi valedor, que ha apostado por mí. Voy a poner todo de mi parte para no defraudarle a él y no defraudar al resto del sevillismo”.

Joaquín Caparrós (62) no juega a ser mago de nada, pero con 'su' Sevillalo quiere conseguir todo. Tras conseguir levantar (10 puntos de 12) a un cadavérico equipo con la autoestima en el asfalto, ahora ocupa el cargo de director de fútbol y se sienta en el mismo sillón que lo hiciera Monchi. El de Utrera ha cambiado el chándal por la chaqueta y, lejos de encontrarse como un toro en una pista de hielo, se le ve feliz. Al viejo general no le asustan las batallas, tira de un instinto que nunca le falló: el de descubridor de talentos.

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