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Caparrós, Setién y el uso del populismo en el fútbol para ganar en la sala de prensa
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el utrerano ha revitalizado al sevilla

Caparrós, Setién y el uso del populismo en el fútbol para ganar en la sala de prensa

El derbi quedó en empate, pero el entrenador del Sevilla aseguró que tenían que haber ganado. Es un modo de reclamar una superioridad contra el rival que, esta temporada, no existió

Foto: Caparrós. con Banega. (EFE)
Caparrós. con Banega. (EFE)

Caparrós dio al Sevilla lo que el Sevilla pedía. No los puntos, que eso no es posible de asegurar, sino esas otras cosas que lleva el técnico en el jergón. La idea era traer sangre fresca, emoción, el otro fútbol. Pasión, sevillismo, algo de demagogia. Los resultados son siempre una incógnita, nadie puede asegurarlos, menos aún con el poco tiempo que el utrerano tuvo para esa empresa. Pero con eso, con unos días de psicología y coraje, pareció suficiente. El Sevilla es séptimo pero, por encima incluso de eso, es un equipo confiado, que ha recuperado parte de la moral que se fue derrumbando por el camino.

¿En qué se demuestra? En cosas pequeñas, como los rifirrafes de esta semana con Quique Setién. A todas luces, la temporada del Betis es superior a la del Sevilla. No solo porque hayan quedado por encima en esa particular competición que ambos equipos se traen, algo que se certificó con el empate en el derbi, también por las expectativas de ambos. La clasificación es rigurosa aritmética, pero no siempre es una representación real de lo ocurrido. Porque al Betis al principio de la temporada le podría llegar a valer vivir con tranquilidad; el Sevilla aspiraba a Champions. Unos estuvieron por encima de las expectativas, los otros claramente por debajo.

Foto: Joaquín Caparrós, en su primer entrenamiento en el Sevilla. (EFE)

Eso, en una ciudad partida como es Sevilla, es casi como ganar la Champions. Y Caparrós llegaba para enderezar el camino de los hispalenses, meterlos en Europa, sí, pero también para recuperar un poco el discurso y la narrativa perdida. No era solo ganar los partidos, aunque esto fuese necesario, sino también marcar el terreno. El caso más claro es el de la rueda de prensa previa a este partido.

Caparrós, papel en mano al estilo Mourinho, hizo lo posible por cambiar el discurso imperante, ese que dice que Setién es de fútbol de salón y que la sensación de la temporada es el Betis. Lo hizo con riesgo, porque lo que llevaba en ese rancio folio eran los datos del partido de la ida, en el que los béticos ganaron 2-5 en lo que es una de sus grandes alegrías en el año, quizá de la última década.

Ganar los partidos es lo esencial, pero ganar en la sala de prensa tampoco está de más. Por poner un ejemplo, Caparrós salió tras el partido con el gesto serio, asegurando que habían perdido dos puntos, reclamando para sí una victoria que no existió. Lo cierto es que el partido fue bastante equilibrado. Pero decir lo contrario, asegurar que el resultado era ingrato para los propios intereses, era otra manera de intentar cambiar la dinámica de estos días. El Sevilla salía con la obsesión de marcar su territorio, su superioridad. Fuese cierta o no.

placeholder Quique Setién.
Quique Setién.

La importancia del discurso

En la misma línea estuvo antes del encuentro, en un ataque poco disimulado a Quique Setién. "Se venden motos sin pintura, en el partido de allí hubo 16 faltas el Sevilla, 18 el Betis, despejes 8 el Sevilla y 52 el Betis; remates el Sevilla 14, el Betis 9. Se pueden vender motos, pero no se pueden vender datos", explicaba en un intento de decir que el Betis, uno de los equipos más divertidos de la liga, en realidad no es para tanto.

Es cierto, Setién tiene el cariño de la crítica. Ya el pasado año, en esa jaula de grillos que era el Las Palmas, era sistemáticamente salvado de la quema. Y en el principio de temporada, cuando el equipo encajaba goles a pares y parecía tener la defensa de adorno, se le llenaba de elogios sin importar el marcador. Aquello se solventó por el camino, con el fichaje de Bartra como clave, y el equipo dejó de ser solo bonito para pasar a ser también eficiente. Por el camino Setién se fue llevando todos los elogios, por el juego, por el Betis, por Joaquín, por la refrescante historia de un equipo que da un paso más y se mete en Europa.

Foto: Betis vs. sevilla

Setién, además, también tiene un discurso que engancha. A su público, pero no solo. Ahora está contento, sabe que ha ganado en lo futbolístico y también el discurso. Su éxito no es solo por lo conseguido, también por desbordar lo planeado: "Hemos conseguido en un año lo que en principio teníamos que conseguir en tres, que fue lo que firmé, pero este año se ha dado un paso muy largo y se ha adelantado una perspectiva de futuro.

Así se juega un derbi, en el campo, con sus idas y venidas, y en el discurso, en las calles, en los detalles. Caparrós no ha cambiado a los jugadores, él sabe que no va a enseñar a pegar al balón a Banega, pero con unos pocos días ha insuflado suficiente adrenalina a los suyos para salvar los muebles. Ese discurso, el del coraje y la garra, aguanta solo un tiempo. Al final el fútbol se impone. Pero para tres partidos vale, no es más que darle un bofetón a la institución para que despierte. El Sevilla y el Betis empataron en el campo, pero en la ciudad se sabe que el Betis ha ganado la temporada y el discurso.

Caparrós dio al Sevilla lo que el Sevilla pedía. No los puntos, que eso no es posible de asegurar, sino esas otras cosas que lleva el técnico en el jergón. La idea era traer sangre fresca, emoción, el otro fútbol. Pasión, sevillismo, algo de demagogia. Los resultados son siempre una incógnita, nadie puede asegurarlos, menos aún con el poco tiempo que el utrerano tuvo para esa empresa. Pero con eso, con unos días de psicología y coraje, pareció suficiente. El Sevilla es séptimo pero, por encima incluso de eso, es un equipo confiado, que ha recuperado parte de la moral que se fue derrumbando por el camino.

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