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Marcelo, un futbolista sin término medio
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uno de los señalados del desastre de vigo

Marcelo, un futbolista sin término medio

El porcentaje de culpa que tiene el lateral brasileño en los dos los goles del Celta es alto, por supuesto, aunque no es precisamente eso lo que se le señala, no solo, al menos

Foto: Marcelo no está teniendo una buena temporada. (Reuters)
Marcelo no está teniendo una buena temporada. (Reuters)

En Vigo el Real Madrid tocó fondo por tercera o cuarta vez esta temporada. El campeón del mundo ha cogido la costumbre poco recomendable de perder puntos casi cada vez que juega, dando bastante poco valor al parche que lleva en el pecho. No gana un partido liguero fuera de casa desde finales de septiembre, ha olvidado el juego que le hizo invencible y encuentra en varios de sus jugadores a hombres perdidos en el mar de hierba, que cada minuto que pasa de los partidos se hace más y más grande, eterno, infinito. A nadie se le hace más inmenso que a Marcelo Vieira, uno de los nombres propios para lo malo del tropiezo en Balaídos.

Cuando se pretende analizar una regresión tan profunda en un equipo de fútbol se tiende a valorar por encima de cualquier otro detalle la aptitud física de los futbolistas. El Real Madrid ha perdido 19 puntos porque llegó a tope a las Supercopas y está viviendo en el límite de las posibilidades de los cuerpos de sus jugadores desde entonces, y argumentos así. Durante alguna fase de una temporada, que recordemos dura aproximadamente once meses (si incluimos pretemporadas y torneos de selecciones), es normal que se produzcan bajones en el estado físico de uno o varios miembros de una plantilla, por muy potente que sea, pero no puede ser jamás una razón de peso para explicar por qué el Madrid lleva cuatro meses fallando casi cada dos fines de semana sistemáticamente.

Foto: Bale fue de lo poco salvable del Real Madrid en Vigo. (Reuters)

Marcelo y los momentos valle

Marcelo es uno de esos pocos futbolistas a los que se les puede aplicar esa teoría del físico. Desde que tenía 18 años y debutaba con el Real Madrid, el rendimiento irregular del brasileño ha sido una seña de identidad muy propia, muy intrínseca a su personalidad, su estilo de juego. No ha habido una temporada en la que no se haya sumido en un valle de forma del que le haya costado más o menos salir. Que nunca fuera indiscutible en el Madrid hasta la temporada 2014-15, su novena temporada en el club, habla mucho de la poca confianza que inspiraba a los técnicos que le entrenaban en esos años. No está demás recordar que por muchas risas que suponga hoy en día, Fábio Coentrão fue titular en la final de la Décima, era el lateral de Ancelotti en los partidos grandes, no Marcelo. A partir de entonces, Coentrão​ se 'borró' y Marcelo cogió el puesto y no lo soltó.

El porcentaje de culpa que tiene de los goles del Celta es alto, por supuesto, aunque no es precisamente eso lo que se le señala, no solo, al menos. En el primer gol, el Celta pilla en un contragolpe al Real Madrid y planta solo a Wass delante de Keylor, al que pilla a media salida y le supera con una elegante vaselina. Solo Nacho llega para encimarle tímidamente. El Madrid estaba volcado y naturalmente, expuesto, una situación que puede sucederle a cualquier equipo ofensivo. En el segundo tanto, Marcelo trata de ganar un balón con una ruleta, pero la pierde y reclama falta del Tucu Hernández. El balón acaba en su banda y Maxi aprovecha el centro lateral para marcar sin oposición. Un error puntual que tiene consecuencias muy duras.

placeholder Marcelo suma un gol y una asistencia en esta Liga. (Reuters)
Marcelo suma un gol y una asistencia en esta Liga. (Reuters)

Marcelo fue siempre Marcelo

Pero esos detalles que acabaron en gol son ambos propios de la ideosincrasia de Marcelo. Esa vocación atacante, esos detalles técnicos propios de un mediapunta es lo que ha definido la carrera de Marcelo y lo que le ha hecho tan especial a la vista incluso del aficionado imparcial y, en definitiva lo que le ha garantizado ser el segundo capitán del Real Madrid. Así definía Jorge Valdano su actuación ante el Celta de Vigo. "Se acusa a Marcelo de no volver con la velocidad que corresponde, pero Marcelo fue siempre Marcelo, lo que ocurre es que en estos momentos no está generando desequilibrio atacante y es ahí donde uno echa en falta su talento, no en términos defensivos, porque eso siempre lo ha equilibrado o Casemiro o uno de los defensas". Ese es Marcelo, para lo bueno o para lo malo.

Lo que sucede con él es que es un futbolista extremo, y no nos referimos a su demarcación en el campo. Como este mismo Real Madrid, no sabe jugar una temporada con regularidad. Vive en altos y bajos, como las ondas radiofónicas. O está muy bien y no hay ningún lateral izquierdo en el mundo que le llegue a la suela de los zapatos o es un serio problema para la estabilidad del equipo.

Foto: Javier de Pedro, junto al ex presidente Astiazaran, en su despedida de la Real Sociedad. (EFE) Opinión

Como dice Valdano, a Marcelo se le exige que sea un pilar indispensable en la construcción del juego del equipo, que rompa líneas en campo contrario y sea un puñal en la banda y, por supuesto, que luego aguante atrás todo lo que pueda, sabiendo siempre que tendrá a Casemiro, su gran amigo, para protegerle las espaldas. Si se le pide eso es porque es capaz de hacerlo, porque lo ha hecho muchas veces. No es una demanda descerebrada.

Y ahora mismo Marcelo no es capaz de cumplir ninguna de sus funciones a un nivel aceptable. Uno de los futbolistas más queridos del vestuario, el único que queda de todo el plantel previo a la época de Florentino Pérez, está en uno de esos momentos en los que Ancelotti pondría a Coentrão​. El presidente fichó a Theo Hernández para que Zidane no se viera en la vicisitud de los dos últimos cursos, cuando no tenía un relevo óptimo (en la 15-16 literalmente no había, en la 16-17 Coentrão​ no era un futbolista de primer nivel). El francés ha resultado no estar preparado, aún no, para ser la alternativa principal al brasileño. Las oportunidades que ha tenido no las ha sabido aprovechar y Zidane no se fía de darle partidos con enjundia, lo cual le sucede igualmente con Vallejo, Llorente y Ceballos (no así con Achraf, el más joven de todos).

En Vigo el Real Madrid tocó fondo por tercera o cuarta vez esta temporada. El campeón del mundo ha cogido la costumbre poco recomendable de perder puntos casi cada vez que juega, dando bastante poco valor al parche que lleva en el pecho. No gana un partido liguero fuera de casa desde finales de septiembre, ha olvidado el juego que le hizo invencible y encuentra en varios de sus jugadores a hombres perdidos en el mar de hierba, que cada minuto que pasa de los partidos se hace más y más grande, eterno, infinito. A nadie se le hace más inmenso que a Marcelo Vieira, uno de los nombres propios para lo malo del tropiezo en Balaídos.

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