Es noticia
Fernando Alonso o la importancia de sentirse el centro del mundo para cualquier piloto
  1. Deportes
  2. Fórmula 1
CLAVE EN SU RENOVACIÓN

Fernando Alonso o la importancia de sentirse el centro del mundo para cualquier piloto

El español a menudo es criticado por egoísmo o por arrogancia, pero se ignora que el verdadero fondo de la cuestión es un factor mental decisivo, como es la autoconfianza

Foto: Fernando Alonso, en el pasado GP de Japón. (EFE/Franck Robichon)
Fernando Alonso, en el pasado GP de Japón. (EFE/Franck Robichon)

Es algo que se ve desde los karts a la Fórmula 1. Los padres de los jóvenes pilotos nunca admiten que sus hijos son derrotados por inferior talento, sino por no contar con la mejor equipación. De igual manera, una vez ya de adultos, estos mismos pilotos no varían mucho su enfoque y la confianza en sus posibilidades, es directamente proporcional a no tener dudas de su máquina y del compromiso absoluto de su entorno. A la que surgen dudas sobre este compromiso, comienza el laberinto mental. En esa clave hay que estudiar a Fernando Alonso.

A menudo se critica, o se percibe como debilidad, ese egocentrismo de los pilotos en su forma de actuar, y esas maniobras para que el equipo gire siempre a su alrededor. Esto es un rasgo común no ya de los grandes campeones, sino casi de cualquier piloto con aspiraciones a algo más que divertirse. Es la llave maestra para sentirse ganador. Las agrias disputas entre Ayrton Senna y Alain Prost en sus años de convivencia en McLaren tenían su origen en ver quién se sentía más querido dentro del equipo.

El piloto británico John Watson relató como Ayrton Senna, en una jornada de clasificación, destruyó su mente de tal manera, que inmediatamente asumió que sus días en la Fórmula 1 se habían acabado. "Vi hacer cosas a Ayrton que me parecían imposibles de hacer y no digamos ya, que yo las pusiera en práctica". Un ejemplo claro de por qué un piloto necesita creer que, si no gana, siempre será a causa del coche y nunca por él.

¿Qué necesidad tiene Fernando, por ejemplo, de resaltar que él es el que decide como una vez más hizo ahora en su renovación por Aston Martin? Esos rasgos de permanente reafirmación pueden delatar inseguridad, algo muy sorprendente en alguien con la brutal autoconfianza dentro de un coche que tiene el piloto asturiano. Pero, aparte de comprensible, elegir y no esperar a ver si te escogen es más importante de lo que parece a simple vista. Entre muchas otras razones, casi con seguridad, ser objeto de deseo del equipo de Silverstone es la razón que más ha pesado en su renovación.

Comparar lo incomparable

Es humano. A nadie le gusta ser el segundo plato en una relación amorosa, porque siempre planeará la sombra. De la misma forma, los pilotos necesitan sentir el apoyo incondicional de los que les rodean. Lo necesita cualquier deportista de élite, pero no digamos ya los que se juegan el pellejo en la competición. Algunos serán menos emocionales y no les importa esperar acontecimientos siendo el Plan B o el Plan C de un equipo, pero entonces no sería Fernando.

Un señor 42 años que afronta cada carrera con la intensidad y emoción de un debutante es mentalmente muy especial. Muchas de esas cosas que no se entienden de Fernando, o que resultan molestas por ser percibidas como arrogantes, parten del error de comparar a alguien que no es normal con gente que lo es. Mercedes o Red Bull podrían haber dado al de Oviedo un coche ganador o superior al Aston Martin, quién sabe. Pero, ante la duda, él se la juega por alguien que se ha ganado su confianza.

En una conversación hace pocos días con Hiroshi Fushida, la leyenda japonesa del automovilismo, surgió un análisis muy clarificador del porqué de esta confianza mutua entre piloto y equipo. Hablando de su compatriota Yuki Tsunoda, Fushida lo valoraba de forma muy positiva, pero decía que quería verle junto a un piloto top de verdad y no Ricciardo, al que consideraba un buen piloto pero viejo ya para la Fórmula 1. "Pero es mucho más joven que Fernando", le comenté. "Fernando no es normal. No se le puede comparar mentalmente con ninguno de la parrilla actual".

"¿Y Honda? Las cosas entre ellos y Fernando acabaron muy mal", seguí preguntando a Hiroshi Fushida. "El tiempo da perspectiva a las cosas y se vio lo que muchos imaginábamos, que no era sólo cuestión de que Honda tenía problemas entonces, sino que McLaren no hacía ya coches tan buenos como presumían. Por otra parte, si ves que tu socio en tu nueva aventura tiene una fe ciega en un piloto y su rendimiento salta a la vista, no vas a tirar piedras contra tu propio tejado".

Compromiso incondicional

No crean que la cuestión de Honda es baladí. Cuando sabes que de presentarse el caso, en Aston Martin van a decir "Fernando es innegociable" hay también un factor mental clave para afrontar el gran reto. En la que probablemente sea la última bala del cargador del piloto español, es decir, saber si en 2026 hay coche aspirante a campeón mundial.

El futuro cambio de reglamentación supone un folio en blanco para todos donde hay tantas papeletas para la gloria como para el fracaso absoluto. Un Mercedes o un Red Bull es posible que en 2025 ofrezcan mayores posibilidades de éxito que Aston Martin, pero allí no hay un proyecto de futuro detrás, no hay un plan para el día después.

Foto: Alonso volvió a dejar por detrás a monoplazas superiores. (EFE/Franck Robichon)

Cuando Fernando ve que el interés en su figura se basa en una jugada táctica cortoplacista para parar los golpes de la pérdida de Lewis Hamilton o la posible de Max Verstappen, es comprensible que renuncie a un caramelo que puede estar envenenado.

Si la jugada sale mal y la combinación Aston Martin-Honda no produce una combinación ganadora en 2026, hay vida más allá de esa apuesta. Hay un posible retorno a Le Mans, hay la posibilidad incluso de convertirse en accionista de la compañía. En definitiva, hay un proyecto a largo plazo en el que puede ser la piedra angular.

Decía hace años una famosa top-model que no se levantaba de la cama por menos de 10.000 dólares. A Fernando a estas alturas tiene pinta que lo que le mueve no es el dinero, sino un amor por la competición. Un amor que sabe que no lo va a encontrar por Tinder sino por aquel que le haga sentir el centro del mundo.

Es algo que se ve desde los karts a la Fórmula 1. Los padres de los jóvenes pilotos nunca admiten que sus hijos son derrotados por inferior talento, sino por no contar con la mejor equipación. De igual manera, una vez ya de adultos, estos mismos pilotos no varían mucho su enfoque y la confianza en sus posibilidades, es directamente proporcional a no tener dudas de su máquina y del compromiso absoluto de su entorno. A la que surgen dudas sobre este compromiso, comienza el laberinto mental. En esa clave hay que estudiar a Fernando Alonso.

Fórmula 1 Fernando Alonso
El redactor recomienda