Desde el día que tuvo que despertar, hasta el final con Ferrari: los listones en la vida de Carlos Sainz

"Desde dentro supe y vi cosas antes que todos vosotros, estaba preparado". Carlos Sainz confirmaba en la presentación de su kart en Cremona el lunes las mismas impresiones que su entorno venía trasladando en privado sobre Ferrari.

Desde hacía meses, el español ya tenía abiertas distintas opciones negociadoras fuera del equipo italiano. La mosca detrás de la oreja. Hasta qué punto se temía un desenlace como el de la llegada de Lewis Hamilton no consta.

La salida de Sainz de Ferrari, sin embargo, constituye otro difícil episodio más allá del control de su propio rendimiento. Una carrera donde el listón se le ha elevado una y otra vez por distintas circunstancias. Su posición en la Fórmula 1 confirma que siempre ha superado ese listón. Le toca el turno una vez más.

La primera bofetada de realidad

La historia de Sainz en la competición no ha sido tan fluida como desde el exterior podría parecer. En sus primeros compases, en parte, por el propio protagonista. En una carrera de karts por equipos con periodistas, un adolescente Sainz se perdía su turno por estar disperso con los amigos. Presente Sainz senior, este le abroncó: "¡Debes estar concentrado en todo lo que hagas!", vino a decirle su progenitor, quien desde los tiempos del karting intentaba imbuir a su hijo de la mentalidad necesaria para formar parte de la élite.

La anécdota ilustraba uno de los problemas iniciales en aquel adolescente Sainz. Sabía de su talento, pero sin la monacal dedicación para seguir escalando en la pirámide del automovilismo. Fue en GP3, dentro de la órbita de Red Bull y con Daniil Kvyat como compañero de equipo, cuando el joven Sainz recibió una bofetada de realidad. La primera de las que recibiría en años siguientes.

Helmut Marko prometió a los dos pilotos que el triunfador del campeonato subiría a la Fórmula 1. En un par de carreras (como en Monza) el madrileño sufrió sendos incidentes que le descolgaron de su compañero ruso, que se llevó el título. Sainz se quedó colgado de un hilo. Tuvo que reubicarse en todos los sentidos.

"Me convertí en una persona mucho más disciplinada, me quité, digamos, preocupaciones de la cabeza y me centré en darlo todo por llegar a la Fórmula 1 y ponerme en la mejor posición posible para ello", reconocía recientemente en un medio español recordando aquellos tiempos. "Dediqué toda mi vida y mi esfuerzo en ello y coincidió que lo hice y al año siguiente fui campeón en las World Series y pude llegar a la Fórmula 1". En realidad no fue tan sencillo.

La segunda bofetada antes de la Fórmula 1

Marko llamó a Silverstone a todos sus pilotos para un test colectivo en junio de 2013, incluidos Daniel Ricciardo y Sebastian Vettel. Sainz subía por primera vez a un Fórmula 1. Marko había amenazado dejar fuera del programa al madrileño tras su temporada de GP3, pero un gran debut en la carrera de Mónaco en las World Series, elevó el listón al madrileño de nuevo en su carrera, de forma quizás definitiva. Ese test de Silverstone resultaría decisivo.

Tras dos días de prueba, llegó el momento clave: subirse al monoplaza de Vettel, quien tomaría los mandos después del madrileño. Después de varios juegos nuevos, solo superó a Sainz por 652 milésimas. "Chicos, dejad de darle vueltas, los tiempos de Carlos han sido muy buenos" reconoció noblemente el piloto alemán.

Sainz superó ese listón, pero Marko se lo elevaba más todavía, con toda lógica: si quería llegar a la Fórmula 1, debía ganar el título de las World Series. De lo contrario, adiós a Red Bull. Un renovado piloto, ya absolutamente mentalizado en su misión, logró el récord de victorias en una temporada (7) y el título. Toro Rosso le esperaba junto a Daniil Kyvat. Sin embargo, otro obstáculo se cruzó en su camino, y con el nombre de Max Verstappen.

Helmut Marko había arrebatado al adolescente holandés de las garras de Mercedes, bajo la condición de subirle al año siguiente en un Fórmula 1. Teóricamente, el puesto asignado a Sainz por su victoria. El madrileño se quedó en el limbo, sin asiento en Toro Rosso.

Efectivamente, para 2015 el holandés sustituía a Jean Eric Vergne. Durante un tiempo, el destino de Sainz estaba fuera de la Fórmula 1. Golpes del destino, Vettel dejó Red Bull y el escalafón corrió. Kvyat pasaba al primer equipo, con lo que Sainz compartiría equipo con el piloto holandés.

En el limbo de Red Bull

Durante un año y medio, la pugna entre ambos pilotos fue tremendamente enconada. Hasta el punto de que Marko decidió sacar al holandés de Toro Rosso y despedir a dos de sus ingenieros. Sainz lideró el equipo italiano durante los dos siguientes años, pero sin poder subir al primer equipo ni ser cedido a otro.

Llegó entonces otro momento clave en su carrera, nada fácil de resolver: intentar dejar la órbita de Red Bull, donde era renovado de año en año, y con las manos atadas para decidir sobre su futuro. Nadie había dejado antes la estructura de Red Bull por voluntad propia.

Sainz entró en un pulso con los responsables de Red Bull. En el Gran Premio de Austria de 2017, tanto Horner, como Marko y Tost criticaron al madrileño despiadadamente, quien no deseaba un cuarto año en Toro Rosso. Sainz buscaba la opción de Renault, pero dependía del placet de Red Bull.

Al final lo recibió y fue cedido al equipo francés, intercambio de motorizaciones con Honda incluida. Salvó uno de los grandes escollos de su carrera, pero seguía dependiendo de Red Bull. También, de los contratos anuales. Cuando en 2018 pretendía la continuidad en Renault, la renuencia de Red Bull para darle la carta de libertad le dejó sin asiento en el equipo francés.

Esteban Ocon se puso a tiro. Cyril Abiteboul no podía esperar y confirmó al francés. Sainz se quedaba sin opciones negociadoras de contrapeso y no lograba la necesaria continuidad para cuajar en ningún proyecto. Su carrera no terminaba de despegar. Verstappen, sin embargo, ganaba grandes premios con Red Bull.

El paraíso de McLaren

McLaren tendió la mano salvadora a Sainz. Un contrato de dos años por primera vez en la Fórmula 1 liderazgo del equipo frente a Lando Norris, apoyo total, de su cúpula, el español fue cosechadora de puntos, crucial para el cuarto y tercer puesto del equipo en 2019 y 2020. Por primera vez Sainz disfrutaba de estabilidad en la Fórmula 1. Gracias a su rendimiento llegó la oferta de Ferrari por la alta valoración que Mattia Binotto tenía del piloto español.

Sainz llegaba con la vitola de escudero de Charles Leclerc. Le superó en su primer año juntos, a la inversa el siguiente. La ventaja del madrileño era holgada en 2023 hasta que llegó la famosa alcantarilla de Las Vegas. Su duelo con el monegasco, líder de Ferrari a su llegada, ha elevado su caché respecto a su llegada desde McLaren.

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Pero la inesperada llegada de Hamilton ha hecho saltar por los aires a toda la Formula 1 y la estrategia del español. Imposible competir, aunque tras la marcha de Mattia Binotto y la llegada de Fred Vasseur, como el español reconocía, algo había cambiado.

Toca ahora incertidumbre y navegar durante un año en las aguas de un equipo que le sabe de salida. En este aspecto, Ferrari no es tradicionalmente un buen aliado. El listón se eleva de nuevo para Carlos Sainz.