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"Si tú te metes en mi casa, yo entro en la tuya" Así se calienta la temporada 2023 en la F1
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EL POLÉMICO MENSAJE DEL PRESIDENTE DE LA FIA

"Si tú te metes en mi casa, yo entro en la tuya" Así se calienta la temporada 2023 en la F1

El sorprendente e inédito rifirrafe entre la Federación Internacional de Automovilismo y los propietarios de la FIA suena a choque de armas para marcar sus respectivos territorios

Foto: La FIA y FOM, propietaria y tenedor de los derechos comerciales, están chocando cada vez más con la llegada de Ben Sulayem (REUTERS Hamad I Mohammed Pool)
La FIA y FOM, propietaria y tenedor de los derechos comerciales, están chocando cada vez más con la llegada de Ben Sulayem (REUTERS Hamad I Mohammed Pool)

Posiblemente, los dueños y ejecutivos de la Fórmula 1 no daban crédito a lo que leían sus ojos. Primero, porque se trataba de un mensaje de Twitter en la cuenta personal del presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem. Segundo y más importante, este avisaba sobre la necesidad de aplicar el sentido común por parte de potenciales compradores de la Formula 1. "¿Qué está pasando aquí?", debieron pensar en los despachos de Liberty y Stefano Domenicali. Porque entre bastidores están en marcha episodios que insinúan una tensa relación entre los copartícipes de la gestión de la Fórmula 1, y donde las declaraciones de Mohammed Ben Sulayem se antojan como punta de ese complejo iceberg.

Sin duda, el presidente de la FIA ha emprendido en los últimos tiempos una estrategia diferente hacia la F1. Tras un primer año de aterrizaje, en las últimas fechas ha llevado a cabo gestos que rompen con la política seguida en los últimos años por la institución bajo el mandato de Jean Todt, el anterior presidente, caracterizado por un elegante distanciamiento en la gestión de la Fórmula 1. Con su mensaje en Twitter ha ardido Troya. ¿Con qué intención?

Ya son varios los gestos

La última gala de premios de la FIA dio un primer toque con esa insólita conversación entre Ben Sulayem y Christian Horner, en la que el presidente dejó entrever que la resolución acerca del exceso presupuestario de Red Bull había dejado heridas entre los contendientes. Después, llegó el aviso a los pilotos: nada de utilizar los campeonatos de la FIA para agendas personales, como en los dos últimos años ha sido el caso de Lewis Hamilton. A continuación, la alfombra roja para la llegada de más equipos a la Fórmula 1 y el claro apoyo a Andretti y Cadillac, escenario que pone de los nervios a los equipos, y a la Fórmula 1 en posición delicada frente a los diez protagonistas del campeonato. Ahora, el insólito enfrentamiento del presidente con los dueños comerciales de la Fórmula 1.

Este último episodio surgió a raíz del rumor de que Liberty Media habría desechado su venta a un fondo saudí a pesar de una astronómica oferta, supuestamente de veinte mil millones de dólares, y a pesar de la enorme plusvalía que supondría frente a los 8.500 millones en que se valoró en el momento de su adquisición en 2017. A partir de aquí, la intervención del presidente de la FIA.

Cuidado con el "precio inflado"

"Se recomienda a cualquier comprador potencial que aplique el sentido común, considere el bien mayor del deporte y presente un plan claro y sostenible, no solo una gran cantidad de dinero”, escribía Ben Sulayem."Es nuestro deber considerar cuál será el impacto futuro para los promotores en términos de mayores tarifas de y otros costos comerciales, y cualquier impacto adverso que pueda tener en los aficionados". Semejante declaración solo puede atribuirse a torpeza o, más probablemente, a una agenda oculta que solo las partes pueden interpretar. Porque el titular que proporcionaban las palabras de Ben Sulayem hablaban de “precio inflado”. La intervención del presidente de la FIA podría entenderse como un ‘consejo/aviso’ a potenciales compradores de la Fórmula 1.

La reacción de Liberty no se hizo esperar a través de los asesores legales de la propia matriz, Sacha Woodward Hill y Renee Wilm. En la carta remitida a la FIA sacan toda la artillería. Primero, marcando el territorio: Max Mosley cedió a los propietarios comerciales el derecho a explotar el Campeonato del Mundo durante cien años, con Bernie Ecclestone a los mandos. En dicho acuerdo se establecía claramente que la institución no se inmiscuiría en el terreno comercial: “La FIA se ha comprometido inequívocamente a no hacer nada que perjudique la titularidad, gestión y/o explotación de esos derechos", recuerda la carta de Liberty. “Las declaraciones a los medios oficiales de redes sociales interfieren en nuestros derechos de manera inaceptable”, o “las circunstancias en las que la FIA jugaría algún papel en el cambio de control de la Fórmula 1 son muy limitadas”, rechazando cualquier atribución de la Federación en caso de venta de la Fórmula 1.

placeholder El desenlace del pasado GP de Italia fue otro de los polémicos momentos en que se cuestionó la gestión de la FIA (REUTERS Jennifer Lorenzini)
El desenlace del pasado GP de Italia fue otro de los polémicos momentos en que se cuestionó la gestión de la FIA (REUTERS Jennifer Lorenzini)

“Comentar sobre el valor de una entidad que cotiza en bolsa, especialmente afirmar o implicar la posesión de información interna al hacerlo, corre el riesgo de causar un daño sustancial a los accionistas e inversores de esa entidad, sin mencionar la exposición potencial a graves consecuencias regulatorias”. En términos legales, la carta de Liberty termina con una suerte “esperemos que esta sea la última vez”.

¿Se trata de un mensaje?

Es evidente que Ben Sulayem no puede desconocer los límites de la institución. Por ello, cabe atribuir una intención y un mensaje al invadir el terreno de su copartícipe en la gestión de la Fórmula 1, porque considere que está ocurriendo a la inversa con Liberty y FOM. Por ejemplo, el incremento de carreras del calendario (La FIA comunicó de manera individual el de 2023), el número de las pruebas sprint y, sobre todo, el cuestionamiento de la gestión de la FIA en lo relacionado con la gestión de la competición (tan polémica en tantos aspectos en 2022) que son de su estricta competencia, pero que afectan a los intereses de Liberty y FOM. Y si estos, en sintonía con los equipos, meten la cuchara para decidir quién puede correr o no en la Fórmula 1, potestad que Ben Sulayem considera jusrisdicción de la Federación ¿ Por qué no puede esta valorar el impacto de una oferta de compra desproporcionada?

"Hablo con Stefano creo que cada dos días. Si no llamo yo, él llama, ​​este es el camino. Incluso antes de cualquier reunión o antes de cualquier decisión", declaraba el presidente en noviembre pasado al hilo de los potenciales conflictos con FOM sobre determinados aspectos de la Fórmula 1 que dependen exclusivamente de la FIA. Quizás, Ben Sulayem haya cogido el teléfono después de sus recientes y polémicas declaraciones y haya avisado a Stefano Domenicali. "Si tú te metes en mi casa, yo me meto en la tuya". Pilotos, equipos, la propia FOM... Es evidente que en las últimas fechas el presidente de la FIA está marcando el territorio en el segundo año de su mandato. 2023 se presenta caliente y potencialmente polémico en el terreno político. "La Formula 1 me consume”, declaraba en tono de broma Ben Sulayem en el pasado Rallie de Montecarlo. Por algo será.

Posiblemente, los dueños y ejecutivos de la Fórmula 1 no daban crédito a lo que leían sus ojos. Primero, porque se trataba de un mensaje de Twitter en la cuenta personal del presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem. Segundo y más importante, este avisaba sobre la necesidad de aplicar el sentido común por parte de potenciales compradores de la Formula 1. "¿Qué está pasando aquí?", debieron pensar en los despachos de Liberty y Stefano Domenicali. Porque entre bastidores están en marcha episodios que insinúan una tensa relación entre los copartícipes de la gestión de la Fórmula 1, y donde las declaraciones de Mohammed Ben Sulayem se antojan como punta de ese complejo iceberg.

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