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Adiós a Max Mosley: la mano de hierro (con McLaren) en guante de seda de la Fórmula 1
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FIGURA CLAVE DE LA F1 DURANTE VARIAS DÉCADAS

Adiós a Max Mosley: la mano de hierro (con McLaren) en guante de seda de la Fórmula 1

Todopoderoso presidente de la FIA, controló con mano de hierro y en tandem con Bernie Ecclestone la Fórmula 1. Dotado de un brillante y refinado intelecto, contribuyó también al transformar la seguridad del deporte

Foto: Presidente de la FIA y todopoderoso en la F1, Mosley transformó la disciplina junto con Bernie Ecclestone
Presidente de la FIA y todopoderoso en la F1, Mosley transformó la disciplina junto con Bernie Ecclestone

El que fuera presidente de la Federacion Internacional de Automovilismo durante dos décadas, falleció el pasado lunes a los 81 años. Max Mosley siempre será recordado como la controvertida figura, que junto a Bernie Ecclestone fue clave para transformar la Fórmula 1 en el coloso global del mundo del deporte que es hoy. Se podría decir que si Bernie fue el arquitecto, Mosley fue el ingeniero que aterrizaba todas sus ambiciones. El curioso equipo formado por el proletario ‘eastender’ londinense con el refinado abogado de origen aristocrático no podía contar con personalidades más dispares pero, precisamente por ser tan complementarios, lograron entre ambos tener el poder casi absoluto del automovilismo global durante 20 años.

La controversia acompañó a Max Mosley desde su nacimiento, pues coincidió en 1940 justo cuando su país afrontaba una inminente guerra con Alemania. Si ya era un momento complicado para venir al mundo, qué decir cuando arrestan a tus padres por sus simpatías con el régimen de Adolf Hitler. El padre del fallecido expresidente de la FIA era nada menos que Sir Oswald Mosley, presidente de la Unión Británica de Fascistas, un grupo con bastante influencia en ciertas élites en el Reino Unido hasta que la amenaza de Hitler sobre las Islas británicas se hizo patente. Semejantes antecedentes fueron determinantes para que Max Mosley acabara en el mundo de las carreras y la Fórmula 1.

Adiós a la política

Sólo la amistad familiar de Winston Churchill con Diana Mitford, la madre de Max, hizo que este pudiera volver a ver a sus padres tres años después. Pero con tales antecedentes iba a ser difícil que el joven Mosley hiciera carrera política como era su deseo. El estigma familiar iba a pesar sobre él. Gracias a la fortuna familiar procedente de la familia de su madre, (herederos de la cervecera Guinness), Mosley tuvo una educación cosmopolita en varios países europeos, que le dotó de un dominio del alemán y el francés que posteriormente resultó crucial para triunfar como era su deseo en la política, aunque esta fuera en el campo del automovilismo.

Porque se le adore o se le odie, es innegable que con esa habilidad política que le distinguía transformaría con los años el nido de burócratas y enchufados de apellidos rimbombantes que era la FIA, en una poderosa e influyente organización global, consultada por los principales organismos políticos mundiales en cuestiones de movilidad e industria del automóvil. Suyas fueron por ejemplo las iniciativas de los test de impacto EuroNcap que hoy día son el aval de certificación de seguridad de los coches de calle. Suya fue también la iniciativa de progresar en la seguridad en las carreteras y los usuarios que ha desarrollado su sucesor al frente de la institución Jean Todt.

El apellido no importaba

Sin embargo, que Mosley convirtiera el automovilismo en el eje de su vida tuvo bastante de casual. “Allí donde iba, -relataba Max-, inmediatamente mi apellido se convertía en un problema hiciera lo que hiciera. Sin embargo, cuando empecé a frecuentar los circuitos en las carreras de coches, escuche a alguien a mi lado que decía: Anda mira, aquí hay uno que se apellida Mosley, seguro que es familia de los de carrocerías Mosley. Eso me abrió los ojos de que por fin había encontrado un mundo, donde se me iba a juzgar por mis actos y no por estigmas heredados de mi familia".

Recién graduado en leyes por Oxford, empezó a tomarse las carreras cada vez mas en serio, progresando como piloto y como director de un equipo que había formado, denominado ‘London Racing team’. Llegó a correr en Fórmula 2, pero cuando vió fallecer al bicampeón mundial Jim Clark en una carrera en Alemania donde Mosley participaba supo que su futuro en el automovilismo estabás más en los despachos que al volante. La audacia y talento que mostraba fuera de la pista sobrepasaba con mucho a sus capacidades dentro del coche. Tras colgar el casco formó junto a cuatro socios la sociedad March engineering, que debía el acrónimo a las iniciales de los nombres de los socios Max, Rees, Coaker y Herd. Desde el primer momento Mosley dio prueba de su osadía anunciando que iban a construir coches de carreras para varias categorías, ¡incluyendo la Fórmula 1!.

Pocos les tomaron en serio, pero debutaron a lo grande, consiguiendo no sólo vender varios chasis sino también victorias y pelearon por el título mundial. Aunque March siguió varios años en la Fórmula 1 y fue un lucrativo negocio en la venta de chasis para otras categorías, Mosley fue perdiendo progresivamente interés en la parte empresarial, en detrimento de su cada vez mas activo rol en la política junto a Bernie Ecclestone en el desarrollo del sindicato de constructores FOCA (Formula One Constructors Association). Eran el tándem perfecto para luchar contra el poder de la FIA, la institución que años después presidiría. Ecclestone tenía la visión y la habilidad negociadora, Max aportaba su red de contactos a alto nivel y su talento como correoso abogado.

placeholder Mosley logró sacar de la Fórmula 1 a Ron Dennis y Flavio Briatore
Mosley logró sacar de la Fórmula 1 a Ron Dennis y Flavio Briatore

La complicidad con Ecclestone

Ecclestone ganó a la FIA el primer asalto al quedarse con los derechos comerciales de la Fórmula 1, pero todavía dependía demasiado de la institución para hacer y deshacer a su antojo como era su deseo. La jugada maestra llegó en 1991, cuando frente a todo pronostico descabalgó de la presidencia a su acérrimo rival, el francés Jean Marie Balestre y colocó a su viejo aliado Max Mosley. Entre los dos fueron lo suficientemente hábiles para ir ganando voluntades con el caramelo de una Fórmula 1 en claro crecimiento y, a partir de ese momento, tuvieron manos libres para hacer y deshacer políticamente lo que se les antojara en el mundo del automovilismo.

Por mucho que escenificaran de vez en cuando enfrentamientos, Bernie y Max trabajaban como una perfecta sociedad. Así, la Federación Internacional de Automovilismo firmó con Ecclestone un contrato de gestión de la Fórmula 1 por ¡100 años!. Ceder los derechos de la joya de la corona de la FIA a un señor de 80 años para un siglo no tenía por dónde cogerlo. Pero aquella sociedad era una máquina de ganar dinero, y todos aquellos que tuviera relación con ‘el show de Bernie & Max’ miraban para otro lado. Para qué pensar en lo ético, cuando todo los que podían protestar se estaban beneficiando a manos llenas. Mosley demostró ser un insuperable maestro disfrazando de honorabilidad, prácticas de lo mas reprobables.

placeholder Sus orígenes familiares le llevaron al automovilismo, donde el apellido familiar no pesaba como en la política, a la que quiso dedicarse
Sus orígenes familiares le llevaron al automovilismo, donde el apellido familiar no pesaba como en la política, a la que quiso dedicarse

Enemigo mortal de Dennis

Ese guante de seda se convertía en puño de hierro contra sus enemigos, como fue el caso de uno de los más acérrimos que tenía en el paddock, el británico Ron Dennis. Cuando se destapó el asunto del "Spygate" de Ferrari y McLaren que entró en juego en el conflicto de Alonso con el equipo británico, Mosley encontró la gran oportunidad para acabar con Dennis, como así finalmente fue. Tras un 'proceso' legal contra el equipo británico, McLaren fue sancionado al final de 2007 con cien millones de dólares de multa y perdió todos sus puntos en el campeonato. Aquel episodio y sus consecuencias pesaron gravemente sobre McLaren los siguientes años, y finalmente, con la salida de Dennis de McLaren, a quien Mosley persiguió incansablemente hasta que lo logró.

Todo aquel peligroso juego podía acabar rompiéndose. Ocurrió en 2008 en forma de una orgía sadomasoquista, donde un tabloide británico cazó a Mosley. El daño reputacional fue tan grande que pese a resistirse, su salida de la presidencia de la FIA ya tenía fecha. Con una vida hecha llena de triunfos y fortuna personal, desestimó el consejo que le dieron sus allegados y convirtió su nueva misión vital,en hundir legal y empresarialmente a la prensa amarilla. Nadie entendía perder tiempo en esa cruzada, pero Bernie Ecclestone dio la clave del porqué: “No conocéis a Max. No hay nada con lo que disfrute más que poder derrotar a gigantes en un combate jurídico”, sentenció el magnate británico. Genio y figura.

El que fuera presidente de la Federacion Internacional de Automovilismo durante dos décadas, falleció el pasado lunes a los 81 años. Max Mosley siempre será recordado como la controvertida figura, que junto a Bernie Ecclestone fue clave para transformar la Fórmula 1 en el coloso global del mundo del deporte que es hoy. Se podría decir que si Bernie fue el arquitecto, Mosley fue el ingeniero que aterrizaba todas sus ambiciones. El curioso equipo formado por el proletario ‘eastender’ londinense con el refinado abogado de origen aristocrático no podía contar con personalidades más dispares pero, precisamente por ser tan complementarios, lograron entre ambos tener el poder casi absoluto del automovilismo global durante 20 años.

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