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Fernando Alonso solo falló la última bala, pero promete puntería para el sprint de Brasil
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Fernando Alonso solo falló la última bala, pero promete puntería para el sprint de Brasil

Alonso gestionó magistralmente todos y cada uno de los espinosos momentos del Q1 y Q2, pero las especiales condiciones del último bloque no le permitieron repetir el mismo patrón

Foto: Fernando Alonso, en Brasil. (EFE/Fernando Bizerra)
Fernando Alonso, en Brasil. (EFE/Fernando Bizerra)

A la pista de Interlagos le gusta jugar a los dados, y parece que la mesa del presente Gran Premio de Brasil se presenta propicia para el azar. Ya le ocurrió en su día a Nico Hulkemberg y Williams con una insólita pole en 2010, y en esta ocasión la fortuna ha entregado sus favores a otro de los farolillos rojos de la Fórmula 1, Haas y Kevin Magnussen. Hubo parte de mérito en la perspicacia final del equipo, y solo por ser testigos de la celebración de todos sus miembros ya valió la pena vivir la sesión clasificatoria para la carrera sprint.

Este formato polariza a tantos detractores como defensores. Aunque sin duda la cronometrada del viernes ofrece más intensidad que unos monótonos libres, con la lluvia caprichosa de Interlagos se alcanzó el paroxismo. No hubo ni un segundo de pausa y tranquilidad, todos puntillas y en el filo de la navaja en cualquier momento de los tres bloques.

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"Muy buena crono tanto en intermedios como en semiseco", se felicitaba en las redes sociales al terminar, "mañana en la 'Q4' intentaremos ganar alguna posición y estar preparados para el domingo". Fernando Alonso los clavó en todos y cada uno de sus cronos, salvo en única vuelta del Q3 que definió el resultado final, que regaló a Magnussen la primera y quizás única pole de su vida, y al español una séptima posición con agridulce sabor. Aunque se trate de un buen resultado para la carrera sprint, Alonso pudo haber dado la campanada. Si el fin de semana brasileño sigue jugando a los dados, la sorpresa de Magnussen podría no ser la única.

Cada bala, en el blanco

Antes de la sesión clasificatoria llegó la lluvia, como se esperaba. Pero no se adentraba inicialmente en el Q1. Había tiempo para que se secara el asfalto, como así fue. Todos salieron con intermedios, pero Pierre Gasly se arriesgó a jugar con el neumático seco, aunque caracoleando por la pista para no acabar fuera de lo negro. Alonso esperaba pacientemente agazapado. Hubo un momento en que era el único sin tiempos. Primer intento, y zas, se colocó primero. Aunque fuera superado por Verstappen y demás compañía, pero fue suficiente. Misión cumplida.

Pilotos y equipos vivían en un aire. Incluso hubo momentos en que Hamilton también estuvo en la burbuja. Se salvó. Según evolucionaba la pista, quien se despistaba se quedaba en pocos minutos en el grupo de eliminados. Alonso se colocó sexto en el Q2. Cada salida, en el momento adecuado, se aupaba a lo alto de la clasificación. También en el último intento del segundo bloque. Cada bala, en el blanco. Quedaba la duda de si el Alpine se movía cómodo en el trazado de Interlagos, o el español y el equipo acertaban en el momento idóneo para saltar al asfalto y disparar. Como quien no pisa los charcos y llega a la acera de enfrente sin mojarse.

¿Entre los cinco primeros con lluvia?

Pero los dados son por naturaleza caprichosos. En los compases finales del Q2 comenzaba a llover. Sainz casi queda atrapado con una vuelta lenta pero arañó otra in extremis. La gran duda era entrar en el asfalto del Q3 cuando todavía era apto para los lisos, aunque todos -menos Ferrari con Leclerc- certificaban que habría tiempo para una vuelta antes de que el asfalto se mojara del todo. Aquí, el orden en el que se posicionaron los coches antes de salir resultó decisivo, tanto por el tráfico como por el tiempo en que el asfalto se mantendría apto para los lisos. Todos impacientes, todos alineados a la espera del semáforo verde para tirar desesperados porque las gotas empezaban a caer. Alonso y Ocon estaban al fondo de la fila, y lo pagaron, sobre todo el español, quien por primera vez en toda la sesión se veía por detrás del francés. En primera posición de la cola estaba Kevin Magnussen. El danés logró la polee.

Con tanto tráfico por delante, Alonso no completó una vuelta a la altura de las protagonizadas en el Q1 y Q2, cuando se aupaba siempre arriba de la tabla. Para colmo, la temprana salida de Russell cercenó el poco tiempo disponible y bloqueó la sesión cuando estaba clasificado en tercera posición. La Fórmula 1 tiene pendiente qué hacer con el piloto que frustra la sesión y, además, resulta beneficiado por su error.

A priori, para Alonso el Gran Premio de Brasil sobre agua se abría a un gran resultado, habida cuenta de la habilidad mostrada en condiciones deslizantes este año, como en Canadá. La lluvia seguirá arrojando los dados estos días sobre la mesa de Interlagos. Este fin de semana huele a locura. Empezando ya por el viernes. De repetirse ofrecerse la metereológica para jugar con pilotos y equipos, cabe apostar a un Fernando Alonso entre los cinco primeros en la carrera sprint. El domingo será otra historia.

A la pista de Interlagos le gusta jugar a los dados, y parece que la mesa del presente Gran Premio de Brasil se presenta propicia para el azar. Ya le ocurrió en su día a Nico Hulkemberg y Williams con una insólita pole en 2010, y en esta ocasión la fortuna ha entregado sus favores a otro de los farolillos rojos de la Fórmula 1, Haas y Kevin Magnussen. Hubo parte de mérito en la perspicacia final del equipo, y solo por ser testigos de la celebración de todos sus miembros ya valió la pena vivir la sesión clasificatoria para la carrera sprint.

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