Alonso y Verstappen: dos enfermos de las carreras al asalto de las 24 horas de Le Mans

Tienen muchos puntos en común Fernando Alonso y Max Verstappen para haber generado la buena sintonía que muestran el uno con el otro. A pesar de la diferencia de edad entre ambos, es posible que sean de los pilotos que mejor se llevan del paddock. Es muy posible que el asturiano se vea reflejado en su 'yo joven' con el neerlandés y es sabido que Supermax siempre ha reconocido que Fernando ha sido su principal inspiración en su carrera hacia la Fórmula 1.

La penúltima de sus coincidencias, y más visible, ha sido la reciente polémica surgida por el plantón que Max Verstappen ha dado a los responsables de la televisión británica de Sky TV. El neerlandés entiende una intolerable falta de respeto la permanente puesta en duda de la legitimidad de sus títulos mundiales. Anteriormente, a Max, el piloto que más claramente se ha significado acerca de lo escorado que está el mundo de la Fórmula 1 hacia lo anglosajón siempre ha sido Fernando Alonso.

Ambos siempre han querido puntualizar que no quieren generalizar respecto a todo o británico, pero al mismo tiempo han respirado también por la herida de la doble vara de medir con que se les trata a ellos respecto a los pilotos del Reino Unido. Tengan o no razón en sus quejas, son hechos documentados que los dos están unidos en esa cruzada.

Una personalidad muy similar

Pero, más allá de la piña que puedan hacer ambos ante una situación que les haya podido haber molestado, también hay muchos rasgos en su perfil personal que les hace ser muy parecidos. Lo de ser los dos endiabladamente rápidos es una obviedad, lo mismo que cabe decir con la forma que habitualmente han dominado a sus compañeros de equipo, o qué decir de sus formas directas a la hora de expresar sus opiniones. Sin embargo, es posible que no haya dos pilotos en la parrilla tan enfermos por las carreras como Fernando y Max. Sueñan, comen, respiran carreras y más carreras. Una obsesión por su profesión absolutamente fuera de lo común que hace que cualquier cosa que salga de un volante y un acelerador se convierta en superflua.

Después de que Fernando Alonso ganara en 2018 las 24 horas de Le Mans, Verstappen reconoció el mérito del de Oviedo e insinuó hasta que le gustaría probarlo él también: "Para cuando acabe mi contrato actual en 2028, habré estado en la Fórmula 1 durante mucho tiempo", afirmó el neerlandés. "Carreras como Le Mans, Spa, Daytona o Sebring me atraen. Ya he ganado en el simulador [en carreras de resistencia], pero nunca en competición. Fernando ha querido probar cosas diferentes, porque fue y ganó Le Mans, lo que debe ser una sensación increíble y hubiera sido emocionante estar en un equipo junto con él, ¿quién sabe más adelante? Sería genial, creo", agregó.

El propio Dani Juncadella en la entrevista que tuvo con El Confidencial justo después de ganar las 24 horas de Spa, corroboraba este interés, porque, cuando Max le felicitó por el triunfo, le dijo lo mucho que le gustaría ganar esa carrera un día. Aquí influye el detalle de que, aunque Jos, el padre de Max sea de los Países Bajos, su madre, Sophie, es de Bélgica, de una zona cercana al mítico circuito de las Ardenas. Pero, más allá de cuestiones sentimentales, el hecho de que Verstappen se apunte a competiciones de sim-racing en su tiempo libre dice bastante de lo obsesivo del actual campeón de mundo con todo aquello que gire alrededor de carreras. Lo curioso es que a Fernando Alonso, a pesar de no pertenecer a una generación como la del neerlandés que ha crecido con los videojuegos, es a otro que le ha faltado tiempo para seguir compitiendo fuera de los circuitos, aunque sea de forma virtual.

Recientemente, era el propio Fernando Alonso el que recogía el guante lanzado cuatro años atrás por Max y expresaba su ilusión por competir juntos en el futuro en las 24 horas de Le Mans: "A los dos nos encantan las carreras, sé que a Max le gustaría competir en carreras de resistencia algún día y que está interesado en participar en las 24 Horas de Le Mans. Por supuesto que me gustaría correr con él. Creo que deberíamos explorar esa idea si podemos hacerlo juntos". Por el momento, ni uno ni otro podrían hacerlo porque sus actuales contratos se lo impiden, como mínimo, hasta la edición de 2025; pero, puestos a soñar con esa posibilidad, cabe preguntarse más allá del horizonte temporal con qué máquina podría competir ese dream team.

El triángulo Alonso, Verstappen y Newey

El mundo de la resistencia vive un espectacular renacer con la reglamentación de los Hypercar, que ha atraído el interés de muchas marcas gloriosas de la competición en general y de las 24 horas de Le Mans en particular, como son entre otras Porsche, Ferrari, Peugeot, Cadillac, Toyota o Alpine. Sin embargo, se echa en falta una en particular: Aston Martin. El fabricante británico será el empleador futuro de Fernando Alonso y, además, tiene una bonita historia con la prueba cumbre de la resistencia; casualmente crearon el Valkyrie, el primer coche que realmente puede considerarse Hypercar, diseñado por un genio de nombre Adrian Newey, el mismo diseñador de los Red Bull de Max Verstappen.

"Red Bull Advanced Technology fue creado exactamente para crear el Valkyrie", explicaba hace algo más de dos años el propio Newey. "Ver a este Aston Martin cinco años después de que empezara a hacer sus primeros bocetos es muy emocionante. Hay cosas que trabajar aún, como la suspensión activa, pero toda la experiencia acumulada es una base excelente para hacer una segunda versión". Aunque las cosas hayan cambiado mucho en Aston Martin desde entonces, no dejan de ser interesantes las declaraciones del ingeniero británico, a la hora de pensar cuál sería la posibilidad más razonable de ver a Verstappen y Alonso sentados en el mismo coche.

El Valkyrie es la joya tecnológica del fabricante británico que compró hace dos años Lawrence Stroll en una situación cercana a la quiebra. Había tantas cosas que hacer para enderezar la nave, que pensar en un programa competitivo para este coche era lo último que debía hacerse, más aún teniendo en cuenta que ya había que sentar las bases del recién adquirido equipo de Fórmula 1.

Con el patrocinio de Aramco y superada la zozobra inicial, el futuro de la prestigiosa marca británica tanto a nivel comercial como deportivo puede hacer rescatable este proyecto para un futuro a medio plazo. Porque no hay que olvidar que, si a Fernando Alonso y a Max Verstappen les ilusiona la posibilidad de ganar las 24 horas de Le Mans juntos, no es menor la ilusión que le haría a Adrian Newey y Red Bull Technologies, los padres de la máquina en cuestión.