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El kamikaze Leclerc (Ferrari) o por qué el fiasco de Mónaco ha sido el que más duele
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Fin de semana para olvidar

El kamikaze Leclerc (Ferrari) o por qué el fiasco de Mónaco ha sido el que más duele

Por como empezaba Leclerc el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 muchos podrían imaginarse el futuro que le esperaba, fuera de carrera. Y así acabó al encontrarse con Hulkenberg

Foto: Leclerc en acción en el Gran Premio de Mónaco. (Reuters)
Leclerc en acción en el Gran Premio de Mónaco. (Reuters)

Por como empezaba Charles Leclerc el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 muchos podrían imaginarse el futuro que le esperaba. El monegasco fue como pollo sin cabeza a atacar a cada rival que se ponía en su camino. Quizá tenía que ir un poco más agresivo de la cuenta por el regalo que le dio Ferrari el sábado, pero las carreras en Mónaco tienen muchos giros y en cualquier momento todo puede darse la vuelta. Así que tirar el gran premio por precipitarse fue un grave error que hundió a Leclerc, quien buscaba un gran fin de semana para dedicar a Jules Bianchi y, especialmente, a su padre.

Su primer año en Ferrari no será el mejor en números, pero le está aportando una experiencia valiosa. Su carrera en la estrechas calles del Principado se podría definir en una constante y excesiva agresividad. Tanto que hasta el mismísimo Romain Grosjean, famoso en el lugar por sus errores incomprensibles, llamó “kamikaze” al piloto monegasco.

En el Principado, Leclerc sacó su mejor repertorio. Adelantamientos impensables, pero que sin la ayuda del rival hubiesen sido imposibles. En Loews pasó a Lando Norris. El británico no quiso problemas e incluso se apartó para evitar el choque. En el caso de Grosjean, el francés fue una hermanita de la caridad después de que Leclerc le metiera el coche en La Rascasse de forma impresionante. Pero las sensaciones es que el de 21 años se iba a acabar encontrando con alguien más duro, y ese fue Nico Hulkenberg. Leclerc intentó el mismo adelantamiento que al Haas, pero el alemán fue más listo. No dejó espacio en el interior y Leclerc acabó con todas sus opciones en tan solo once vueltas.

La cuenta pendiente con Mónaco

Su accidente provocó un enorme pinchazo con el que tuvo que dar toda la vuelta. Su lucha por volver con el neumático pinchado a boxes para seguir en la carrera, demostraba las ganas de hacer algo importante en su propia casa, a sabiendas de que no había gran solución. Su suelo quedó muy dañado y tuvo que abandonar unas vueltas después. Un fiasco de los que más le ha dolido y no solo porque fuera en su casa. En su mente siempre estaba su padre.

El monegasco perdió a su padre en 2017. Y en momentos cruciales de su carrera deportiva. “Supimos que estaba enfermo antes de la última carrera de Abu Dabi de GP3”, a finales de 2016, recordaba Charles la temporada pasada. Una enfermedad terminal. Y en Mónaco 2017, llegó su momento más duro. "En Fórmula 2, el pasado año también fue muy duro”, recordaba Leclerc cuando llegó la carrera de casa. “Verme correr aquí era su sueño, pero el miércoles antes de la carrera le hicieron entrar en coma porque la enfermedad ya era demasiado para él. Fue un fin de semana muy difícil”. Nada en comparación a lo que vendría poco después.

Este es uno de los grandes motivos por los que Leclerc acabó hundido con su resultado este fin de semana. Su eliminación en Q1 lo dejó desencajado y con un enfado y una rabia tremenda que sacó el domingo en carrera. El ímpetu por la necesidad de dedicar un gran resultado a su padre en su casa quizá pudo con el joven piloto de la Scuderia.

Foto: Checo Pérez durante el Gran Premio de Mónaco. (EFE)

Cómo Leclerc y Vettel luchan con su SF90

Los focos de las críticas de esta temporada están yendo a parar al equipo Ferrari. Los italianos se han equivocado en estrategias, en tomas de decisiones, en el concepto del monoplaza… Pero los pilotos tampoco están ayudando a suavizar estos reproches. Aún así, en Maranello han creado un monoplaza sin apenas adeherencia al asfalto como quedó al descubierto en Mónaco y Bakú. Un coche que es mucho más difícil de conducir de lo que se puede pensar. Una dificultad que incrementa cuando ven a Mercedes como un tiro y ellos van al límite con el cuchillo entre los dientes en cada paso por curva.

En Mónaco, la Scuderia se equivocó gravemente con Leclerc, pero el piloto también tuvo su parte de culpa con un primer intento bastante malo y en el que destrozó los neumáticos. A pesar de siempre buscar los límites por las urgencias en el mundial, el inicio del monegasco no es el que se esperaba en Maranello. Ha sumado varios errores cada fin de semana que luego han hipotecado sus carreras. El duelo en Fórmula 1 entre Leclerc y Sebastian Vettel en 2019 era previsible, pero no tanto que la derrota del alemán llegara tan pronto y tan contundente. Posiblemente ni para la cúpula de Ferrari. Lo ocurrido en Baréin, malentonó al monegasco. Ya se vía superior a todo un tetracampeón del mundo. Ahora, cuatro carreras después, Leclerc deberá plantearse que el Mundial de Fórmula 1 no es tan sencillo como parece y que es muy largo.

En Bakú llegó su peor momento como piloto de Ferrari. Estrellándose en el castillo cuando era favorito para lograr la pole, como reconocía el propio Toto Wolff. Un error imperdonable. Un fallo que provocó además un retraso que enfrió la pista y jugó en contra del SF90. Y en Barcelona, su agresividad en cada paso por los pianos hacía añicos el fondo plano de su SF90. Su salida en la curva nueve ya completó todo el desastre. Ahora, después de seis grandes premios, la gran esperanza de los tifosi se encuentra quinta en el mundial, con un único podio y a 25 puntos de su compañero de equipo.

Por como empezaba Charles Leclerc el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 muchos podrían imaginarse el futuro que le esperaba. El monegasco fue como pollo sin cabeza a atacar a cada rival que se ponía en su camino. Quizá tenía que ir un poco más agresivo de la cuenta por el regalo que le dio Ferrari el sábado, pero las carreras en Mónaco tienen muchos giros y en cualquier momento todo puede darse la vuelta. Así que tirar el gran premio por precipitarse fue un grave error que hundió a Leclerc, quien buscaba un gran fin de semana para dedicar a Jules Bianchi y, especialmente, a su padre.

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