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Todo lo que se esconde detrás de una foto de Fernando Alonso con unas gafas de piña
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EL CAMBIO DE FILOSOFÍA DE MCLAREN

Todo lo que se esconde detrás de una foto de Fernando Alonso con unas gafas de piña

Una marca de chancletas se ha colado entre los lujosos patrocinadores de McLaren, un desliz y un cambio de filosofía que nos transporta a décadas en las que había patrocinio de preservativos

Foto: Fernando Alonso en las pasadas 24 Horas de Daytona. (EFE)
Fernando Alonso en las pasadas 24 Horas de Daytona. (EFE)

Los aficionados con buena memoria tal vez se acuerden. Hace once años, con ocasión del Gran Premio de Mónaco de 2007, Fernando Alonso y Lewis Hamilton lucieron en sus cascos una retahíla de diamantes Steinmetz que formaban el texto ‘Mónaco 07’. La viva imagen del McLaren de Ron Dennis. Del hombre que en 2015 afirmó preferir un monoplaza de Fórmula 1 desnudo a malvender sus espacios publicitarios.

A lo largo de los años, la marca McLaren ha construido su imagen alrededor de conceptos como tecnología, elegancia, glamour, minimalismo, lujo. Con esos valores en mente, esta foto es, si cabe, más perturbadora:

No es que al equipo le faltase creatividad en el pasado. En 2015 vimos a Jenson Button y al propio Alonso mostrando su faceta más divertida en aquella parodia de Regreso al Futuro. Pero esta foto es algo más. Esas gafas en forma de piña son algo más. Ver a los pilotos McLaren posando en camisas hawaianas y bañador solo puede significar que algo ha cambiado en la escudería de Woking.

“Esto con Ron Dennis no pasaba”

Bien cabe aquí aquella frase de: “Esto con Ron Dennis no pasaba”. Pero es cierto que aunque con Zak Brown el equipo fue adoptando un estilo más relajado, los pocos patrocinadores que llegaban avalaban esa esencia de la que hablábamos antes. Richard Mille, Michael Kors, Chandon… lujo y estilo.

Pero volvamos a la instantánea. Vandoorne y Alonso posan entre bambalinas durante la grabación de un vídeo para su más reciente patrocinador: Gandys, una marca de chancletas de playa. Algo tan cotidiano para los pilotos se convierte en revolucionario si nos paramos a pensar en qué ha hecho posible que veamos a la pareja de estas guisas. Tras las impolutas paredes de Woking nació una idea. Era arriesgada pero, ¿por qué no? Los tiempos cambian. Y no nos engañemos. A más de uno le vino a la cabeza el parecido razonable del halo con una chancleta de las de dedo (véase la foto que Felipe Massa compartió en 2016). En McLaren, sin embargo, han decidido utilizarlo a su favor y proponerle a Gandys un patrocinio con fines benéficos para el GP de Australia. Lo que nos lleva de vuelta a la foto.

La Viagra de la NASCAR

Poco a poco, Zak Brown está introduciendo la mentalidad americana en la rígida idiosincrasia británica. Dinero es dinero. Promoción es promoción. Aunque llegue ligada a una marca de chancletas. Es algo a lo que Estados Unidos nos tiene acostumbrados. Allí curiosamente, pese al puritanismo arraigado, ver a Viagra patrocinando equipos de Nascar es lo más normal del mundo.

Este cambio de filosofía en McLaren nos transporta al pasado, a las décadas en que la Fórmula 1 era más de ir por casa. Hubo días en que no todo fueron marcas de lujo y tecnología. Importaba menos si el dinero lo traían revistas eróticas, preservativos o empresas de caravanas. Lo importante era tener presupuesto para poner el coche en pista y quién sabe, incluso pelear por la victoria.

Ni más ni menos que eso fue lo que empujó a Arturo Merzario a recurrir a la empresa de pompas fúnebres La Varesina para que le patrocinara en el GP de Italia de 1979. Aunque desafortunadamente, los 10.000 dólares que obtuvo del acuerdo no le ayudaron tanto como para clasificarse y tomar parte en aquella carrera.

placeholder El Williams y Bin Laden.
El Williams y Bin Laden.

Bin Laden en Williams

Igual de necesitado estuvo el equipo Williams en sus inicios. Tanto que tuvieron que convertir sus monoplazas en escaparates de empresas saudíes, entre ellas… la del padre de Bin Laden.

Alcohol y tabaco siempre fueron los grandes aliados económicos de la categoría reina, pero en aquellos años de moral relajada hubo dos patrocinios que se hicieron un lugar en la historia. La llegada de Durex con Surtees en 1976 causó revuelo. Incluso una escandalizada 'BBC' decidió no retransmitir las primeras carreras de la temporada por miedo a herir la sensibilidad de sus espectadores.

Y cómo olvidar a Penthouse, archirrival de la revista Playboy. De la mano de la marca de papel de liar Rizla, su provocadora presencia en los Hesketh desde 1976 hasta la desaparición de la escudería, convirtió a aquel coche azul en uno de los diseños icónicos de la F1. En los años siguientes también patrocinó a Williams y Arrows, aunque en ambos casos de forma menos llamativa. La incursión del erotismo en las carreras fue menos comedida en otras categorías. ¿Ejemplos? Echa un ojo a las motos del australiano Vaughan Coburn. Más allá de Penthouse y Durex, en la F1 lo erótico no tuvo mucho más impacto. Apenas un patrocinio pasajero del Moulin Rouge en el March de 1980 y este inequívoco cartel, que convierte al pobre Carlos Reutemann en mero atrezo en esta instantánea del GP de Austria de 1972.

placeholder Penthouse y Rizla en 1977. (Foto: Imago)
Penthouse y Rizla en 1977. (Foto: Imago)

Algunos de estos inusuales patrocinios se convirtieron en parte de la historia de la categoría. Otros no alcanzaron tal status, pero como poco nos dibujan una sonrisa. SEGA y Williams nos regalaron un diseño que seguro divirtió a todos… menos a Alain Prost.

Xena la Princesa Guerrera

El cine también ha hecho sus cameos en la Fórmula 1. Batman, Terminator 3, Star Wars… Sin duda ver a los mecánicos vestidos de soldados imperiales no tuvo desperdicio. Aunque más llamativo resulta que te patrocine la mismísima Xena la Princesa Guerrera, una curiosidad que nos proporcionó el acuerdo de Tyrrell con el canal británico Channel 5 en 1997.

Si hablamos de cine y televisión también hay que hacer referencia a la música. El acuerdo de Lotus con Columbia Records hizo que por sus monoplazas pasaran bandas como Daft Punk y Linkin Park. No sé vosotros, pero yo me quedo con el caso de ATS en el 81. Con la perspectiva del tiempo, pocas cosas parecen más folklóricas y vintage que llevar el patrocinio de ABBA en tu coche. Tal vez en el futuro piensen lo mismo de aquel 2013 cuando Daft Punk patrocinó a Lotus.

Mirando atrás, podemos decir que una marca de chancletas es de lo menos raro que se ha visto en un monoplaza de Fórmula 1. Hemos visto mensajes religiosos con el famoso ‘Jesus Saves’ de Alex Ribeiro. También vimos el icónico oso de Polar Caravans, el sponsor que acompañaba al sueco Ronnie Peterson. ¡Hasta armas! Cortesía, de nuevo, de Arturo Merzario y su acuerdo con Beretta. Sin duda, es la prueba de que todo es posible si la cifra (o la necesidad) es suficientemente grande.

Los aficionados con buena memoria tal vez se acuerden. Hace once años, con ocasión del Gran Premio de Mónaco de 2007, Fernando Alonso y Lewis Hamilton lucieron en sus cascos una retahíla de diamantes Steinmetz que formaban el texto ‘Mónaco 07’. La viva imagen del McLaren de Ron Dennis. Del hombre que en 2015 afirmó preferir un monoplaza de Fórmula 1 desnudo a malvender sus espacios publicitarios.

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