"Jesús te salva": Alex Ribeiro, el misionero cristiano que llegó hasta la Fórmula 1
Su vocación religiosa y su pasión por el automovilismo fueron de la mano durante muchos años, e incluso sus monoplazas llevaban el lema que le hizo famoso
En el documental 'Senna', Viviane, la hermana del piloto de Fórmula 1, contaba que la mañana del accidente, Ayrton Senna acudió a la Biblia para encontrar consuelo como tantas veces hacía, ahora muy turbado por el accidente de Roland Ratzenberberg. Y le pidió a Dios consejo abriendo el libro sagrado al azar. Leyó: “Vas a tener el mejor regalo de todos: Yo mismo”. Poco más tarde falleció.
Senna siempre fue hombre de profundas convicciones espirituales. Pero pocos saben que también recibieron alimento de otro piloto, su compatriota Alex Ribeiro. El brasileño se hizo famoso por llevar en su monoplaza la leyenda más singular en la historia de este deporte: “Jesus Saves” (“Jesús te salva”). Cuando terminó su discipulado, Ribeiro le regaló un ejemplar de la Biblia a Senna que este siempre llevaba consigo. Esta es la increíble historia del maestro cristiano que también llegó a la F1.
Dos revelaciones, dos vocaciones
Watkins Glen 1979. Alex Ribeiro iba engranando marchas cuando llegó a una curva de cuarta velocidad. “Para mi asombro, me di cuenta que ¡el volante y la columna de la dirección se había soltado! ¡Iba a casi 200 km/h! Instintivamente metí el volante de nuevo, y ¡milagrosamente encajó! Había estado en muchos sitios, vivido muchas emociones, y soñado lo que siempre quise: pilotar un coche de carreras y decirle al mundo que Cristo salva. Entré en boxes, y se acabó”.
Alex Ribeiro cuenta que tuvo dos revelaciones que también fueron vocaciones desde su más tierna infancia. Una, con Jesús, con tan solo ocho años. Desde entonces, cualquier acto de su vida se desarrollaba en paralelo con la oración y la fe. La segunda fue aquella carrera de coches que vio por primera vez en los festejos de inauguración de Brasilia, en 1956.
Después de mucho investigar, el pequeño Alex se puso en comunicación con Dios y le describió exactamente el tipo de coche que necesitaba para competir, con todos y cada uno de sus elementos mecánicos. Hasta cuatro carburadores. Dios estaba en otros asuntos, pero también le enseño cómo sus caminos podían ser inescrutables. Porque poco después el padre de Alex, médico, sufrió un grave accidente de tráfico. No de muy buena gana, cuando se recuperó regaló a su hijo los restos del coche, un Escarabajo, quien lo reconstruyó como pudo con sus amigos. “Así comenzábamos, llegábamos a los circuitos y la gente se moría de risa”.
"Jesus Saves" en el coche, el mono y el casco
Su camino en la competición lo vivía como un trasunto de lo sobrenatural. Poco a poco empezó a destacar en Brasil. Logró el título nacional de la Fórmula Ford y en 1974 dio el salto a la Fórmula 3 británica, en el 75 a la Fórmula 2, y en 1976 debutó con un Hesketh en la F1. Mientras estaba en Gran Bretaña le ofrecieron formar parte de la organización cristiana Atletas de Cristo, pero rechazó adquirir cualquier función ejecutiva en ella. Por el momento.
Fue en 1977 cuando apareció en Fórmula 1 con el March rojo con aquel famoso “Jesus Saves” en el lateral, el casco y el mono que dejó a todo el mundo anonadado. En la Fórmula 1, el más materialista de los mundos, Sin embargo, era cliente del equipo de Max Mosley que, con cuatro coches, no tenía medios para atender a todos sus pilotos, y Ribeiro deportivamente sufrió una enorme decepción. En 1978 se refugió en la Fórmula 2 también con March, ahora con el “Jesus Saves” en todo el monoplaza rojo.
Emerson Fittipaldi, amigo suyo desde el karting, le ofreció una oportunidad en el desastre de Copersucar en 1979. También muy creyente, había sido discípulo de Ribeiro como Senna. Lo intentó en dos carreras. Y dijo basta con tras encontrarse con el volante en las manos en Watkins Glen. El brasileño entonces bajó a un terrenal y personal infierno.
"Jesús Salva, pero Gana el Diablo"
“¿El Señor me trajo aquí y el Señor me dejó abandonado en la recta final?” . La prensa se cebó con él. “Los titulares decían: “Jesus Salva, pero gana el Diablo”. Me sentí avergonzado y pasé un largo proceso para salir del agujero. Entré en depresión, perdí la profesión, mi forma de ganarme la vida, y mi razón para vivir”. Enojado con Dios, Ribeiro vivió cuatro años difíciles, llenos de amargura. “Ya que Dios decidió abandonarme, decidí seguir mis propios caminos, y me partí la cara en todos los sentidos”. Se convirtió en vendedor de coches, luego compró una haciendo de frutales y fue agricultor, “viví como un Indiana Jones y trabajé hasta casi morirme”. Luego entró en el sector financiero, y ganó dinero en la bolsa. Aquí llegó otro cambio en su vida.
Atletas de Cristo le seguía la pista, y le volvió a ofrecer dirigir la organización en Brasil. “Acepté tras pensarlo mucho, y muchas oraciones”. Y ganando menos que el salario mínimo en Brasil. Pero era su forma de seguir dando testimonio religioso, y más a través del deporte. Algunos de los mejores jugadores de fútbol brasileño pertenecían a la organización. Pensó que sería una misión puntual. Hasta hoy.
Por el camino, Alex Ribeiro volvió a la Fórmula 1, pero como piloto del coche medico, y siempre con Atletas de Cristo como bandera. Ribeiro fue el protagonista del famoso incidente con Nick Heidfeld, en Brasil 2002, cuando el alemán arrancó la puerta derecha del coche cuando Ribeiro se disponía a salir del mismo. Aquel día, aquel “Jesus Saves” se acercó mucho a la realidad.
"Comprendí que mi tiempo en la F1 no fue en vano"
Autor de varios libros, antes los Juegos Olímpicos publicó el sexto, titulado “Fuerza para vencer”, en el que recogía testimonios de quienes superaban sus derrotas en el deporte gracias a la fe en Dios. También ha trabajado mentor de numerosos deportistas brasileños. Su misión y su carácter amable y sereno hacen de Alex Ribeiro todavía hoy alguien muy popular en Brasil.
“Muchos años después (de dejar la F1) escuché el testimonio de un portero (del Atlético Mineiro), que contaba que aquel loco que iba a 250 km/h había tenido un gran impacto en su vida”, contaría después el propio Ribeiro, “especialmente por el hecho de que llevaba en el coche el “Jesus Saves”, en el mono e incluso en el casco. Cuando se casó, le gustó tanto la idea que en su luna de miel llevó el “Jesus Saves en su camiseta”. cuenta el propio Ribeiro. Aquel portero, Joao Leite, fue internacional con Brasil entre 1979 y 1981. Leite y Baltazar fueron dos jugadores internacionales que quisieron extender el mensaje cristiano, repartían Biblias con los equipos rivales, y por ello fueron conocidos en Brasil como “el portero de Dios” y el “delantero de Dios”.
En el documental 'Senna', Viviane, la hermana del piloto de Fórmula 1, contaba que la mañana del accidente, Ayrton Senna acudió a la Biblia para encontrar consuelo como tantas veces hacía, ahora muy turbado por el accidente de Roland Ratzenberberg. Y le pidió a Dios consejo abriendo el libro sagrado al azar. Leyó: “Vas a tener el mejor regalo de todos: Yo mismo”. Poco más tarde falleció.