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Las 'Vidas Paralelas' de Alonso y Vettel: de las banderas azules a otro título que se escapa
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el español no lo consiguió. El alemán, ahí sigue

Las 'Vidas Paralelas' de Alonso y Vettel: de las banderas azules a otro título que se escapa

El título que se aleja por tercera vez para Ferrari confirma que Alonso acertaba en su día. Pero en casa de Honda Alonso experimentó otra metáfora de su aventura con McLaren

Foto: Fernando Alonso finalizó en undécima posición en Suzuka. (EFE)
Fernando Alonso finalizó en undécima posición en Suzuka. (EFE)

“Es normal ser crítico, sobre todo si las cosas van mal, es parte de tu trabajo”. Después de un nuevo fiasco técnico con Ferrari, Sebastian Vettel enunciaba una ley que rige para los pilotos de Fórmula 1 y que los profanos confunden con el 'quejismo': el rol de líder implica dar 'caña' al equipo. Pero cuando el alemán ha visto evaporarse sus opciones al título en Suzuka, decidía ejercer ese liderazgo de otra forma: “Creo que tengo que protegerlos, han hecho un trabajo increíble hasta ahora, estas dos carreras han sido una pena con la fiabilidad pero así son las cosas a veces”.

Un Plutarco moderno podía escribir una versión deportiva de sus ‘Vidas Paralelas’, con Sebastian Vettel y Fernando Alonso como protagonistas y Ferrari como factor en común. Que por tercer año desde que Alonso abandonó el equipo se escape el título confirma que acertó. Pero el Gran Premio de Japón ilustró de nuevo el fracaso del proyecto McLaren. En casa de Honda. Sobre todo para el propio Alonso, que vivió por segunda vez en una semana otro episodio que no debería convertirse en norma para un piloto de su especial dimensión deportiva.

Foto: Lewis Hamilton escoltado en el podio por Max Verstappen (i) y Daniel Ricciardo (d). (EFE)

Sin puntos, pero en todos los sentidos

“No está mal salir ultimo y acabar el once, es para sentirse orgullosos, pero a ver si empezamos a tener algo más de suerte”, explicaba al final de la carrera el español tras una gran remontada en un trazado donde tan difícil resulta ganar posiciones. Pero a la postre se quedó sin premio y sin puntos. En todos los sentidos, incluido en su carné de piloto de Fórmula 1.

El español recibió un 'toque' de los comisarios y perdió dos puntos por no respetar las banderas azules, ese estigma del piloto doblado, la señal visual de la falta de competitividad, la humillación que debe resultar lacerante para un ganador patológico. Sobre todo cuando en la carrera anterior fue el mismísimo Vettel quien le quiso ridiculizar por la radio (“Fernandoooo… tú sabes hacerlo mejor”). Su heredero en el volante de Ferrari. Y no desaprovechó para intentar hacer más sangre con aquel “Alonso no le gusta de Ferrari”.

Es cierto que la frustrante experiencia con McLaren-Honda ha servido para elevar su cotización. Que en Suzuka se vio expuesto a las banderas azules por culpa de la penalización de Honda el sábado. Que McLaren y el fabricante japonés ya han firmado los papeles del divorcio y solo es cuestión ya de seguir cada uno su camino. Pero ver a Alonso pelear con el defenestrado Palmer en Monza, recibir los dardos de Vettel en Malasia o la sanción de Suzuka le sitúa en un territorio por el que no debería vagar un doble campeón del mundo con su prestigio. Ojala con McLaren-Renault recupere sus dominios. Mientras tanto se confirma un año más que Ferrari no era el caballo para volver a ellos.

¿Tres años más de sequía?

Escuchando a Vettel reinvindicar la naturaleza 'rompicoglioni' del piloto líder, quizás se entienda de nuevo la experiencia de Alonso en Maranello. El alemán presumía en Suzuka de morderse la lengua para no echar a su equipo a los leones, consciente de la tormenta mediática que se avecina. Inteligente ejercicio de liderazgo que delata el fracaso de Ferrari una temporada más. Porque solo un milagro mayúsculo puede hacer que Vettel arrebate un título que Lewis Hamilton ya lo toca con las manos.

Imaginemos qué serían cinco años de sequía en Maranello. El último, cuando el indocumentado que dirigía el equipo recibía a su piloto con los pies encima de la mesa del despacho. Y, además, le exigía: “Fernando, no vamos a ganar en dos años, pero demuéstranos tu compromiso con el equipo”. Con un presidente cuya filosofía era expresada en voz alta y sin rubores: “Me da igual ser primero, segundo o tercero en la pista, me sale más barato ser segundo, porque vendo los mismos coches”. Alonso se peleaba estos días con las banderas azules, pero dos años más de desgaste con Ferrari habrían resultado insoportables. Otro tema sería las heridas que se dejaron abiertas al marcharse.

placeholder Vettel ha pasado en dos meses de liderar el Mundial a estar 59 puntos por detrás de Hamilton. (EFE)
Vettel ha pasado en dos meses de liderar el Mundial a estar 59 puntos por detrás de Hamilton. (EFE)

El increíble trabajo de Ferrari. Y no es broma

Aunque Vettel vaya camino de su tercer año sin título, acierta cuando reivindica que “Ferrari ha hecho un trabajo increíble hasta ahora”. Porque la nueva estructura levantada por Sergio Marchionne ha puesto a Mercedes el cuchillo en el cuello. El salto cualitativo de Maranello ha sido extraordinario para los estándares del equipo italiano mientras el piloto español vivió allí. Vettel se ha beneficiado de una organización renovada, espoleada por el látigo de la presión del nuevo presidente. El SF70H es un monoplaza magnífico, exprimido brillantemente por Vettel esta temporada.

Pero Ferrari no ha podido mantener el fuelle en la intensa carrera que los dos equipos han protagonizado en 2018. Ha 'petado'. Ahora, una bujía. Hamilton puso el dedo en la llaga al celebrar su victoria en Suzuka. "Son tan meticulosos, y por esto tenemos la fiabilidad y los resultados que tenemos. Son impecables con más y más procedimientos que tienen en la fábrica”, dijo en referencia al trabajo interno su equipo. Un terreno donde Ferrari necesita aún ajuste fino para rematar la faena. Vettel añadió su grano de arena con el cruce de cables de Bakú y la desafortunada salida de Singapur. Sin quitar el mérito que merece el majestuoso Hamilton de 2017.

Ese Plutarco deportivo del siglo XXI aún tiene páginas por escribir con Sebastian Vettel y Fernando Alonso. El primero sigue experimentando la dificultad de soportar la presión de liderar y lograr títulos con Ferrari. El segundo no debería seguir si en el futuro las banderas azules se convierten en una costumbre. Y no precisamente por doblar a sus rivales.

“Es normal ser crítico, sobre todo si las cosas van mal, es parte de tu trabajo”. Después de un nuevo fiasco técnico con Ferrari, Sebastian Vettel enunciaba una ley que rige para los pilotos de Fórmula 1 y que los profanos confunden con el 'quejismo': el rol de líder implica dar 'caña' al equipo. Pero cuando el alemán ha visto evaporarse sus opciones al título en Suzuka, decidía ejercer ese liderazgo de otra forma: “Creo que tengo que protegerlos, han hecho un trabajo increíble hasta ahora, estas dos carreras han sido una pena con la fiabilidad pero así son las cosas a veces”.

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