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Alonso y la historia de una frustración: en verano supo que todo había terminado
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LAS FALSAS ESPERANZAS HAN ACOMPAÑADO AL F138

Alonso y la historia de una frustración: en verano supo que todo había terminado

“Quizás por ello echemos de menos al Alonso pletórico del pasado año (del 2012) lleno de energía y un huracán de motivación para su equipo. Entonces

Foto: Fernando Alonso tras Sebastian Vettel en el podio de Sao Paulo.
Fernando Alonso tras Sebastian Vettel en el podio de Sao Paulo.

“Quizás por ello echemos de menos al Alonso pletórico del pasado año (del 2012), lleno de energía y un huracán de motivación para su equipo. Entonces veíamos a un piloto 'enchufado', inspirado por elevar su monoplaza donde el F2012 no merecía estar, y unánimemente reconocido por ello. Nadie quiere pensar que se trate de resignación ante la capacidad operativa de Ferrari. Pero ganar en 2013 al soberbio Vettel que ayer vimos en Alemania, con el RB9, no se antoja tarea nada fácil”. Al final, resultó premonitorio

Ahora que termina el campeonato 2013, permitán recuperaruna cita de El Confidencial tras el Gran Premio de Alemania, en la que se llamaba la atención sobre el diferente espíritu y lenguaje corporal de Alonso a medida que avanzaba la temporada. Porquelo supo entonces. El campeonato había terminado para él, y este mismo fin de semana nos lo confirmó antes de afrontarla última carrera brasileña.2013 ha sido para el españolla historia de una gran frustración. Yde una derrota anunciada desde mitad de año.

Vanas esperanzas desde en elseno de Ferrari

“Alemania o Hungría”, contestó este fin de semana al preguntársele cuándo tuvo la certeza deque el título se escapaba yresultabaquimérico batir aVettel:“en julio ya estábamos demasiado lejos de Red Bull en términos de competitividad”. Ayer, persiguiendo a los Red Bull en Interlagos, revivíamos la imagen metafórica de los cuatro últimos años. Pero quizás la presente temporada ha sido más dolorosa. Porque empezó de forma diferente a otras.

“En Silverstone habíamos planeado una gran evolución con el coche y no funcionó”, nos recordaba el pasado jueves el propio Alonso, “en Alemania y Hungría no éramos competitivos en absoluto, y seguíamos perdiendo puntos, así quenos fuimos a agosto pensando que necesitábamos un gran paso adelantepara luchar por el campeonato, pero por dentro nosotros sabíamos que iba a ser muy difícil”. Debióresultar demoledor para Alonso comprender ya entonces que Vettel se dirigía imparablehacia su cuarto título.

Con la perspectiva que otorga el campeonato ya cerrado,ahora se rebobinan tantas declaracionesdel equipo, esa repetida letanía para consumo de la opinión pública y aliento devanasesperanzas de futuroque sesabían infundadas enel seno de Ferrari,. “Intentaremos cambiar nuestro ritmo de desarrollo, un área donde tenemos que empujar más”, explicaba Domenicali tras aquel el Gran Premio de Alemania, en otrade las muchasversiones del discurso oficial que hemos escuchado estos añosy también esta temporada. En realidad, en Ferrari sabían que todo había terminado en 2013 desde hace tiempo.

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Cuestión de suerte, no de acierto

La realidad es que Ferrari no podía ser el aspirante al título que todos creíamos. Quizás Adrian Newey tenía razón cuando explicaba recientemente susclaves de la actual temporada. “Tuvimos un gran cambio inesperado durante el invierno”, explicabayasentenciado el título de Vettel, “Pirelli introdujo un nuevo neumático que era mucho más sensible, muy fácil de sobrecargarlo, no podíamos exprimir al máximo nuestro coche sin que los neumáticos desfallecieran rápidamente, ya que consigue la mayor parte del tiempo por vuelta en las frenadas y en las curvas rápidas, donde los neumáticos sufren mucha carga".

El realidad, el RB9 se mantenía comoel arma letal de pasadas ediciones, perotorpedeado ahora por un neumático quea la postre tampoco era seguro, para desgracia de Ferrari. Así que no se tratabatanto del salto cualitativo de la Scuderia en 2013 como del lastre que maniataba aRed Bull, "por eso, el cambio de neumáticos nos dañó y ayudó a otros, como a Lotus y a Ferrari. Para mí, eso fue puramente suerte. Creo que Lotus y Ferrari están hablando mucho sobre lo inteligentes que fueron en invierno al interpretarlo (el neumático) pero, para ser totalmente honesto, simplemente tuvieron suerte, mientras que nosotros fuimos menos afortunados”. Cambió el neumático, y Vettel logró nueve victorias seguidas. Pero Ferrari no pudo o no supo adaptarse y el F138 se convirtió, en palabras de Alonsoen el “cuarto monoplaza de la parrilla”.

Cuando el españolcomprobó cómo se montaba de nuevo en Hungaroring gran parte de la evolución que habría fracasado en Silverstone, en otra prueba de la desorientación técnica del equipo, se desesperó definitivamente y frustración alcanzó elcénit. Se comprende mejor ahora si cabe cómo Alonso explotó entonces –a través de sumanager, Luis García Abad–, y “quiso dar un toque” al equipo, como Carlos Sainz reconocía en El Confidencial, percepción que fue generalizada a pesar de lasevasivas justificacionesde los protagonistas.

Un toque de atención

Habló con Red Bull, y pronunció aquellas 'inocentes' palabras que tanto encabritaron a Montezemolo y Domenicali. Recibió por ello el ‘tirón de orejas’de ungran patricio italiano que no aceptaba a un 'empleado'poniéndola cara colorada a su equipo, y paseándose con otra 'novia' por el paddock. PeroAlonso tenía razón, le le gustara o no a Montezemolo. Era una cuestión de método, de filosofía de trabajo, la que fallaba. Ante semejantecontexto llegóaquellaamenaza de marcharse -o verse obligado a hacerlo- en el futuro de mantenerse el presente,y como ocurrió en el pasado.

“Su frustración es nuestra frustración”, reconocía la pasada semana StefanoDomenicali, volcado ahora diplomáticamente hacia su piloto, “si no eres capaz de dar un buen coche o un coche suficientemente rápidopara quiensiempre lucha como un diablo”.Tras los dos monoplazas de Red Bull, ayer se volvierona visualizarlas palabras del italiano.Quizás por ello,Alonso tiene profundasrazonespara considerar que “seguramente, este es el subcampeonato del que más orgulloso estoy; este año tenemos el séptimo o el octavo coche de la parrilla”, como nos contaba el pasado jueves.

“Todavía soy optimista para el próximo añoporque confío en mi equipo, confío en la preparación de Ferrari y la filosofía para el coche de 2014”, nos avanzabaayer Fernando Alonso tras la carrera. Ojalá se confirmen sus deseosy, a diferenciade este recién finiquitado2013, no quedenotra vez en vanas esperanzas y palabras para la galería.

“Quizás por ello echemos de menos al Alonso pletórico del pasado año (del 2012), lleno de energía y un huracán de motivación para su equipo. Entonces veíamos a un piloto 'enchufado', inspirado por elevar su monoplaza donde el F2012 no merecía estar, y unánimemente reconocido por ello. Nadie quiere pensar que se trate de resignación ante la capacidad operativa de Ferrari. Pero ganar en 2013 al soberbio Vettel que ayer vimos en Alemania, con el RB9, no se antoja tarea nada fácil”. Al final, resultó premonitorio

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