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Cuando a Tadej Pogačar se le resiste la victoria: Jasper Philipsen conquista San Remo
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UN ÉPICO TRIUNFO

Cuando a Tadej Pogačar se le resiste la victoria: Jasper Philipsen conquista San Remo

A Jasper Philipsen le decían Jasper Disaster hace un par de añitos. Porque tomaba malas decisiones, se caía, sufría despistes. Ahora tiene una Milán-San Remo en su palmarés

Foto: Jasper Philipsen fue el triunfador. (EFE/Roberto Bettini)
Jasper Philipsen fue el triunfador. (EFE/Roberto Bettini)

Qué bonita es la primavera.

Y qué bonita es la Primavera, eso también. Aunque sea larguísimo-corta. Aunque combine bostezo-intensidad. Qué bonita es. ¿Pasa mucho en poco? Ese poco vale por tanto... Qué bonita es la Primavera, amigos.

(Y la primavera, oigan... tengo yo los piescales que da gloria, con esas flores rosáceas que anuncian momentos para subir Palombera).

Y eso... Milán-San Remo, la Classicissima, el Mundial de marzo, la Primavera del ciclismo. La prueba que quieren ganar todos los italianos, la que ennoblece palmarés. La que roza trescientos kilómetros (al menos hasta que se le ocurra idea bomberil a Adam Hansen, apoyado por los palmeros deficientes que tiene por tuiter), la que refundó Italia en 1946, la que empieza en llanura lombarda y desciende, tontorrona y siseante, hasta costa ligur. Dicen que San Remo reúne más minutos que ninguna competencia sin que pasa nada... Dicen, también, que pilla cotas inéditas al desatarse. Ciclismo tiktok con envoltorio añejo. La (por)modernidad más clásica. O Clásica.

La San Remo mantiene estampa y recorrido, grosso modo, desde hace siglo y cacho. Vale, le han ido metiendo cosas... esa Cipressa, ese Poggio di San Remo, esos capos donde no ataca ningún capo, pero en lo sustancial... Lombardía, Turchino, Liguria, llegada donde el festivaleo mamarrachista. Es una de sus señas identitarias. Lo de la tradición en percorso, no el mamarracheo, que eso concurre en varios sitios más. Aquí ganó Merckx siete veces, de todas las formas posibles. Aquí ganó Kelly con canas, Jalabert con tnt, Chiappucci atacando desde casi Tortona. Caza mayor, victoria de prestigio, entrar en el Gotha.

Hace años, con todo, ganaban por San Remo tíos con glamour, mucho glamour. El glamour, por si alguno de ustedes no conoce, es ese hechizo que las hadas lanzan sobre los mortales para que éstos las vean guapísimas. Goss, Gerrans, incluso el Cipollini increíble (literalmente increíble, como se demostró después) del año 2002. Glamour, ya les dije.

Foto: El neerñandés empieza como un ciclón. (EFE/Roberto Bettini)

Ahora no hay esos peligros. ¿Por qué? Pues por ellos, chico, por ellos. Los dos grandes favoritos antes de empezar, los paisanos con tenían más ojos encima que un cristatus. En condiciones, cada uno, de alcanzar los cuatro Monumentos diferentes sin empezar el Giro. El último que logró tal cifra fue Philip Gilbert. Antes hay que irse hasta Sean Kelly. Luego hasta Hennie Kuiper.

Historia.

(Solo tres tienen los Cinco, pero vamos a hablar mucho de esos tres, así que ni les cuento nada).

Y eso, que la pareja favoritérrima. El primero es Tadej Pogačar. Que solo ha corrido un día este año, que destrozó Strade a ochenta de Siena. Que tiene espinita con San Remo... tres años ronda que te ronda, siempre rechazao. Que si sprints, que si descensos imposibles, que si falta de punch asesino. Con este, cuatro. Que si gregario de mi némesis, ejem... La particularidad de Pogačar es que no se rinde, la particularidad de Pogačar es que busca vencer por insistencia. Lo hizo en De Ronde. ¿Aguantas mis cinco ataques? Pues haré seis, y más fuertes. Así se presentaba en San Remo, así quiere conquistar (así está conquistando) el mundo. Es el mejor ciclista que hay, el más ambicioso, el más polivalente. Es el tío que aspiraba a plantarse con cuatro Monumentos (con seis Monumentos) a los veinticinco añucos...

El otro favorito es Mathieu van der Poel. Que busca repetir, y vestido de arcoíris. Que debuta este año, porque paseó superioridad por el ciclocross (ganó todo en el ciclocross, salvo en Benidorm, cuando acabó estampándose con una farola... típico de guiri, sí, lo de estamparse con una farola en Benidorm), y después ha estado relajándose, jugando al golf, haciéndose fotos que provocan vergüenza ajena, exhibiendo esa despreocupación que solo pueden exhibir quienes son geniales en lo suyo. Dice Mathieu que este año irá también a Lieja, dice que quiere hacer las cosas con más parsimonia, dice que menos gastar balas, dice que solo francotirador. Discútele tú a ese tío su calendario, discútele su currículum. Mathieu van der Poel es ese ciclista que sirve como detector de tristes, cenizos y amargaos... Básicamente quienes lo odian.

Entre estos dos debía estar el asunto, aunque San Remo sea siempre incógnita. Entre estos dos, con algún invitado. Con un Mads Pedersen durísimo, con un Filippo Ganna que subió el Poggio en moto hace doce meses, con el típico sprínter que pilla el día bueno (Philipsen, de Lie, Girmay), con ese extraño elemento que responde por Bettiol, con la habilidad de Tom Pidcock para abajo, con el inevitable Visma, porque siempre hay que citar un Visma... pongan, no sé, a Kooij. Yo no apuesto contra Visma ni en Cifras y Letras...

Vale, resumen rápido de doscientos kilómetros. Escapada, ventajita, minutos, hace buen día, qué bonito todo, espera que miro quiénes van... ummm, no aparece Marc Gomez, así que tranqui, llegarán hasta la Cipressa, fin.

Espera.

Espera.

Qué preciosidad de ruta, qué ganas de hacerla en bici. Qué miedo con los coches, tiene pinta, en esa ruta. Qué ganas de hacerla en bici, pero qué miedo de hacerla en bici. Espera, que llegan las subidas.

Faltan cincuenta para San Remo, comienza el Capo Mele y pone Tadej a su equipo. La ventaja con Tadej es que siempre intenta cosas, así que garantiza diversión. La ventaja con Tadej en San Remo es que ese "intentar cosas" ha de incluir, forzosamente, endurecer a lo loco, así que... Capos a tope, Cipressa a tope, Poggio a tope. Quedan balas para el sprint, pero es que en el sprint...

Los capos son subidas de cuchufleta, son el Ed Wood de los puertos en bici, son el Eric Roberts de las dificultades legendarias. Pero los capos, si se suben fuerte, hacen daño. Y anda Pogačar en la cosa de hacer daño, porque Pogačar es un campeón, y los campeones saben que cuando hay daño terminan imponiéndose, por norma general, los buenos. Y ahí hay más posibilidades para Tadej. Así que su equipo sigue, y sigue. Se cobran presas pequeñas, medianas (Kristoff, por respeto) y grandes. Laporte, especialmente, aunque Laporte sin van Aert no sabe correr. Con Wout es todo más sencillo... él que controle y yo me aprovecho. Aquí no estaba van Aert (anda en altura, preparando la Corsa Rosa, porque dicen que va a por la Corsa Rosa, y relean lo que decíamos antes sobre el Visma) y Laporte se perdió por el Berta.

Foto: Vingegaard, campeón del Tour por segundo año. (Reuters/Benoit Tessier)

Ritmo, ritmo, que siga el ritmo. Equipos agrupados, catalinas gordas cual paelleras, las patucas moviéndose como el ventilador de Ned Racine. Ritmo, el Capo Mele, velocidad... Pero empieza Cipressa y van medio centenar en el grupo. ¿Le vale eso a Pogačar? Pues depende. Depende de cómo afronte esos cinco kilómetros de chichinabo. Porque Cipressa es poquita cosa (poquísima cosa), pero los campeones buscan voltear a su favor recorridos... Si te los preparan se llama de otra manera.

Y el equipo lo tiene claro. Entra Covi a tope, se descuelga Covi a tope, entra Del Toro con todo. Mueve el cuello, no es demasiado elegante, pero Isaac hace daño, mucho daño. Buen hallazgo el de este chico. Que, vale, el Porvenir y eso, pero el Porvenir... Y el tío que va, el tío que sube a casi cuarenta por hora (vuelva a leerlo y piensen en ello la próxima vez que salgan en bici), el tío que enfila, que hace cortes (cortes de esos de un metro, de dos metros, cortes que duelen, cortes lacerantes)... hasta que deja de hacerlos. Mitad de Cipressa y parón. Mitad de Cipressa y asoman por delante Pedersen, y Ganna, y Alaphilippe, y van der Poel. Mitad de Cipressa y hay limpia, aunque no sé si la limpia que quería Pogačar. Por detrás se muere Jonathan Milan, pero es que Jonathan Milan trae cuerpo para Wrestlemania, así que...

Descenso... y nervios.

Pasa que... igual no todo va como quería Tadej. Que ha entrado Wellens muy pronto, que hay parón tras Cipressa, que cero continuidad, que hemos gastao cartuchos, y Hirschi anda regu, y para ser un escarnio ha sido un escarnio pequeño. A estas alturas el asunto no le había funcionado bien a Pogačar.

(Aguantan sprínters. No muchos, pero alguno. Philipsen, por ejemplo. Por ejemplo).

Los kilómetros que van desde Cipressa hasta el Poggio son tensión pura, son Al Pacino sudando cada vez más en Tarde de perros, son kilómetros que te los filma Scorsese. Parece no pasar nada, pero... Ansiedad, ahí, ahí, a lo lejos. Se acerca el cénit. Todo el mundo más tenso que Murakami la primera semana de octubre. Grupo chiquitín, pero no tan chiquitín. Queda el Poggio y queda para el Poggio.

placeholder Pogacar no consiguió la victoria. (EFE/Javier Lizón)
Pogacar no consiguió la victoria. (EFE/Javier Lizón)

San Remo en estado puro.

Y empieza el Poggio. El Poggio es la subida mierder más mítica de todas. Tres kilómetros que te los sube Ralph Wiggum, tres kilómetros con menos pendientes que un colegio del Opus Dei. Tres kilómetros asomándose a la mar, con las máximas mínimas, con menos dureza que un dvd de los Osos Amorosos. Pero... ay, es que es el Poggio.

Y en el Poggio se ataca.

Tadej ataca. Cada mes de marzo. Arranca Wellens, remata Tadej. Siempre. Acabará saliendo. Y ocurre. Wellens, Pogačar, van der Poel, Bettiol, Ganna, Girmay. Hasta Gonzalo Serrano aguanta por ahí. Falta un punto, falta el hostión definitivo.

Un kilómetro y...

Va.

Durísimo. Sin sentarse. Le sigue Mathieu, le sigue Bettiol, le sigue Ganna. Año 2023, segunda parte. Pero giro de argumento... parón, entran más, descanso, respira... Otro ataque, otro ataque, es el óptimo, abre diez metros, abre quince... y sale Mathieu. Los dos grandes favoritos juntos, coronan casi a la vez, llevan al resto (el resto, quienes no son Pogačar y van der Poel, quienes buscan victorias y no leyendas) cerca, pero... En fin, es bajar el Poggio. Tornante, tornante, y tirar.

Gloria a Tadej Pogačar. Qué diferente sería sin él.

Tom Pidcock los coge, porque Tom Pidcock baja divinamente y tiene avería gordísima. Avería de ego. Pasó toda la primavera anterior persiguiendo a Tadej, entrando en luchas que se le escapan por nivel. No importa, él se cree insuperable. Así que los coge, y luego entran más (Pedersen, Matthews, Alaphilippe), y... Matej Mohorič. Matej Mohorič, licenciado en robos, comercial del Forum Filatélico. Busca el butrón, pero... Van ocho, diez tíos, y la cosa está incierta. Sobrero, Pidcock, van der Poel que trabaja para Philipsen, porque... mira, joder, porque está Philipsen. Tanto remar para que esté allí un sprínter, colega, para que esté Philipsen. Van der Poel se lo deja botando, van der Poel captura a Tom, van der Poel se desentiende, aunque gasta reprís cual derbi variant.

placeholder Los ciclistas dialogan antes de la salida. (EFE/Raúl Caro)
Los ciclistas dialogan antes de la salida. (EFE/Raúl Caro)

Así que empieza. Volata larga... Qué importante es tener compañeros, amiguete, qué importante. Matthews lleva ventaja, Matthews va a ganarse la carrera de su vida, Matthews que a la vejez viruela, Matthews que mira al suelo, que deja abierto el pasillo junto a la publi, a Mathews que se le caen las gafas, que algo debe desconcentrar, tú, que se te caigan las gafas, las gafas de Matthews tocan a Pogačar, Pogačar remonta, pero a Michael lo adelantan por su izquierda, junto a carteles y transalpinos vociferantes. Maillot azul. Tubular, media rueda. Milésimas de segundo.

Philipsen, Matthews, Pogačar.

A Jasper Philipsen le decían Jasper Disaster hace un par de añitos. Porque tomaba malas decisiones, se caía, sufría despistes. Ahora tiene una Milán-San Remo en su palmarés. Solo asomó el morruco en la última recta, estuvo totalmente escondido durante casi trescientos kilómetros. Pero...

Gloria a Tadej Pogačar por intentarlo, gloria a Mathieu van der Poel por sacrificarse para su compañero. Jasper devuelve San Remo a Bélgica.

Menuda primavera que se viene, amigos.

Qué bonita es la primavera.

El Confidencial
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