Unos ciclistas se encuentran a un oso en su ruta por Rumanía y actúan así: "No corráis"

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Salir a montar en bicicleta con los amigos es un hábito bastante extendido entre la población. Un poco de ejercicio y aire fresco en buena compañía siempre es bienvenido, aunque a veces se pueda vivir alguna que otra situación peligrosa. Pero lo que vivieron cuatro ciudadanos vascos en las carreteras de Transilvania, en Rumanía, ha dejado a medio mundo boquiabierto.

En plena ruta por los Cárpatos, los españoles estaban cruzando por la considerada "carretera más bonita del mundo". Esta es Transfăgărășan, a más de 2.000 metros de altura y encargada de conectar Transilvania con el resto de Rumanía. Fue entonces cuando se frenaron de golpe ante la presencia de un oso pardo que les observaba junto al arcén. Un susto monumental mucho más habitual de lo que puede parecer en esa zona.

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El Confidencial

De hecho, tal y como explicaron los propios protagonistas posteriormente en Diario Vasco, ya habían sido advertidos del posible peligro días antes: "Durante el viaje, nos llegó un SMS de las autoridades en el que se alertaba de la presencia de osos en la zona y que tuviésemos precaución". Esto es debido a que en el año 2016 se prohibió la caza de estos animales, por lo que no han hecho más que multiplicarse en esa ruta.

"Nos bajamos de la bicicleta y no sabíamos muy bien qué hacer"

Cuando vieron al oso, la decisión fue bajarse de la bici por precaución y esperar a un coche que pasaba en ese momento para ir avanzando poco a poco mientras el vehículo tapaba la visión de los propios ciclistas. "No corráis, no corráis", se decían unos a otros mientras trataban de no atraer la atención del animal.

"Yo no entiendo nada, le enviamos el vídeo a varios amigos por Whatsapp y de repente está en redes sociales y me están llamando periodistas preguntándome por el suceso", confeso Joserra García, uno de los ciclistas, a Diario Vasco al ver que las imágenes se hicieron virales a las pocas horas.

Todo quedó en una anécdota, pero la aventura pudo haber acabado mucho peor: "Al ver al animal nos asustamos y nos quedamos helados. Nos bajamos de la bicicleta y no sabíamos muy bien qué hacer. Era la primera vez que veíamos un oso en libertad, no sentimos miedo pero sí mucho respeto". "En dos días vimos un total de once osos al borde de la carretera. Al parecer son animales que se han acostumbrado a la gente porque muchos les dan comida", contó.