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La dolorosa razón de Alejandro Valverde para no correr el Giro y el único 'pero' a Movistar
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"Tengo que recuperarme al 100%"

La dolorosa razón de Alejandro Valverde para no correr el Giro y el único 'pero' a Movistar

El murciano sufre un edema óseo que le provocó una caída justo antes de participar en la Lieja. Su temporada no está siendo fácil y en los momentos importantes se le ve solo en el pelotón

Foto: Alejandro Valverde, vigilado por los ciclistas del Deceunick durante la pasada Flecha Valona. (EFE)
Alejandro Valverde, vigilado por los ciclistas del Deceunick durante la pasada Flecha Valona. (EFE)

Alejandro Valverde no tuvo un buen día de cumpleaños. El pasado 25 de abril cumplía 39 años con la mira puesta en la Lieja – Bastoña – Lieja, una de sus pruebas fetiches. Salió a entrenar como de costumbre, pero la suerte no estuvo de su parte y se cayó de la bicicleta, golpeándose contra el asfalto en la rabadilla. Un sitio muy doloroso. Las radiografías despejaron las dudas: edema óseo. La lesión le obligó a bajarse en la última carrera del tríptico y, ahora, también del Giro de Italia. La primera gran vuelta de la temporada era especial para el murciano, pues no solo quería serle de utilidad a Mikel Landa, el jefe de filas de Movistar, sino que también tenía la ilusión de ganar etapas y enterrar su mala suerte con el arcoíris.

Hay pocos escenarios en el planeta ciclismo tan mediáticos como la 'Corsa Rossa' y pocos corredores tan carismáticos y queridos por la afición italiana como Alejandro Valverde, que cumplió un sueño de su infancia al estrenarse en el Giro en 2016. Ese curso acabó tercero en el podio y completó su particular hazaña, la de subirse al cajón de las tres grandes. Desde entonces no había vuelto, pero el campeón del mundo deseaba pasear su preciado maillot por las carreteras transalpinas este 2019. Finalmente, se quedará con las ganas. “La cosa está complicada, si no va al 100% no tiene sentido que vaya, allí no va a mejorar y no tiene sentido ir para retirarse o sufrir, sino para disfrutar y triunfar”, contó el jueves Eusebio Unzué, manager de la formación telefónica. “Una pena no acudir finalmente a una gran prueba como el Giro, pero hay que hacer caso al cuerpo y recuperarse al 100% para afrontar lo mejor posible el resto del año”, ha escrito el murciano en sus redes sociales.

El anuncio de la retirada del Giro es una estocada a los intereses de Valverde, que recién estrenado mayo solo dispone de una victoria: la cosechada en el UAE Tour ante Primoz Roglic. La temporada pasada por estas fechas ya sumaba nueve, por las 14 de su equipo (siete victorias lleva Movistar este curso). Aquel triunfo, fíjense, le provocó fiebre y le obligó a retocar ligeramente su calendario. Adelantó su regreso para las clásicas de primavera, en concreto para San Remo, donde obtuvo un séptimo puesto, su mejor resultado en la 'Classicissima'. Posteriormente debutó en Flandes (octavo) y en las Ardenas, su territorio, patinó de forma estrepitosa: quedó 66º en la Amstel, que ganó con espectáculo incluido Van der Poel; fue 11º en la Flecha, incapaz de seguir la rueda del francés Alaphilippe cuando este puso la sexta y, en la Lieja, puso pie a tierra hacia el kilómetro 150. En 2018 tampoco ganó ninguna de las tres, pero sus sensaciones fueron otras porque estuvo en la terna de candidatos y no dio su brazo a torcer hasta meta. “No estoy en mi mejor momento. Mal no estoy, pero tampoco todo lo bien que me gustaría”, explicó el de Las Lumbreras la semana pasada.

"Solo quiero disfrutar"

Para algunos es ley de vida. Más pronto que tarde tenía que llegar. La mala suerte ha jugado su papel, pero no es menos cierto que a Valverde se le nota cierto bajón físico. En pruebas que antes vencía con cierta facilidad, como la Vuelta a la Comunidad Valenciana o la Vuelta a Murcia, se le ha visto sin 'punch', incluso conformista. El murciano ha perdido uno de los atributos que he han hecho único en el pelotón y le llevaron a apodarle 'El Imbatido': su afán de vencer. Es posible que con su medalla de oro en el pasado Mundial de Innsbruck Alejandro decidiera pasar página. No puso punto y final a su historia, pero tampoco le hubiera importado. Valverde corría para ganar, pero este año lo hace para disfrutar, como él mismo ha repetido hasta la saciedad: “Ya he ganado casi todo, lo que quiero ahora es disfrutar”. En ese sentido, todo lo que venga ahora para el español con más victorias de siempre es un regalo, un dulce.

Movistar también le podía haber apoyado mejor en las citas importantes de este inicio de temporada. El murciano necesita de sus compañeros más que nunca. Acostumbrado al 'yo me lo guiso, yo me lo como' durante años, a Valverde parece no bastarle ya con seguir la rueda de los favoritos. En los momentos trascendentales se le ve especialmente solo, mientras que a Astana o Deceuninck parecen sobrarle corredores. Es quizás el único 'pero' al conjunto español. El arcoíris y la maldición que pesa sobre él parece otro elemento de análisis, pues portarlo exige más dedicación con los medios, aficionados, sponsors e instituciones. En su tierra natal, por ejemplo, Valverde no para: cuando no es una calle, es un polideportivo o una entrega de premios. Estas cosas, por pequeñas que puedan parecer, suman. Todo afecta al rendimiento.

Sin embargo, no duden que Alejandro Valverde volverá para demostrar a los que empiezan a perderle la fe que se equivocan, que no está muerto. Su ausencia en el Giro le obligará, a buen seguro, a correr el Tour de Francia. La madre de todas las carreras está mucho más controlada por los adversarios, pero si participa con libertad de movimientos tendrá oportunidades para alzar los brazos y ampliar su legado. Mientras tanto, a Landa siempre le quedarán Richard Carapaz y Lluis Mas.

Alejandro Valverde no tuvo un buen día de cumpleaños. El pasado 25 de abril cumplía 39 años con la mira puesta en la Lieja – Bastoña – Lieja, una de sus pruebas fetiches. Salió a entrenar como de costumbre, pero la suerte no estuvo de su parte y se cayó de la bicicleta, golpeándose contra el asfalto en la rabadilla. Un sitio muy doloroso. Las radiografías despejaron las dudas: edema óseo. La lesión le obligó a bajarse en la última carrera del tríptico y, ahora, también del Giro de Italia. La primera gran vuelta de la temporada era especial para el murciano, pues no solo quería serle de utilidad a Mikel Landa, el jefe de filas de Movistar, sino que también tenía la ilusión de ganar etapas y enterrar su mala suerte con el arcoíris.

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