Cómo Sergio Llull se sale con la suya de ser una leyenda en la historia del Real Madrid

Sergio Llull se propuso ser el más madridista de todos y lo va a conseguir este martes en el partido que disputa su equipo en Múnich contra el Bayern de Pablo Laso. La cita es histórica. El capitán, si juega, llegará a los 1.047 partidos y se convertirá en el jugador que más partidos ha disputado en la historia del Real Madrid. Superará a Felipe Reyes y tiene por delante el reto de ser el que más temporadas juegue con el Real Madrid. Está igualado con Rafa Rullán, los dos con 18 temporadas, acaba contrato y su deseo, a sus 36 años, es seguir más tiempo en el equipo de sus amores.

A Llull se le define por sus canastas increíbles, ganadoras, el alma y la energía que transmite en la cancha. Pero lo que está por encima de todo, su verdadero propósito, por el que llegó al Real Madrid, era para cumplir su sueño de niño. Jugar en este equipo e imaginar que podría hacer historia. No solo por ganar los mejores títulos, sino también por ser una leyenda. Lo ha conseguido.

Este domingo igualó a Felipe Reyes con 1.046 partidos en el partido disputado contra Baskonia en el Buesa Arena. Un día memorable para el jugador que encarna los valores del madridismo: luchar hasta el final, no rendirse, la épica de las remontadas, el carácter competitivo y la voracidad ganadora. Llull, como diría Florentino Pérez, nació para jugar en el Real Madrid.

Lo consiguió bajo el mandato de Ramón Calderón en una contratación que se llevó con secretismo y en la que Llull, con solo 19 años, no se lo pensó cuando su representante le dijo que tenía la oferta del Real Madrid. Jugaba en la segunda división del baloncesto español, era el tercer base del Ricoh Manresa y sus registros, en puntos y asistencias, no eran nada fuera de lo normal. Pero Antonio Martín (director deportivo) y Joan Plaza (entrenador) detectaron algo especial. Vieron el potencial del menorquín, su desparpajo y personalidad, su visión de juego y calidad.

El Real Madrid apostó por un talento prometedor, y Llull no se le pensó. No dudó en firmar un 10 de mayo de 2007, a falta de una jornada para acabar la Liga regular y afrontar los playoffs con el equipo madridista castigado por las bajas. Llull cogió el avión a Madrid sin decir nada a sus compañeros. Los llamó por teléfono cuando firmó el contrato de su vida. Fichar por el Real Madrid era el sueño que tenía de niño.

La negativa de jugar en la NBA

Hoy, en su decimoctava temporada, el palmarés va por los 26 títulos. El historial de canastas imposibles, desde el centro del campo, desde su propio campo, cayéndose, forzado, de espaldas, las famosas mandarinas… Es una colección de recursos y hazañas. Pero de lo que más orgulloso está Sergio Llull es de haberse salido con la suya, de su amor por el Real Madrid cuando muy pocos entendían que no diera el paso para jugar en la NBA.

"Lo he explicado muchas veces. De pequeño quería jugar en el Real Madrid y fue la decisión más acertada", ha repetido en muchas ocasiones Llull a los que le preguntaban los motivos por su negativa a jugar en la NBA. Estuvo tentando con un contrato millonario (20 millones de euros por tres temporadas) cuando en 2009 fue elegido en el número 34 del Draft por los Denver Nuggets y sus derechos los compraron los Houston Rockets.

Sergio Llull antepuso su amor por el Real Madrid, las ganas de ser una leyenda en este club. Lo ha conseguido. Nadie le regaló nada. Es un ejemplo de superación, tras pasar por la grave lesión de la rodilla en 2017 (rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha), de competitividad, compañerismo y respeto al escudo.