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El Dakar sacó muy pronto su bate de béisbol y se cebó con el gran proyecto de Mini
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NANI ROMA VOLCÓ A POCOS METROS DE LA META

El Dakar sacó muy pronto su bate de béisbol y se cebó con el gran proyecto de Mini

Tras meses de trabajo frenético, el equipo X Raid quería utilizar el presente Dakar para desarrollar su nuevo buggie MINI. Al tercer día, la carrera ya se había cebado con ellos

Foto: El Mini de Mikko Hirvonen, este lunes. (EFE)
El Mini de Mikko Hirvonen, este lunes. (EFE)

No solo ha sido Nani Roma y su accidente. Que el Dakar es inmisericorde ya es algo sabido, pero en muy poco tiempo y cada día se lo ha recordado a todos. Desde un piloto que sufre un accidente de tráfico y abandona cuando iba hacia la salida del primer día, a otro veterano (Joaquin Rodrigues) que se pasa de rosca con un increíble vuelo desde lo alto de una duna y sufre un espectacular accidente pocos minutos después de salir en la primera etapa. Vértebra rota y para casa. O ese nuevo buggy de Mini, en manos de un americano de sangre caliente quien, a pesar del aviso de su copiloto, sale dando vueltas de campana a seis kilómetros de la salida de la segunda etapa, y destroza uno de los nuevos vehículos del equipo X Raid (el equipo de Nani Roma). Era solo el primero.

Con su nuevo coche el equipo de Svend Quandt (cuatro victorias en el Dakar en sus quince años de participación en la prueba) afrontaba uno de los proyectos más ambiciosos de su historia. Este Dakar era fundamental para desarrollar una nueva montura para el futuro, el MINI John Cooper Works Buggy, un proyecto complejo que iba a ser evolucionado en la prueba más dura del mundo. Poner en pista tres unidades fue un esfuerzo logístico y económico considerable. Pero, de la forma más increíble, ya en el tercer día de carrera los tres ya no tienen opción alguna, con el consiguiente descalabro para los planes de Quandt y los suyos. Está por ver si al menos alguno de estos buggies seguirá en carrera a partir de hoy.

Por no hacer caso al copiloto

El americano Bryce Menzies no tiene remedio. Apoyado por Red Bull, experto en locuras y saltos imposibles, especialista de las Bajas americanas, tuvo que abortar su debut en el Dakar el pasado año al querer batir un récord mundial que poco antes él mismo había conseguido con su vehículo, un salto de 115 metros. Perdió el control, se estrelló y no pudo participar en la pasada edición.

Este año sí lo conseguía, y con uno de los nuevos buggies del equipo X Raid. El primer día terminó cuarto. En la segunda, quizás algo crecido, salió lanzado. En torno al kilómetro 6, su copiloto Mortensen le leyó una nota de peligro ante un salto que se avecinaba. “Pensé que era solo un pequeño salto y no le hice caso”. Entre seis y ocho vueltas de campana, calculó el americano. Su copiloto se rompió la rodilla. El primer buggie quedó totalmente destrozado. Menzies no sabía dónde meterse y cómo disculparse. “Es a él (a su copiloto) a quien debería haber escuchado…”.

Pero en la misma jornada ocurrió otro incidente increíble. Otro de los buggies del equipo, el de la pareja que forman Yazeed Al-Rajhi y Timo Gottschalk, se chocó en lo alto de una duna con… otro coche del equipo X Raid, el Mini 4x4 de Boris Garafulic y Filipe Palmeiro. Llegaron a la meta a más de siete y ocho horas del ganador. ¿No fue suficiente? Pues no, porque el tercer buggy superviviente, el del ex piloto del Mundial de Rallies Miko Hirvonnen, se había quedado parado en la especial de este martes, atascado en la arena. Solo pudo salir al cabo de horas y la ayuda de otro compañero de equipo.

Velocidad de vértigo

El español Nani Roma dejó Toyota tras solo un año porque le sedujo el proyecto de X Raid. “Básicamente ha sido un tema de futuro. Si las reglas favorecen a los buggies en los próximos años, tendremos un coche ya muy rodado, y si va hacia los 4x4, tengo uno con una base muy buena”, explicaba a El Confidencial recientemente. Ahora, se duda si el nuevo coche acabará muy rodado tras lo vivido hasta el momento.

El proyecto nació ante la puerta abierta que deja la retirada de Peugeot al término de este Dakar y “las ventajas que permite el reglamento”, según el propietario del equipo, Sven Quandt, relacionado con la familia accionista mayoritaria de BMW. La idea empezó a cuajar a finales de 2016 y en 2017 cogió velocidad de vértigo para que pudiera estar listo en el presente Dakar. Más de cincuenta ingenieros empezaron a trabajar en el nuevo buggy. Al margen del túnel de viento, su carrocería fue completada con la aportación del equipo de diseño de la propia MINI. BMW también está también detrás del proyecto.

Un problema técnico

Solo siete meses después del comienzo del proyecto, el coche rodó sus primeros kilómetros alrededor de la sede del equipo, en Trebur. Pocos días después, se llevó al buggie a rodar por arena y pistas húngaras. Más tarde, se le sometió durante tres semanas a pruebas más duras en Marruecos. “No tuvimos ningún problema serio, y aunque encontramos algunas cosas que mejorar, el coche nunca se paró por un problema técnico, algo realmente destacable…”, explicaba orgulloso el propio Sven Quandt. Su equipo metió la directa para construir tres unidades a la velocidad de la luz para participar en la carrera. Hasta que el Dakar sacó su bate de béisbol.

Mini participa en el Dakar con varios 4x4 y sus tres buggies. Con estos no aspiraban a la victoria, pero sí para su puesta a punto pensando en las victorias del futuro. Pero tras el fenomenal esfuerzo técnico y humano de estos meses, al tercer día el Dakar se cebó a golpes. Para colmo, Nani Roma volcaba a pocos metros de la meta, también en la tercera jornada. Ahora se corre en Sudamérica, pero como se decía en los tiempos de Africa, “C'est le Dakar, Monsieur”.

No solo ha sido Nani Roma y su accidente. Que el Dakar es inmisericorde ya es algo sabido, pero en muy poco tiempo y cada día se lo ha recordado a todos. Desde un piloto que sufre un accidente de tráfico y abandona cuando iba hacia la salida del primer día, a otro veterano (Joaquin Rodrigues) que se pasa de rosca con un increíble vuelo desde lo alto de una duna y sufre un espectacular accidente pocos minutos después de salir en la primera etapa. Vértebra rota y para casa. O ese nuevo buggy de Mini, en manos de un americano de sangre caliente quien, a pesar del aviso de su copiloto, sale dando vueltas de campana a seis kilómetros de la salida de la segunda etapa, y destroza uno de los nuevos vehículos del equipo X Raid (el equipo de Nani Roma). Era solo el primero.

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