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El 'MacGyver' español del Dakar: "Les das una sonrisa, les animas y aguantan un día más"
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darío rodriguez, miembro del equipo médico

El 'MacGyver' español del Dakar: "Les das una sonrisa, les animas y aguantan un día más"

Miembro de la UVI Móvil de Ciudad Real y apasionado de la carrera, el sanitario español ya es parte integral de la organización del Dakar gracias a sus múltiples especialidades

Foto: Darío Rodríguez conversando en el Dakar 2015 con Nasser Al-Attiyah.
Darío Rodríguez conversando en el Dakar 2015 con Nasser Al-Attiyah.

Darío Rodríguez es uno de esos ‘MacGyver’ que entre bastidores ayudan a mover los hilos de la gigantesca caravana que es el Dakar. Sanitario de la Uvi Móvil de Ciudad Real, forma parte del equipo sanitario de la organización que vela por el cuidado y la salud de los participantes. Y de algo más.

“Mi primer Dakar fue el 2011 llevaba ya muchos años mandando currículums y al final me seleccionaron para ir al servicio sanitario”. Pero después de dos años, el director de la prueba, David Casterá, comprendió que necesitaba una especie de ‘geo’, de especialista en múltiples campos: experiencia sanitaria, de conducción todo terreno, de camiones, experto en comunicaciones, multilingüe... Con ustedes, uno de los ‘superman’ del Dakar, Darío Rodríguez.

"Un enfermero para todos los problemas"

“Para mí era un sueño de adolescente desde que los veía en televisión a los Arcarons, Mans, Sotelo...”, explica Darío, “y se me metió en la cabeza que tenía que ir como fuera. Como no tengo dinero para correrlo pensé que quizás alguna de mis habilidades podría servir a la organización”. Casterá necesitaba un equipo especial que integrara múltiples conocimientos, entre ellos, el aspecto vital de las telecomunicaciones. “En el Dakar, todos los corredores llevan un 'Iritrac', una caja negra, y nosotros recibimos por satélite todos sus datos. No se pueden soltar a quinientos tíos por ahí si no les controlas. No solo se trata de entregar tu trabajo, es dar siempre algo más, tenía que aportar un plus por encima de los demás. Y pensó en mí porque necesitaba un enfermero que pudiera solucionar todos los problemas. Este el sexto año que llevo, con lo cual parece que la cosa funcionó (risas)”.

Foto: Tras competir el año pasado con, Nani Roma correrá de nuevo el Dakar con Mini. (Foto: Mini)

Desde entonces, la experiencia profesional y humana de Darío Rodríguez ha sido extraordinaria en todos los órdenes, como él mismo enfatiza. “Me ha aportado conocer a mucha gente, trabajar con equipos extranjeros, conocer cómo trabajan nuestros colegas franceses, que trabajan muy bien, pero nosotros te aseguro que no tenemos nada que envidiarles, se trabaja igual de bien e incluso en algunos aspectos les mejoramos”, explica en referencia al terreno sanitario. Pero va más allá. “Me permitió compartir mesa y mantel con algunos de mis héroes, con Sainz, Roma, Coma, y hoy les considero amigos. Incluso a veces te piden cosas (risas). Siempre pienso que soy afortunado”.

"Algunos se retiran por mera extenuación"

El Dakar es una verdadera torre de Babel de problemas desde el punto de vista médico y sanitario, con la muerte también pisando los talones a algunos de sus protagonistas. ¿Cuáles son los que destacaría Darío Rodríguez por encima del resto? “Lo más duro sin duda es el cansancio, las pocas horas de sueño, a veces te diría que no hay ninguna. Esto acumula el cansancio, se te agria el carácter, al final vas buscando sobrevivir durmiendo aunque sea quince minutos en una silla. No solo es a nivel de la organización, que también se cansa”. Pero el verdadero problema es para los equipos más humildes. “Los pilotos lo sufren mucho y más de uno tiene que retirarse por absoluta extenuación, eso lo he vivido varias veces. Los equipos pequeños que llegan tarde, ese piloto que se baja de la moto al llegar y luego tiene que ponerse a reparar entregando horas de sueño. Es una prueba no solo contra el desierto, sino contra uno mismo y tus capacidades físicas y mentales”.

placeholder Decenas de motos superan dunas en el Dakar. (@MerzougaRally)
Decenas de motos superan dunas en el Dakar. (@MerzougaRally)

Pero si el cansancio ya es protagonista determinante de por sí, la llegada del Dakar a las alturas de Bolivia ha supuesto en este sentido un golpe adicional. “La altura es muy traicionera. Puedes haber hecho entrenamiento en altura y un día, no sabes por qué, tu cuerpo empieza a fallar, empiezas a notar la falta de aire, el corazón se acelera, sube la tensión, y te lleva incluso a dormirte. Hemos tenido accidentes donde algún piloto se ha dormido encima de la moto por la altura. Esta sensación de agobio te hace incluso perder la calma y los nervios y, si no tomas medidas, cuando no se ha solucionado con ningún diurético o con oxígeno, hay incluso que bajar de altura. A los pilotos les incrementa más aún el cansancio. Porque si se arrastra ya falta de sueño, en altura se duerme muy mal y hay quien tampoco puede dormir a pesar de ese cansancio. Luego estas todo el día con una saturación muy baja de oxígeno, donde cualquier esfuerzo normal que haces en tu casa con solvencia, a 4.500 metros de altura te parece toda una hazaña. Cuando pinchas una rueda y vas a cambiarla es un esfuerzo titánico, te lo aseguro”.

"Todos los pilotos se deshidrataban"

Darío Rodríguez las ha visto de todos los colores en el Dakar en estos seis últimos años. Pero de entre los más duros ¿Qué momentos destacaría? “Siempre me acordaré de 2014 en la etapa de Belén, donde hizo tanto calor. Tanto que las motos salían ardiendo. El año en que Gerard Farrés encontró a un piloto español desnudo y corriendo, con fiebre, con hipertermia y alucinaciones… Aquel día la organización paró la carrera porque el 80% de lo caravana estaba en una cubeta natural con dunas y un calor intenso donde se deshidrataban todos, era terrible. Se cogieron los helicópteros para ir a buscar por las gasolineras todo el líquido que hubiera, cualquier cosa, incluso Fanta o leche, y repartirlo a todos para que no nos deshidratásemos. Aquel día sufría escuchando las comunicaciones por lo que estaba pasando”.

Pero el pasado año, la tragedia fue de otra índole, cuando bajando desde Bolivia a Salta un desprendimiento por culpa de las lluvias sepultó un pueblo completo, con numerosas víctimas. “Fue un trago para todos nosotros. Muchos, incluso los pilotos, queríamos ayudar, pero nos dijeron que no había nada que hacer, la Gendarmería nos dijo que lo único que hacía falta eran excavadoras para el barro. Lo pasamos mal, porque es un país que nos acoge y nos da todo el cariño que necesitamos, y estar allí y no poder ayudar a gente que te acogía así… Fue un trago”.

"Somos uno más, ni mejores ni peores"

Según su experiencia profesional, ¿qué distingue en el perfil medio del participante que se expone a tantas aventuras y hasta miserias en el Dakar? “Creo que de verdad el motor que les mueve, y lo digo aunque suene un tópico, es la ilusión. El Dakar transciende lo que es una mera carrera. Al margen de los veinte primeros, el resto se mueve por la ilusión, que es la que mueve el motor del Dakar. Siempre digo que la ilusión es un motor de potencia infinita, de trescientos mil CV. Y es verdad que cuando ves a la gente deshecha, que ves que no puede ni un día más, exhaustos, les das una sonrisa, les comentas un poco la jugada, le animas, y parece que recobran aire y vuelven a sonreír, y aguantan un día más y un día más... Es un perfil más de aventurero que de piloto de carreras”.

Aquel chaval que veía a sus héroes por la tele es hoy un protagonista del Dakar, de lo que se siente particularmente orgulloso. Porque le ha servido enormemente para su vida cotidiana. “Uno termina relativizando todos los problemas cuando está en esa especie de estado de guerra que a veces es el Dakar. Vienes con otra actitud de vida a tu día a día. Lo que antes te parecía un problema insalvable, te dices: 'Bueno, siéntate, que encontrarás una solución'. Me ha cambiado el carácter, ahora soy más abierto al conocer a tanta gente de tantos sitios y países, y esto te hace ver que simplemente somos uno más en este mundo, ni mejores ni peores, porque ni el talento ni la buena gente conoce fronteras, te la encuentras por donde quieras, y esto me ha ayudado a ver a los demás de otra manera. Somos gente de todo el mundo, sí”.

Darío Rodríguez es uno de esos ‘MacGyver’ que entre bastidores ayudan a mover los hilos de la gigantesca caravana que es el Dakar. Sanitario de la Uvi Móvil de Ciudad Real, forma parte del equipo sanitario de la organización que vela por el cuidado y la salud de los participantes. Y de algo más.

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