Es noticia
Nuevas (y peores) trincheras y alambre de espino: lecciones de la I Guerra Mundial para Ucrania
  1. Cultura
HISTORIA

Nuevas (y peores) trincheras y alambre de espino: lecciones de la I Guerra Mundial para Ucrania

Tras la contraofensiva fallida de Zelenski la guerra se ha estancado y han aparecido las ratas, las enfermedades y la lucha de posiciones. El Confidencial habla con el historiador Ismael López, que acaba de publicar 'La guerra de las trincheras'

Foto: Soldados ucranianos defienden sus posiciones en trincheras en Járkov. (EFE/Esteban Biba)
Soldados ucranianos defienden sus posiciones en trincheras en Járkov. (EFE/Esteban Biba)

"Filas de barricadas de hormigón blanco y rollos de alambre de espino se extienden a lo largo de un campo abierto de más de un kilómetro. Al amparo de la oscuridad se cavan trincheras de forma rudimentaria. La artillería retumba no muy lejos". Las líneas podrían pertenecer a una de las crónicas del comienzo de la guerra de posiciones en 1914 en el frente occidental, pero es el relato in situ de los periodistas Vitali Hndiyii y Thomas Peter en Kupiansk, Ucrania, de hace menos de un mes.

En otro frente, el del sur de Zaporiyia, Kira, una soldado ucraniana explica a la CNN: "Imagínese que se va a la cama y que la noche comienza con un ratón metiéndose en sus pantalones o jersey, mordiéndole las yemas de los dedos o mordiéndole la mano. Duermes dos o tres horas, dependiendo de la suerte que tengas". Asegura que había alrededor de 1.000 ratones en su refugio de cuatro soldados: "No eran los ratones los que nos visitaban; nosotros éramos sus invitados".

El año pasado, la película Sin novedad en el frente (2022), basada en el clásico de la literatura de Erich Maria Remarque sobre sus vivencias en el frente occidental durante la Primera Guerra Mundial, publicada en 1929, se llevó cuatro oscars. En unos días, en la categoría documental, no en la de ficción, competirá 20 días en Mariupol’, sobre el cerco a la ciudad en los primeros meses de la guerra de Ucrania. A punto de cumplirse el 110 aniversario de la Gran Guerra, resulta que la imagen de las trincheras, las ratas, las bombas, las enfermedades, los campos y las ciudades destruidos… simplemente impensable en el centenario, ha vuelto a Europa.

"La guerra de Ucrania tiene aspectos muy parecidos tanto a la Primera Guerra Mundial como a la Segunda", explica a El Confidencial Ismael López, que acaba de publicar un exhaustivo estudio de la guerra en el frente occidental con el título precisamente de La guerra de las trincheras. El frente occidental (1914-1918) (Ático de los libros). "Es muy similar a la segunda en cuanto al movimiento de carros de combate, aviones y tecnología", prosigue Ismael, "pero la realidad también es que comienza a evocar asimismo a los aspectos definitorios de la Primera: una guerra de desgaste, de fuego de artillería, de mantenimiento de posiciones que han acabado en trincheras".

placeholder Portada de 'La guerra de las trincheras', de Ismael López.
Portada de 'La guerra de las trincheras', de Ismael López.

¿Son todas las guerras iguales? Asomarse ahora a la historia de la Primera Guerra Mundial resulta más extraño y punzante que hace diez años: la guerra de movimientos prevista por el jefe de Estado Mayor alemán Helmut Moltke para llegar a París recuerda inevitablemente a Kiev: "Los alemanes tenían prisa por acabar con las operaciones, pues ya se estaba organizando el desfile que harían por los Campos Elíseos y que debería ir encabezado por el hijo del káiser vestido de húsar de la muerte", escribe Ismael López en La Guerra de las Trincheras. El frente Occidental (1914-1918).

Putin y con él medio mundo pensó en que Kiev acabaría en manos rusos en apenas unos días, pero nunca llegó a la capital, como no lo hicieron los alemanes tras la batalla de los campos del Marne en el verano de 1914. La contraofensiva de Zelenski este verano tampoco logró desalojar a los rusos, estancando el conflicto y comenzando la guerra de desgaste. "Estamos de todas formas lejos de lo que fue la Primera Guerra, ten en cuenta que en el periodo del 15 al 17 la guerra se estancó de tal forma que las trincheras no consistían exclusivamente en una zanja en el frente sino kilómetros y kilómetros de diferentes líneas con mucha profundidad: eran prácticamente ciudades subterráneas llegados a un punto", apunta Ismael.

— En tu libro abordas exhaustivamente las operaciones militares y las condiciones de guerra del frente occidental. Nadie quería una guerra de trincheras

—El concepto de trinchera es anterior a la Gran Guerra, se nos olvida a menudo, es muy antiguo; tienes por ejemplo en la Guerra de Secesión de EEEU batallas como la de Vicksburg, cuyas trincheras, aunque parezca increíble, se parecen más a lo de Ucrania ahora porque son más líneas del frente, sin profundidad. También la idea de un Alto Mando francés o alemán en 1914 empeñado en defender esas posiciones y llevando a la muerte a miles de soldados sin más no es del todo correcta: es decir, tanto entonces como ahora nadie quiere una guerra así por lógica, sino avanzar, una guerra de movimientos, como ocurrió al principio de la Gran Guerra, pero la tecnología militar entonces (y probablemente ahora) lo impiden en ocasiones y se llega a la lucha de posiciones. Es verdad que se ha repetido un poco la misma historia: a pesar de que haya drones, resulta que luego tienen que posicionar a los soldados enterrados en trincheras, que encima serán peores que las de la Primera porque están mucho más improvisadas aunque parezca extraño. En la Primera Guerra Mundial al final acabaron aceptando la situación y es verdad que lo intensificaron porque intentaron mejoraron las trincheras: como vamos a estar por un tiempo indefinido construimos estas líneas tan densas y al final acaban con el lodo hasta las rodillas y viviendo entre alimañas y desperdicios humanos.

Kira, soldado en Zaporiya: "Teníamos una gata y al principio comía ratones. Pero luego hubo tantos que se negó. Un gato puede atrapar uno o dos ratones, pero si son 70 es imposible"

Erich Maria Remarque escribía en 1929 en Sin novedad en el frente: "Las ratas aquí son especialmente repulsivas porque son muy grandes, son de las que llaman ratas cadáver. Tienen caras horribles, malvadas, desnudas (...) En uno de los sectores aledaños atacaron a dos grandes felinos y a un perro, los mordieron hasta matarlos y se los comieron". Ahora en Zaporiya, Kira explica que tenían una gata llamada Busia. "Al principio también ayudaba y comía ratones. Pero luego hubo tantos que se negó. Un gato puede atrapar uno o dos ratones, pero si son 70 es imposible". Aun pueden comerse a Busia.

La proliferación de ratas y enfermedades va unido a las trincheras. En el periodo de la guerra de posiciones de la Primera, que fue el más largo, de 1915 a 1917, se llegó a la situación por la creciente tecnificación de ambos bandos y también llegado a un punto por las decisiones militares, que fueron evolucionando:

"Está claro que la evolución del pensamiento militar de Joffre —alto mando francés— o Falkenhayn —alemán— tiene algo en común y es que ambos quieren dar respuesta a partir de lo que han aprendido en las campañas coloniales en el caso del francés o en las academias militares, en el caso de los alemanes. Y ambos tienen que cambiar. Lo que pretenden es dar una solución a ese impasse que se ha creado en la Primera Guerra Mundial con las trincheras", aclara Ismael.

"Ambos quieren dar respuesta a partir de lo que han aprendido en las campañas coloniales en el caso del francés o en las academias militares"

"No estaba previsto en ningún manual ni en sus cabezas. Según transcurre la guerra, cada uno de ellos quiere dar su solución a ese estancamiento. Jofre por ejemplo acaba apostando por una guerra de desgaste cuando en realidad era un gran defensor de lo que se llamó el elan vital, es decir, atacar sin miedo al enemigo, a la bayoneta, adelante sin tener en cuenta riesgos… y resulta que en 1916, se decanta por una estrategia mucho más compleja de desgaste, más técnica y mucho más fría. A Falkenhayn le ocurre algo similar: los alemanes habían sido los reyes del campo de batalla a finales del siglo XIX y en el 16 apoya también ese tipo de guerra, de desgaste, de desangrar al enemigo y de hacer mella no solo en el frente, sino también en casa".

De hecho, esa guerra de desgaste total es la que acaba decantando la balanza en cierta medida y desatascando la situación. Durante 1916, el año más intenso de las trincheras, se producen las hyperbatailles, término que Ismael recoge del concepto acuñado por el académico francés François Cochet: batallas que se desarrollan durante meses, con cientos de miles de soldados desplegados en espacios reducidos del frente y con un volumen enorme de material empleado, es decir Verdún y el Somme. En la primera, "un gran cementerio", según el general Von Lüttwich, quedaron completamente exhaustos, en la segunda, el Somme resultó que "si se ponía en valor lo que pretendían los planes de primavera los aliados y lo que obtuvieron, la batalla fue un fracaso, traduciéndose en una victoria defensiva germana. Si por el contrario, la atención se centra en cómo la batalla mermó las capacidades del ejército enemigo (…) se puede entender que el Somme fue la embarrada tumba del ejército de campaña alemán", escribe Ismael López en La Guerra de las Trincheras.

placeholder Soldados estadounidenses en una trinchera en Francia en 1918. (EFE/Librería del Congreso de EEUU)
Soldados estadounidenses en una trinchera en Francia en 1918. (EFE/Librería del Congreso de EEUU)

No hay sin embargo un guion fijo. La guerra de desgaste en Vietnam, por ejemplo, el war of attrition planteado por el general Westmoreland entre 1964 y 1968, con el concepto del body count, el número de muertos, tuvo en realidad éxito, y a la vez fracasó: EEUU ganó esa batalla de los números porque mató mucho más que sus enemigos de Vietnam del Norte y la guerrilla del Vietcong, pero se hizo en cambio inasumible en casa cuando el país no encontró sentido a la guerra. ¿Podría pasar en la Guerra de Ucrania?

Al final de 1916, el año de las hiperbatailles, Reino Unido perdió 550.000 combatientes, Francia más de 581.000 y Alemania más de 840.000. Alemania, a pesar del balance de Verdún y el Somme, combatió durante dos años más aunque "el núcleo duro de la infantería alemana entrenada en tiempos de paz, murió desangrado", según anota Ismael en su libro, citando las propias fuentes germanas. Al final de los tres años de la Primera Guerra Mundial —en Ucrania ya son dos— la guerra sencillamente parecía no tener fin. La gran pregunta: ¿Cómo se desatascó la guerra de posiciones? Resulta que sería precisamente el Alto Estado Mayor alemán el que cambiaría el curso de esa dinámica: la retirada de Rusia debido a la Revolución que había desatado Lenin con los bolcheviques, liberó a Alemania a del frente oriental por lo que se decidieron a lanzar de nuevo grandes ofensivas de movimiento:

"No ha vuelto a ver un uso de armas químicas a ese nivel", asegura Ismael López

"El fin de las trincheras se debe a un conjunto de factores", explica Ismael. "Con las grandes ofensivas alemanas de 1918 el movimiento se consigue gracias a una superioridad numérica, a un inteligente uso de la artillería y a una superioridad táctica: los alemanes adoptan y desarrollan a fondo las tácticas de infiltración con las tropas de asalto. Por otro lado, los Aliados lo consiguen gracias al cansancio alemán, tras ese supremo esfuerzo en la primavera de 1918, y con unos medios mecanizados y motorizados muy superiores".

Además de las trincheras, la Primera Guerra Mundial dejó otra característica propia, la guerra química, que empezó en 1915 y acabó en 1918. "No ha vuelto a ver un uso de armas químicas a ese nivel", asegura Ismael López. "Pero la química es un tipo de guerra que creó un gran trauma a nivel mundial, todavía hoy los soldados de todos los ejércitos utilizan máscaras de gas. No, no se las ponen, pero las llevan de equipamiento básico y les enseñan a ponérsela en caso de de ataque químico". Esperemos no verlo en Ucrania.

"Filas de barricadas de hormigón blanco y rollos de alambre de espino se extienden a lo largo de un campo abierto de más de un kilómetro. Al amparo de la oscuridad se cavan trincheras de forma rudimentaria. La artillería retumba no muy lejos". Las líneas podrían pertenecer a una de las crónicas del comienzo de la guerra de posiciones en 1914 en el frente occidental, pero es el relato in situ de los periodistas Vitali Hndiyii y Thomas Peter en Kupiansk, Ucrania, de hace menos de un mes.

Primera Guerra Mundial Segunda Guerra Mundial Conflicto de Ucrania Ucrania
El redactor recomienda