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El mito del buen Lenin: del exilio de los tés aguados a la orgía de sangre que heredó Stalin
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CENTENARIO

El mito del buen Lenin: del exilio de los tés aguados a la orgía de sangre que heredó Stalin

Charlamos con Victor Sebestyen a cuento de su nuevo libro sobre "la figura más importante del siglo XX", a la que, con simplicidad, se perdonó para culpabilizar solo a Stalin de todos los males de la URSS

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En el café Landolt de Ginebra, además de chucrut y cerveza barata, Lenin y su esposa Nadia mascaban el pesimismo del exilio y bebían el fracaso de la fallida Revolución de 1905. Transcurrían sus días en una mesa cerca de la ventana, la número 40, y también en una habitación trasera en el mismo local, en compañía de compatriotas rusos ávidos de "chismes socialdemócratas", que disponía de su propia salida a una calle estrecha y sinuosa para evitar a la policía llegado el caso.

Era difícil imaginar en esa época que la figura de Lenin acabara haciendo saltar por los aires la historia, aún vivo y también después de muerto, convertido en una macabra momia en el longevo reclamo turístico del mausoleo de la Plaza Roja de Moscú. El propio Benito Mussolini, que increíblemente era otro parroquiano del Landolt por la misma época, describió las reuniones de esos emigrados rusos que se arremolinaban en torno a Lenin, como "una orgía de discursos y té aguado", sin saber que él mismo sería un producto de esa "modernidad enfebrecida de una tribu extraña, excéntrica y fantástica de nihilistas y bohemios".

La anécdota es tan solo una nota al pie de página dentro de la extensa y recientemente publicada biografía sobre Lenin del historiador Victor Sebestyen ( Lenin: una biografía, Ático de Libros) con quien ha hablado El Confidencial para conmemorar el centenario que se cumple ahora de la "figura histórica más importante del siglo XX", y eso que su modelo fracasó en teoría estrepitosamente, al igual que aquellos a los que inspiró según Sebestyen —Hitler, Mussolini, Fidel Castro—, si no en ideología, sí en cuanto al modelo autoritario y autocrático, a la eliminación de cualquier rival, a la simplificación de ideas y soluciones.

"Todo lo que sucedió políticamente desde su aparición como líder en el siglo XX se relaciona con él", explica Victor Sebestyen, "el resultado de la Primera Guerra Mundial con el abandono de Rusia, el ascenso del fascismo, el fracaso de la democracia en Alemania, el ascenso de Hitler, el ascenso de Stalin, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el conflicto ideológico de Estados Unidos que se extendió por todo el mundo… y ahora el resurgimiento del nacionalismo ruso en una forma alterada, es en gran parte resultado de su legado, de la revolución rusa. Fue él además quién definió el del terror sistemático como forma de sociedad".

placeholder Portada de la biografía, escrita por Sebestyen.
Portada de la biografía, escrita por Sebestyen.

Estamos hablando de Lenin, no de Stalin. Es importante porque en Rusia la URSS creó siempre un mito alrededor de él que por supuesto compró el comunismo internacional fuera del telón de acero y que se resumió a partir de 1956 en el buen Lenin y el malvado Stalin. La historiadora Beryl Williams, que le biografió en 1999, cuando las políticas de Gorbachov y la desintegración de la URSS estaban recientes explicaba que en 1988 los libros de texto de Historia fueron retirados para ser reescritos, y que en las clases superiores de las escuelas secundarias se suspendieron los exámenes sobre el periodo soviético hasta que llegaran los nuevos textos.

Resulta que la denuncia de Kruschev del estalinismo había sido bastante selectiva y que de hecho cuando algunos historiadores como Roy Medvedev aprovecharon para revisar el periodo y de paso la figura del fundador Lenin fueron a su vez purgados en forma de despidos y aislamiento académico. Gorbachov, que como todos los dirigentes desde el propio Stalin habían reivindicado el legado de Lenin, quiso recular con su Glásnost —la transparencia—, aclarando que "la glásnost era necesaria para conseguir apoyo popular hacia la política de la perestroika y para ello era necesario hablar con franqueza de los errores del pasado", lo que no era óbice para revisar la sacrosanta figura de Lenin embalsamada como una reliquia, (Lenin, Beryl Williams).

La URSS creó siempre un mito alrededor de él, que se resumió en el buen Lenin y el malvado Stalin

Sencillamente, para reformular el modelo soviético con la Perestroika, Lenin seguía siendo una figura intocable desde el discurso oficial, como lo había sido siempre a pesar de que la propia glásnost lo contradijera. El terror pertenecía a Stalin a un periodo concreto: "ha sido una ilusión en la extrema izquierda para explicar lo que salió mal" comenta Victor Sebestyen, "Lenin creó la Unión Soviética, a su imagen y quien desde el primer día, instituyó el terror y lo reconoció como una forma de continuar su revolución y asegurarse de que tuviera éxito. Fue él también quien creó a Stalin y lo forjó como líder además de la Cheka, que luego se convirtió en la KGB el que aprobó toda la legislación sobre desviación, sobre facciones y el partido con la que posteriormente Stalin desataría las purgas. En definitiva Lenin creó todos los órganos del Estado, el terror".

No fue la idea común durante más de medio siglo, intoxicada por la figura de Stalin que sirvió de hecho a los teóricos de la Unión Soviética para desviar el hecho de que realmente Lenin había eliminado a los mencheviques y desatado la furia contra todo lo burgués creando todos los resortes represivos de la URSS. A menudo la cuestión de su testamento político en el que reprobaba la figura de Stalin sirvió con ese propósito, "es falso", comenta Victor Sebestyen al respecto: "sencillamente no tenía un plan de sucesión porque se consideraba a sí mismo insustituible, pero no quiere decir que no fuera fruto de su concepción del Estado".

placeholder Fotografía de Victor Sebestyen.
Fotografía de Victor Sebestyen.

El propio Gorbachov, aunque parezca ahora increíble, se encargó todavía en los últimos años de la URSS para justificar la Perestroika en mantener ese mito aduciendo por ejemplo que la Nueva Política Económica, de Lenin la cierta liberalización de la economía puesta en marcha en 1922, podría haber cambiado el rumbo de la URSS si no la hubiera abolido Stalin: "Los soviéticos y sus homólogos más tarde utilizarían la idea de que todo habría sido perfecto y todo habría sido un hermoso paraíso socialista sin él si no hubiera sido por Stalin, quien secuestró el Estado, una simple racionalización por la extrema izquierda durante los últimos cien años, de todos los crímenes que cometió Lenin".

— ¿De dónde surgió ese fervor revolucionario anti burgués para convertirse en esa figura histórica sin precedentes?

— Cuando se estudia la figura de Lenin lo primero que salta a la vista, y esto sí es una diferencia con Stalin, es que no era en absoluto calculador o frío sino apasionado y movido por las emociones. Su odio literal al mundo burgués desata ese fervor jacobino —Lenin reconocería a Maximilien Robespierre y el periodo jacobino del terror como una gran influencia— y ese odio proviene de una época temprana cuando ejecutan a su hermano Aleksandr. Se radicalizó y comenzó a leer política e historia. Pero no fue siquiera por el acto de la ejecución sino por cómo su familia —que él consideraba de orígenes nobles— fue engullida por una sociedad burguesa, y educada, en la ciudad de provincias donde se crio y donde vivió la que podríamos considerar ahora como la nuestra. Después de que arrestaron a su hermano, su madre intentó llegar de Simbirsk —su ciudad natal— a San Petersburgo —que luego llevaría su nombre, Leningrado—, pero era un camino bastante largo y necesitaban alguien que fuera con ella. A Lenin se le encomendó que tratara de conseguir que algún hombre respetable fuera a acompañarla pero no pudo encontrar a nadie en el pueblo. Todos aquellos que habían sido sus amigos, todos aquellos que habían sido el establishment burgués de la ciudad, pero nadie quiso. Su rabia contra los burgueses comenzó entonces y continuó por el resto de su vida. Era un odio emocional visceral hacia aquella sociedad que había despreciado a su familia.

Su rabia contra los burgueses comenzó entonces y continuó por el resto de su vida. Era un odio visceral a los que habían despreciado a su familia

Lenin forjaría los cimientos de la futura revolución precisamente en ese exilio de los "tés aguados" de Ginebra en el Landolt que definía Mussolini tras el fracaso revolucionario del soviet de San Petersburgo en 1905, cuando retornó el orden imperialista y los socialdemócratas, divididos entre mencheviques y bolcheviques pero bajo el mismo paraguas, continuaron sus actividades en el exilio.

Las principales diferencias surgieron a partir de 1908, cuando se acentuó la posición menchevique que afirmaba que, para culminar el marxismo, había que establecer una alianza con la burguesía liberal que era justo la clase de discurso que exasperaba a Lenin por su visceral odio. Posteriormente, en 1917 la predisposición de los mencheviques a pactar una coalición de izquierdas tendría funestas consecuencias.

Foto: Cartel propagandístico soviético de la Revolución Rusa

Mientras, Lenin enarboló que el planteamiento era contrario a los principios del partido: la burguesía era por definición contrarrevolucionaria. Dos formas opuestas: pactar con rivales para alcanzar un fin o la confrontación total. Lenin atacó duramente a sus rivales: "La división entre mayoría [bolcheviques] y minoría [mencheviques] es una directa e inevitable consecuencia de la división entre un ala socialdemócrata revolucionaria y otra oportunista" (Richard Pipes, La revolución rusa).

Lo que había nacido como un debate tosco e influido por las cuestiones personales, abrió una brecha que no parecía insalvable. Los márgenes de voto así lo indicaban. Sin embargo, Lenin la utilizó para destruir a sus rivales. Según Pipes formaba parte de su concepción de la política como una lucha continua. Trotski que en esa esa época era menchevique lo comparó ya con Robespierre. El terror y la virtud.

Desde el colapso de la URSS, y tras el fracaso de Gorbachov, la reputación de Lenin no es la misma

Desde el colapso de la Unión Soviética, y tras el fracaso de Gorbachov, la reputación de Lenin no es la misma, pero sigue siendo una figura indisoluble de Rusia: "Lenin vive en este extraño lugar que es el mausoleo aún presente en la sociedad rusa" explica Sebestyen, "Hace unos 15 o 20 años Boris Yeltsin quiso deshacerse del mausoleo, en plena Plaza Roja de Moscú, —que todavía es visitado por millones de personas—, pero luego decidieron no hacerlo.

Y Putin no sólo no se deshizo de él, sino que gastó 30 millones de libras reparando el mausoleo de mármol para asegurarse de que estuviera en buen estado y no se desmoronase. Lenin era comunista, que no tiene que ver con el nacionalismo ruso actual pero es una parte tan importante de la historia rusa, que deshacerse de él habría sido imposible. Es un continuo en la historia de hecho el abuelo de Putin, Spiridon fue el cocinero de Lenin tras la revolución, es extraño. Lenin, que no solo gobernó con el terror, sino con la fuerza del primer populismo de la historia sigue presente en Rusia".

—¿Quieres decir que es el creador de ese tipo de líderes?

—Sí, de hecho yo le llamo el Padrino, el capo di capi del populismo.

En el café Landolt de Ginebra, además de chucrut y cerveza barata, Lenin y su esposa Nadia mascaban el pesimismo del exilio y bebían el fracaso de la fallida Revolución de 1905. Transcurrían sus días en una mesa cerca de la ventana, la número 40, y también en una habitación trasera en el mismo local, en compañía de compatriotas rusos ávidos de "chismes socialdemócratas", que disponía de su propia salida a una calle estrecha y sinuosa para evitar a la policía llegado el caso.

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