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Anne-Sophie Mutter: la niña prodigio deslumbra… a los 60 años
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Anne-Sophie Mutter: la niña prodigio deslumbra… a los 60 años

La volinista germana recala en San Sebastián y Santander en un alarde de plenitud artística y descubriendo el repertorio de Joseph Bologne, un compositor negro que fue soldado de la Revolución y contemporáneo de Mozart

Foto: Anne-Sophie Mutter, tocando el violín. (Cedida)
Anne-Sophie Mutter, tocando el violín. (Cedida)

Se diría que, a veces, Anne-Sophie Mutter (Rheinfelden, 1963) toca el violín sin que exista contacto entre el arco y las cuerdas. Sucede con los trenes de levitación magnética que circulan en Japón y en China. Y cuya sofisticada tecnología permite que los vagones transiten a grandes velocidades sin llegar a producirse el menor desgaste con el itinerario de los raíles.

Levita en sus manos el Stradivarius Lord Dunn-Raven (1710) que posee la diva germana. Y magnetiza ella misma el sonido y a los espectadores, cuya devoción al prodigio, tanto explica el sold out en San Sebastián este sábado, como justifica los clamores con que la arroparon los espectadores de la Quincena Musical Donostiarra en un concierto estrafalario y triunfalista.

Foto: El 'Edipo rey' con montaje de la compañía Per Poc que se ha llevado a escena en la Quincena Musical Donostiarra.

No ya por la mezcolanza del repertorio —barroco, clasicismo, música contemporánea—, sino por la decisión de corresponder el entusiasmo del público con unas propinas de John Williams. Incluido un pasaje sensiblero y demagógico de La lista de Schindler que puso fin al espectáculo.

Se garantizaba así la Mutter la apoteosis, aunque no hubiera hecho falta recurrir a semejantes argumentos populistas. Le sobran a ella la plenitud del sonido, las facultades técnicas, el fraseo aristocrático, la naturalidad "magnética" y todas las exigencias de virtuosismo que reúne el Concierto para violín de Joseph Bologne (1745-1799), cuya posición gregaria en el canon del clasicismo va camino de corregirse con el hallazgo de sus partituras y con la película hagiográfica que ha producido Disney.

Foto: El estreno triunfal de 'Macbeth' en el Festival de Salzburgo.

Chevalier, se titula. Y hace acopio de todas las razones históricas y coyunturales que pueden conmover al televidente contemporáneo. Un compositor negro que nació en la Guadalupe francesa. Hijo de esclava y de aristócrata. Violinista superdotado. Espadachín magnífico. Soldado republicano en la furia de la Revolución. Víctima de todas las discriminaciones, Y protagonista de una agonía desdichada.

El Mozart negro, así se le llama con inequívoca simplificación al Chevalier de Saint George, aunque la redención comercial que se avecina no contradice el interés de su obra ni su conocimiento técnico y creativo del violín.

Foto: 'Las bodas de Fígaro', de Martin Kusej, en el Festival de Salzburgo

Por esa razón resultó tan interesante asistir a las mayúsculas prestaciones de Anne-Sophie Mutter, artífice de una gira internacional —este domingo interviene en el Festival de Santander— que celebra sus 60 años.

Ni los aparenta ni cuesta trabajo asimilarlos, menos todavía cuando la violinista alemana se dio a conocer por iniciativa de Karajan a los 13 años. El disco de Mozart que homologó el milagro todavía alcanzó las ediciones en vinilo, aunque ya formaba parte de la revolución del compact disc. Impresiona recuperarlo ahora, exponerse al viaje del tiempo.

placeholder Anne-Sophie Mutter, en un concierto para violín cuando era niña. (Cedida)
Anne-Sophie Mutter, en un concierto para violín cuando era niña. (Cedida)

Mutter es ahora una estrella de la era digital y evanescente, aunque el aspecto más interesante de su trayectoria no es la memoria del prodigio que fue, sino la evidencia del prodigio que es en su plenitud adulta.

Conviene tomársela muy en serio, más allá de su glamour, de su carisma, de sus apariciones eventuales en la prensa People. Y del vestido rosa con que se presentó en la Quincena Musical Donostiarra. No porque fuera provocativo ni escandaloso, sino porque destacaba muchísimo respecto a la indumentaria gregaria y oscura de los Mutter Virtuosi.

The Mutter Virtuosi es el conjunto que la propia intérprete ha creado con su marca y con la voluntad de becar y de aglutinar a jóvenes

Así se llama la agrupación que la propia intérprete ha creado con su marca y con la voluntad de becar y de aglutinar a jóvenes músicos de talento. Una formación cosmopolita y de geometría variable cuya excelente cualificación concedió enjundia al programa del concierto oficiado en Donosti.

Se escogió una interesante obra lírico-expresionista de André Previn —exmarido de la propia diva— y se recurrió al repertorio más popular de Vivaldi —Concierto para tres violines en fa mayor— y de Bach —Concierto para violín en la mayor y Concierto de Brandeburgo número 3—, aunque la forma de concebir el barroco estuvo mucho más centrada en la brillantez y en la homogeneidad que en la teatralidad, la retórica y en el color.

placeholder El conjunto Mutter's Virtuosi, en un concierto para violín. (Cedida)
El conjunto Mutter's Virtuosi, en un concierto para violín. (Cedida)

La revolución del historicismo y de los instrumentos originales ha desenfocado las lecturas convencionales. Y no porque hubiera vulgaridad en la versión de la Mutter —todo lo contrario—, sino por la ausencia del barroquismo que define al barroco. Y porque el oído del melómano avezado recela de las opciones magnéticas, por mucha levitación que las defina y por muchas velas que se amontonen en el feliz cumpleaños del prodigio.

Se diría que, a veces, Anne-Sophie Mutter (Rheinfelden, 1963) toca el violín sin que exista contacto entre el arco y las cuerdas. Sucede con los trenes de levitación magnética que circulan en Japón y en China. Y cuya sofisticada tecnología permite que los vagones transiten a grandes velocidades sin llegar a producirse el menor desgaste con el itinerario de los raíles.

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