La familia que lucha por recuperar las imágenes destruidas de un fotógrafo histórico

Fachadas de Lavapiés de los años 40, Madrid tomada por el franquismo, obreros trabajando en los años 50: todo esto forma parte de la obra fotográfica de Juan Miguel Pando Barrero de la que una fracción se ha visto amenazada por el vinagre y la humedad. Con más del 60% de humedad, las salas del Instituto de Patrimonio sometidas a reformas sufrieron una desconfiguración en la climatización, lo que ha generado una tragedia para la familia Pando.

"Yo veo esas noticias y me quedo perpleja", cuenta Natalia Pando, nieta del fotógrafo, a El Confidencial. La familia tuvo noción de los fallos de humedad por un artículo publicado por el ABC que demandaba el uso de humidificadores caseros como solución a los problemas de humedad. "Imagina que donde están las Meninas la humedad estuviese al 60%, la gente se llevaría las manos a la cabeza. Esto es igual de serio", denuncia también comentando que la fotografía al ser un ámbito cultural más "de nicho" no ha tenido tanta repercusión.

Realiza un retrato de la España de preguerra, Guerra Civil y postguerra preservado en museos como el Reina Sofía

Por suerte, explica Natalia Pando, la familia invirtió el dinero que ganaron en la venta de las fotografías al Instituto de Patrimonio en la digitalización de las imágenes referidas a los reportajes gráficos de la Guerra Civil, que no se perdieron gracias a estar conservadas en un archivo privado familiar. "Mi padre tenía la ilusión de hacer una exposición con todo este material inédito", pero "el Estado no se interesó en ningún momento en ayudarnos a conservar el patrimonio cultural de las fotografías de mi abuelo", expresa con decepción la nieta del fotógrafo.

Pando Barrero, fotógrafo de la Guerra Civil

Dedicado a mantener viva la memoria histórica y sentenciado por la enfermedad del olvido —y la humedad—, Juan Miguel Pando Barrero fue un fotógrafo con un patrimonio visual incalculable. Con imágenes que reflejan desde baños en el Río Manzanares y capeas en IIlana (Guadalajara) hasta la cobertura de la Guerra Civil. Representa con su fotografía un retrato de la España de preguerra, Guerra Civil y posguerra preservadas en museos como el Reina Sofía.

La obra de Juan Miguel Pando Barrero comenzó muy pronto cuando a sus 16 años ingresó en el estudio Moreno, de uno de los fotógrafos de arte más importante de Madrid (Mariano Moreno). Tras eso y motivados por su gran trabajo en la cobertura de un reportaje sobre los baños en el Río Manzanares y capeas en IIlana, Asosociated Press decidió ponerse en contacto con el fotógrafo para que realizase un trabajo exclusivo para la compañía cubriendo la Guerra Civil. Imágenes que reflejaban la vida cotidiana en Madrid en pleno conflicto bélico: con bombardeos, asedios y colas de abastecimiento; refugiados en embajadas, retirada de civiles de grandes carreteras como en Extremadura y batallas como la de los altos de Guadarrama son solo algunos de los retratos de Juan Miguel Pando Barrero.

Una vez finalizada la guerra, Pando Barrero se puso a la labor de fundar una agencia gráfica, Agencia de Informaciones Gráficas Foto Pando, para continuar con su voluntad de amparar la memoria histórica para la posteridad. Gracias a su labor, hoy en día es posible contemplar cómo se veía Madrid en los años 30 a través de la mirilla de una cámara —precisamente una Speed Graphic de 4 y 5 pulgadas—.

Pero no limitó su trabajo fotográfico a las fronteras de la península, también dedicó toda una colección de vintage sobre el día a día en Marruecos capturando sus pueblos, sus caras y su cultura. Fotografías que guarda la familia en un álbum de cuero repujado conformado por más de 800 imágenes de ciudades, castillos y mundo rural.

Pérdida familiar

Aún no se conoce el porcentaje exacto de las fotografías destruidas y las que se pueden recuperar, sin embargo, supone una tragedia no solo para la familia Pando y su archivo fotográfico, sino para el patrimonio histórico español.

Su hijo, Juan Pando Despierto —historiador y fotógrafo—, interesado desde joven en los trabajos de su padre, siguió su legado hasta que el alzhéimer, al igual que castigó a su progenitor, le ha impedido continuar con la fotografía. Actualmente, su familia se mantiene activa en movimientos de reivindicación de la memoria histórica con especial interés en la creación de un museo dedicado a la Guerra Civil. “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”.