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"Feijóo nunca cederá ningún ministerio estratégico a Vox, y para él la cultura es sagrada"
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Entrevista con Jaime M. de los Santos

"Feijóo nunca cederá ningún ministerio estratégico a Vox, y para él la cultura es sagrada"

Jaime M. de los Santos, secretario general de Cultura del Partido Popular, no duda en calificar de "auténtica barbaridad" que el partido de Abascal censure por motivos ideológicos obras de teatro como el 'Orlando' de Virginia Woolf

Foto: Jaime M. de los Santos, secretario general de Cultura del Partido Popular, durante la entrevista con El Confidencial. (Diego Crespo)
Jaime M. de los Santos, secretario general de Cultura del Partido Popular, durante la entrevista con El Confidencial. (Diego Crespo)

Es escritor, historiador, apasionado del arte, amante de la literatura, entusiasta de la danza, devoto del cine, fan de la modaJaime M. de los Santos toca sin distinción todos los palos de la cultura. Todo le atrae, todo le apasiona, todo le interesa. Y todo con intensidad, porque si algo caracteriza a este madrileño a punto de cumplir los 45 años es el entusiasmo y la energía desbordantes que pone a todo lo que hace.

Ah, también es político. Miembro del Partido Popular. Ha sido director general de Promoción Cultural y consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid. Desde mayo de 2022 es secretario nacional de Cultura del PP. Hablamos con él de política y cultura, sus dos temas preferidos.

placeholder Jaime M. de los Santos. (Diego Crespo)
Jaime M. de los Santos. (Diego Crespo)

PREGUNTA. Dígame, ¿por qué es importante la cultura?

RESPUESTA. La cultura es importante por todo: porque ofrece oportunidades, porque salva vidas, porque ensancha no solamente a los seres humanos sino también las democracias… La cultura es la que nos ha hecho humanos, la que nos hizo socializar y sobre todo, al menos en mi caso, es la que da respuesta a no solo las grandes preguntas sino a los problemas más íntimos.

P. ¿A usted le salvó la vida la cultura?

R. Sí, sin duda. Cuando tenía 12 años viví un momento complicado: era un poco afeminado, estudiaba en un colegio público, vivía completamente alejado de esos deportes que la mayoría de los chavales practicaban e iba siempre con un libro en la mano, porque es lo que había visto en mi casa, especialmente a mi padre. Sufrí agresiones verbales que me hacían mucho daño. Y frente a esas agresiones mi madre, que viene de una España en la que nadie le había explicado cómo enfrentarse a una situación así y no tenía herramientas para ayudarme, vio en la cultura una ventana a través de la que me podía llegar luz y me apuntó a una escuela de teatro. Eso me salvó la vida. Allí encontré a personas completamente libres, a hombres y a mujeres que no escondían quiénes eran y que, sobre un escenario, lo hacían aún más evidente. Y sobre todo, aprendí a leer. En la escuela de teatro me obligaron a leer Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, de Lorca, y yo, que seguía yendo los sábados a catequesis, encontré que la entrega por amor de don Perlimplín, que le lleva a dar su vida, se parecía mucho al Cristo del que me hablaban en Cáritas
Parroquial. Todo aquello me demostró que la cultura da respuestas a cuestiones complejas, que es un lugar donde te sientes más seguro.

Por encima de todo, la cultura es un bien espiritual que hay que proteger

P. El Partido Popular propone que el ministerio de Cultura sea solo de Cultura y que se desligue de Deporte. ¿Por qué?

R. Alberto Núñez Feijóo presentó hace una semana el programa de Cultura del PP y, efectivamente, habló de la necesidad de un Ministerio de Cultura fuerte que reordene sus competencias. Y es que, en estos momentos, ocurren cosas tan sorprendentes como que los hubs musical y cinematográfico dependen del ministerio de Economía. Yo sé que la cultura tiene un importante perfil económico y entiendo que la industria cultural necesita de todo un entramado legal en el que tienen que participar muchos ministerios. Pero, por encima de todo, la cultura es un bien espiritual que hay que proteger. Siempre. Con todas las fuerzas. De ahí la importancia de un ministerio solo de cultura. Además cultura y deporte no tienen nada que ver y, muchas veces, se han cortocircuitado. El deporte es una de las realidades que atrae a más ciudadanos y creo que también se merece un departamento propio y que quien vaya a detentar esa responsabilidad sea un experto en deporte y pueda volar libre.

P. ¿Y cuáles deberían ser a su juicio las prioridades del próximo ministerio de Cultura?

R. Un ministerio de Cultura debe trabajar para que la cultura esté cada vez más presente. A mí me hace gracia cuando desde determinadas posiciones se pretende pasar por obligatorio el consumo de cultura. Nosotros, el Partido Popular, si llegamos al Gobierno, fomentaremos que artistas y creadores tengan todo el apoyo posible. Pero también trabajaremos para asegurar, a través de la educación, que los ciudadanos y ciudadanas libres de este país amen su cultura y se conviertan en esos consumidores iniciados. Por eso, insisto, el de Cultura es un ministerio que necesita ser fuerte para poder hablar de tú a tú con Economía y explicarle, por ejemplo, las necesidades que tiene la cultura desde un punto de vista macro; con Hacienda para aprobar por fin una ley del mecenazgo; con Educación para que cada día sean más las horas lectivas dedicadas a las Humanidades en los currículos de primaria, de secundaria y bachillerato. Lo que se pretende es llegar a conformar todo un entramado que sostenga a la cultura.

Las sociedades libres se sostienen sobre tres pilares: la sanidad, la educación y la cultura

P. ¿El acceso a la cultura es un derecho, como lo es el derecho a la sanidad o el derecho a la educación?

R. La cultura no es solo un derecho, todo gobierno tiene la obligación de aproximarla a los ciudadanos, de contribuir a su existencia. Las sociedades libres se sostienen sobre tres pilares: la sanidad, la educación y la cultura. La mayoría de las veces, en ninguno de esos casos se espera un retorno económico, porque tanto la sanidad como la educación o la cultura lo que hacen es dar, curar. Los artistas nos entregan su vida a través de sus obras; se abren para, desde su experiencia personal, intentar ofrecer miradas que puedan enriquecernos. Y eso no solo es un derecho, tiene que ser una obligación. Yo me dedico a lo público y asumo la obligación de hacer cada vez más evidente el poder de la cultura y hacer que cada día esté más presente, sobre todo entre los jóvenes.

P. La cultura no puede medirse en términos de retorno económico, pero en España contribuye al 4% del PIB. ¿Le parece una buena cifra?

R. Es un error pensar en la cultura solo en términos económicos. Pero de hacerlo habría que recordar que la cultura en España supone mucho más de ese 4% del PIB; si tenemos en consideración, por ejemplo, el turismo cultural la cifra se podría elevar hasta un 7%. Muchos turistas vienen a España por sus litorales sí, por el famoso turismo de sol y playa, pero también y, cada vez con más fuerza, para hacer turismo cultural, especialmente en ciudades como Madrid, Valencia, Sevilla, Barcelona, Santiago de Compostela, en los grandes centros patrimoniales. Pero, ojo, quien hable de cultura sólo desde un punto de vista económico estará matando la cultura, porque la cultura, insisto, es un hecho espiritual, algo que nos atraviesa a todos y a todas, incluso a quienes la rechazan. Es cierto que hay una cultura que podemos llamar comercial y que es muy necesaria, que además sí tiene un retorno económico y a la que hay que ayudar con exenciones fiscales, con mejoras legislativas. Pero también está esa otra cultura que conforma nuestro patrimonio y que no es cuantificable. Una película no es buena o mala por el número de espectadores que la visualizan, un libro no es bueno o malo por el número de volúmenes que venda. Marcel Proust, una de mis obsesiones, vendió poquísimos ejemplares del maravilloso viaje por los sentimientos de toda una época que es En busca del tiempo perdido, y hoy está entre los diez libros más importantes de la historia de la humanidad. Yo me niego sólo a cuantificar la cultura, lo que no quita que reconozca su contribución a nuestro PIB y los miles de puestos de trabajo que genera. Pero, por encima de todo, está su valor espiritual, su poder transformador.

placeholder Jaime M. de los Santos, secretario general de Cultura del Partido Popular. (D. Crespo)
Jaime M. de los Santos, secretario general de Cultura del Partido Popular. (D. Crespo)

P. ¿Qué balance hace de la cultura en los cinco años de gobierno de Pedro Sánchez?

R. El gobierno de Pedro Sánchez ha demostrado una impresionante y sorprendente falta de respeto a la cultura. No es posible que en cinco años haya habido cuatro ministros, tres de ellos prácticamente ajenos al mundo cultural. Creo, sin embargo, que Pepe Guirao sí fue un gran ministro, para mí un ejemplo en todo con el que tuve la suerte de compartir muchas conversaciones, de aprender a su lado. Pero, sorprendentemente, al mejor ministro de Cultura del gobierno del señor Sánchez lo cesaron y ni siquiera contaron con él en las siguientes listas electorales. En cuanto al actual ministro, Miquel Iceta, pues la verdad es que se atrevió a decir en sede parlamentaria que de arte contemporáneo non sabía nada y que si le sacaban de Canaletto andaba perdido. Una pena. Estoy convencido de que hay decenas de mujeres y hombres en el Partido Socialista conocedores del hecho cultural y amantes de esta realidad. Pero como había que tener a un ministro del PSC y parece que lo único que ha importado al señor Sánchez han sido las cuotas de poder y devolver favores a algunos territorios, pues así estamos, con un ministerio de Cultura muy, muy mejorable.

P. ¿Y qué opina en concreto de las políticas culturales que ha impulsado el ministerio de Cultura en estos cinco años?

R. Las tasas de ejecución del último presupuesto del ministerio de Cultura ni siquiera llegan al 65%. Y esto demuestra dos cosas: su falta de interés por el mundo de la cultura y su escasa capacidad de gestión. A eso se añaden además los intentos del Gobierno de Pedro Sánchez, en línea con otros gobiernos de izquierda, de apropiarse de la cultura, de presentarla como un patrimonio exclusivo de la izquierda. En ocasiones, en especial en los últimos años, parece que desde el gobierno se han hecho incluso distingos entre los creadores que sí se han manifestado favorables a sus políticas y los que no lo han hecho. Yo, francamente, cuando voy al médico, nunca le pregunto a quién vota, lo que quiero es que me trate y que sea el mejor en según qué especialidad. Pues a un artista tampoco le voy a preguntar nunca a quién vota.

Me parece fantástico que haya más creadores que se declaran de izquierdas que de derechas

P. Pero es innegable que son muchos más los creadores que se declaran de izquierdas que los que se declaran de derechas…

R. Y a mí me parece fantástico. Sólo faltaría que en una democracia libre y ejemplar como es la nuestra no se pudieran manifestar cuándo y cómo quieran. Lo que yo les aseguro es que si el Partido Popular llega al Gobierno de España sólo se les mirará por su trabajo, por su obra, nunca por su ideología; y nos sentiremos orgullosos de que hayan sido capaces de llevar nuestra cultura a los rincones más lejanos del mundo. Le debemos mucho a hombres como Pedro Almodóvar, que con su cine ha llevado España a lugares tan alejados como Australia, por más que piense que está equivocado en muchos planteamientos políticos. Lo que no quita que le esté profundamente agradecido.

P. Si el PP consigue formar Gobierno y usted se convierte en ministro de Cultura, ¿cuál sería la primera decisión que adoptaría?

R. Lo primero que yo creo es que este país necesita un gobierno presidido por Alberto Núñez Feijóo. Si el PP gana las elecciones, quien tenga la suerte y la
responsabilidad de asumir las competencias del ministerio de Cultura lo primero que debería hacer, en mi humilde opinión, es reconectar con el sector y demostrarle el respeto que se le tiene. Y para demostrar a los artistas que ese respeto es real, en el menor espacio de tiempo posible terminaría de implementar el Estatuto del Artista e incluso lo mejoraría, por ejemplo, en lo relativo a los 480 euros mensuales, que es el subsidio que ahora contempla el Estatuto del Artista y quer no resuelve la precariedad en el sector.

Soy absolutamente contrario al bono cultural de 400 euros para los jóvenes que ha puesto en marcha el Gobierno de Pedro Sánchez

P. ¿Habría que subir esa prestación, el PP la aumentará si llega al Gobierno?

R. Yo creo sinceramente que 480 euros, que corresponden al 80% del IPREM (el Indicador de Renta de Efectos Múltiples), es un buen punto de partida y, por
supuesto, es mejor que nada. Pero hay que intentar mejorarlo, porque si no, no estaremos contribuyendo a sacar de la precariedad a los creadores y creadoras.
Al próximo ministro de Cultura lo que también le pediría es que no esté solo en los despachos: que vaya al teatro, que vaya a ver danza, que escuche los maravillosos conciertos de música culta y contemporánea que hay a lo largo y ancho de este país, que vaya a los museos, que esté presente en la vida cultural. Porque si la cultura no la vives en primera persona, te alejas de lo que realmente significa y tu acción política se puede resentir. Justo lo que no ha hecho el Ministro Iceta.

P. ¿Mantendría el bono cultural de 400 euros para los jóvenes y el que los mayores de 65 años puedan ir a las salas de cine pagando sólo dos euros?

R. Yo creo que hay que construir toda una política de reducción de precios para el acceso a la cultura. Pero nunca la gratuidad, nunca. La cultura solo se respeta cuando el ciudadano y la ciudadana son conscientes de lo que cuesta. Por supuesto, siempre habrá exposiciones, conciertos y otras actividades culturales que serán gratuitas y que también forman parte del ecosistema cultural. Pero mucho ojo con hacer gratuita la cultura. Manuela Carmena lo intentó con aquel bono joven para asistir a los teatros y fue una catástrofe, porque con la gratuidad no se potencia el amor a la cultura. Soy absolutamente contrario al bono cultural de 400 euros para los jóvenes que ha puesto en marcha el Gobierno de Pedro Sánchez. Creo que con ese dinero tendría que haberse invertido en educación para conseguir que los jóvenes, cuando lleguen a esos 18 años, desearan consumir cultura. Sin embargo, sí creo que hay que favorecer el acceso de los mayores de 65 años al universo cultural: porque se lo merecen,
porque estamos aquí gracias a ellos, porque ellos han construido esta democracia, porque con absoluta generosidad llevaron a cabo la Transición y porque, además, con cultura se combate la soledad no deseada, porque está demostrado que el Alzheimer se puede frenar con cultura.

placeholder Jaime M. de los Santos, durante una intervención en el Senado. (Cedida)
Jaime M. de los Santos, durante una intervención en el Senado. (Cedida)

P. Dice que la cultura no puede ser gratuita porque así se la infravalora. ¿Qué hacemos entonces con los grupos sociales que no pueden permitirse el gasto en cultura?

R. Apoyarles, sin duda. A los grupos vulnerables hay que darles todas las facilidades para que puedan acceder a la cultura, por supuesto, y trabajar para que cada día sean más los que salgan de esa franja. Lo que no es de recibo son propuestas como la de Yolanda Díaz de dar 20.000 euros a todos los jóvenes que cumplan 18 años, vengan de donde vengan y sin mirar las cuentas corrientes de sus familias.

P. En las últimas semanas hemos visto cómo en algunos ayuntamientos en los que Vox gobierna o tiene las competencias de cultura ha censurado obras de teatro por motivos ideológicos. En la localidad madrileña de Valdemorillo, donde el PP gobierna con Vox, la concejala de Cultura de Vox ha censurado el Orlando de Virginia Woolf. ¿Qué ocurrirá si el PP se ve obligado a pactar con Vox para gobernar a nivel nacional y a dejar el ministerio de Cultura en sus manos?

R. Yo estoy seguro de que el PP no se va a ver obligado a pactar con Vox. Es más, creo que cuando Vox deja entrever que en ese hipotético gobierno le gustaría detentar la cartera de Cultura, lo hace como una provocación más. Los señores y las señoras de Vox son sobre todo provocadores, y probablemente eso sea lo que más gusta de ellos. Pero también soy plenamente consciente de que esa performance en la que se han instalado puede ser muy peligrosa. Censurar cualquier cosa es una auténtica barbaridad. Y censurar a Virginia Woolf además de ser una auténtica barbaridad demuestra una incultura y una estulticia enormes. Lo primero que siento cuando veo que una concejal de Vox hace algo así es pena, porque pienso que es alguien que se ha perdido muchas cosas y que toma decisiones completamente erróneas. Me parece repugnante que se censure en un país como España. La España de la movida lo que demostró precisamente es que no había lindes ni bridas que ahogaran a los creadores y a las creadoras y ahora, 45 años después, es increíble que asistamos a estas faltas de democracia que tenemos que combatir. Pero también hay que luchar contra la mirada inquisitorial de determinadas ideologías que desde hace una década están censurando creaciones artísticas.

Censurar a Virginia Woolf demuestra una incultura y una estulticia enormes

P. ¿Se refiere a la política woke y de cancelación?

R. Sí. Yo me niego a que en una película como Lo que el viento se llevó se quieran cortar unos cuantos metros de rollo, en concreto esa escena maravillosa en la que Mammy (la criada negra de Escarlata o’Hara) sale apretándole el corsé a Vivien Leigh. Me niego a que se revisen las novelas de Agatha Christie porque puedan parecer machistas y colonialistas. Me niego a que se intente eliminar de las siete temporadas de Las Chicas de Oro un episodio en el que Blanche y Rose se disfrazan de mujeres negras porque alguien ha decidido que eso es ofensivo. Yo digo ‘no' a todo tipo de censura y ‘sí’ a que cada vez haya más educación, porque de lo que se trata es de asegurarnos que somos personas libres e inteligentes, con capacidad reflexiva, capaces de entender que en la creación y la ficción creativa vale todo. Y si algo no me gusta o me ofende, nadie me obliga ni a leerlo ni a visualizarlo ni a escucharlo.

P. Volviendo a Vox…

R. Alberto Núñez Feijóo quiere un gobierno en solitario, y España se merece un gobierno en solitario de Alberto Núñez Feijóo. A mí Pedro Sánchez no me gusta nada, pero el Partido Socialista, que no Pedro Sánchez, está viviendo no solo las consecuencias de un mal presidente y de un nefasto secretario general, sino también las consecuencias de unos partidos que han trufado de exigencias inasumibles una democracia y que nos han traído a donde estamos.

P. Entiendo que el PP quiera gobernar en solitario. Pero insisto: si no llegan los números y necesitase pactar con Vox para formar Gobierno, ¿estarían dispuestos a dejar Cultura en sus manos?

R. Yo confío en que, si se da esa situación, Vox tenga la suficiente altura de miras para asumir cuál es el partido más votado. Y si un partido tiene 107 escaños y otro 75 pues deberían formar juntos un Gobierno, sí. Pero en España lo que hoy arrojan las encuestas es que el PP podría tener unos 150 escaños frente a los 30 de Vox, así que espero que en Vox se imponga la mesura. Ya sé que para los señores y las señoras de Vox el concepto mesura es casi una realidad inalcanzable, pero espero de verdad que sean demócratas. Porque claro que en una democracia caben las opiniones de todos, las de Vox y las de todos. Pero cuando los ciudadanos hablan en las urnas, hay que escucharlos. Por eso me pareció un error de bulto que el presidente Sánchez no aceptara la propuesta de Feijóo de que gobierne el partido más votado. Si el Partido Socialista hubiera aceptado esa propuesta la primera vez que Feijóo se la hizo, ahora en Extremadura estaría gobernando el PSOE en solitario, y en Valencia, Aragón y Murcia el Partido Popular.

P. ¿Puede asegurarme que, ocurra lo que ocurra en las elecciones, el ministerio de Cultura no quedará en manos de Vox?

R. Yo le aseguro que Alberto Núñez Feijóo no cederá ningún ministerio estratégico a Vox, y para Alberto Núñez Feijóo la cultura es sagrada, como lo son los derechos del colectivo LGTBI y por supuesto los de las mujeres. Cuando te dedicas a lo público, tu único fin debe ser mejorar la vida de los ciudadanos y las ciudadanas. La cultura y la política tienen la misma finalidad: cambiar vidas. Y si alguien no lo tiene claro, debería dejar de estar en cultura o en política. Cultura es el flamenco, por supuesto; y Cervantes, faltaría más; y el castellano, y nuestras catedrales y nuestros castillos, somos la segunda nación del mundo con más bienes de patrimonio de la humanidad. Pero también es cultura todo lo demás. No entiendo cómo los hombres y mujeres de Vox quieren un ministerio de Cultura cuando no entienden la mayoría de las competencias de ese ministerio.

Me genera tristeza que los colectivos LGTBI me prohíban formar parte de la cabecera de una manifestación

P.- Usted es gay, ¿le generaría problemas gobernar con Vox por su identidad sexual?

R. A mí me genera tristeza escuchar que determinadas personas se mofan de la bandera LGTBI. Pero también me genera mucha tristeza que los colectivos LGTBI me prohíban formar parte de la cabecera de una manifestación por ser de un partido de centro derecha.

P. ¿Por qué es importante que se apruebe una ley de mecenazgo?

R. Porque es necesario involucrar al sector privado y a la sociedad en general de forma mucho más poderosa en el mundo de la cultura. Sin el apoyo de las
grandes empresas no se podrían llevar a cabo algunas de las mejores exposiciones que hemos visto, por ejemplo, en el Museo del Prado en los últimos años. Hay que asegurar que la contribución a la cultura tiene retorno para esas empresas, porque cuando se contribuye económicamente a la cultura, se contribuye a la mejora de la sociedad, se está aportando al país. También creo que hay que trabajar para fomentar en España esa figura tan anglosajona del filántropo. Sin esos filántropos, por ejemplo, el Museo Metropolitan de Nueva York no sería lo que es.

placeholder Jaime M. de los Santos durante un acto electoral. (Cedida)
Jaime M. de los Santos durante un acto electoral. (Cedida)

P. Pero es que el Metropolitan es un museo privado…

R. Claro, porque los filántropos han hecho una buena labor. Gracias a su contribución no solamente nos enriquecen a todos, porque todos podemos visitar el Metropolitan, sino que, hablando incluso de cifras, han conseguido que el turismo a la ciudad de Nueva York no deje de crecer, un turismo eminentemente cultural. Por eso la cultura es tan importante, porque está en la toma de decisiones de muchas, muchísimas realidades.

P. Pero los museos en España, la cultura, tienen que seguir siendo públicos, ¿no?

R. En parte. Hay una cultura pública y una cultura privada. La cultura privada, la cultura que solemos llamar comercial, genera riqueza, puestos de trabajo,
tiene un retorno y hay que contribuir a ella con mejoras fiscales. Y luego está toda esa otra cultura que lo público tiene que asegurar. No podemos dejar de apoyar a los grandes museos y no podemos dejar de sostener, por ejemplo, un arte como la danza, que si no fuera por la contribución pública en este país sería imposible que sobreviviera. Y mientras conseguimos que esta sociedad se convierta en auténtica amante de la danza, tendremos que sostener a los bailarines y bailarinas, a los coreógrafos y coreógrafas. Porque en España, quizás porque no hemos sido capaces de hacerlo todo lo bien que habríamos debido durante esta joven democracia, no tenemos la suerte a este respecto que tienen por ejemplo en Bélgica de tener una fortísima conexión con sus artes del movimiento, con personas como Anne Teresa De Keersmaeker. Mientras llegamos a eso, una de las obligaciones del próximo ministro o ministra de Cultura será seguir contribuyendo económicamente a la danza.

Es escritor, historiador, apasionado del arte, amante de la literatura, entusiasta de la danza, devoto del cine, fan de la modaJaime M. de los Santos toca sin distinción todos los palos de la cultura. Todo le atrae, todo le apasiona, todo le interesa. Y todo con intensidad, porque si algo caracteriza a este madrileño a punto de cumplir los 45 años es el entusiasmo y la energía desbordantes que pone a todo lo que hace.

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