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Roger Waters despliega la magia de Pink Floyd (y sus ideas políticas) en Madrid
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Gran concierto del músico inglés

Roger Waters despliega la magia de Pink Floyd (y sus ideas políticas) en Madrid

El exlíder de la banda dio un magistral concierto en el que dejó claras sus posiciones ante temas de actualidad, invitando a quienes no le gustasen a irse "a tomar por culo al bar"

Foto: Roger Waters en Madrid. (Alejandro Melgares)
Roger Waters en Madrid. (Alejandro Melgares)

El que fue miembro fundador y bajista de Pink Floyd, y líder durante la etapa más brillante de la mítica banda, ha ofrecido este jueves un maravilloso espectáculo en el mismo escenario madrileño por el que ya pasó en sus anteriores giras, el WiZink Center. En esta ocasión, y ante un recinto prácticamente lleno, Roger Waters ha vuelto a estar acompañado por una gran banda de excelentes músicos para interpretar muchos de los grandes clásicos de su antigua formación, así como varios temas de su carrera en solitario. Todo ello, como no podía ser de otra manera, con un despliegue visual de gran nivel, y con referencias a la actualidad política.

This Is Not a Drill, su "primera gira de despedida" en palabras del propio Waters, llegaba así a la capital española tras pasar por Barcelona un par de días antes. Quienes no hayan podido asistir a su concierto del jueves en Madrid, tendrán otra oportunidad este viernes, ya que el veterano músico actúa por partida doble en la capital. Se espera que el segundo concierto sea prácticamente idéntico al que vamos a narraros en este texto.

Roger Waters ha llegado a España en un contexto de controversias y debates en torno a su figura, en medio de peleas públicas con su antiguo compañero en Pink Floyd, David Gilmour; después de que hayan cancelado un concierto suyo en Alemania acusándole de antisemita; y con la polvareda generada por sus incómodas opiniones sobre la guerra de Ucrania. Se puede estar más o menos de acuerdo con él, pero hay que admitir que Waters siempre ha sido fiel a sus principios y nunca se ha mordido la lengua. Antes de analizar su concierto en el WiZink Center, es importante definir un poco más profundamente este contexto que le precedía.

Roger Waters, una figura controvertida

Hace poco, Polly Samson, mujer de David Gilmour y letrista de Pink Floyd en la etapa pos-Waters, publicó un incendiario tuit en el que le acusó de antisemita, defensor de Putin, mentiroso, hipócrita, misógino, megalómano y otras lindezas. Lejos de pedir calma y tratar de apaciguar la situación, su marido, Gilmour, guitarrista de Pink Floyd, contestó con otro tuit apoyando a su mujer y diciendo que "cada palabra puede demostrarse como cierta". Pero ¿realmente es así?

Las acusaciones de antisemitismo a Roger Waters tienen su origen en su firme e incansable activismo contra los abusos del estado de Israel. Desde hace ya muchos años, el artista ha defendido la causa palestina: es una de las caras públicas más visibles en apoyo del movimiento BDS (boicot, desinversiones y sanciones), cuyo objetivo es presionar a Israel mediante actividades de boicot porque consideran que "mantiene e institucionaliza la ocupación ilegal, así como la exclusión de los palestinos del interior, perpetúa la indefensión de los palestinos de los campos de refugiados negándoles el derecho de retorno y legaliza la tortura y el bombardeo indiscriminado de civiles". Entre sus iniciativas está la de pedir a otros artistas que eviten dar conciertos en este país, una solicitud que el propio Waters ha realizado personalmente a muchos compañeros de oficio.

Las críticas de Waters siempre se han ceñido a las acciones políticas y militares de Israel, y no a la religión, cultura ni etnia judías. Pese a ello, recientemente las autoridades del Ayuntamiento de la ciudad alemana de Fráncfort y del Gobierno estatal de la región de Hesse cancelaron el concierto que iba a interpretar allí, asegurando que estaban "dando ejemplo contra el antisemitismo". Como respuesta, Roger Waters ha recibido el apoyo de numerosos músicos y personalidades, que han firmado una petición solicitando que le permitan actuar en Fráncfort, y asegurando que no hay ninguna prueba de que sea antisemita y que sus iniciativas se enmarcan en la defensa de los derechos humanos. Entre los firmantes encontramos nombres como Brian Eno, Peter Gabriel, Eric Clapton, Noam Chomsky, Ken Loach o Susan Sarandon, pero también el de Nick Mason, batería de Pink Floyd. A diferencia de Gilmour, Mason sí ha mostrado así su apoyo y respeto a su excompañero en esta delicada cuestión.

placeholder Roger Waters en Madrid. (Ramón Bravo)
Roger Waters en Madrid. (Ramón Bravo)

En cuanto a la guerra de Ucrania, Waters no ha dudado en acusar al Gobierno de este país y a sus aliados occidentales de tener parte de responsabilidad en provocar que el conflicto haya llegado a ese punto, y su oposición al envío de armas a Ucrania ha provocado que cancelen sus conciertos en Polonia. Pero, aunque esta opinión pueda ser controvertida e incómoda, y hay quienes se han precipitado a la hora de acusarle de ser simpatizante de Putin, también es importante señalar que el músico criticó desde el principio la invasión rusa, definiéndola como un "error criminal", y de hecho lleva años señalando a Vladímir Putin como uno de los líderes neofascistas de nuestra época. Eso sí, en su concierto de Madrid no se ha mojado directamente sobre este tema, aunque sí sobre muchos otros relacionados con la política.

El legado de Pink Floyd brilla en Madrid

Un WiZink Center prácticamente a rebosar ha sido testigo de una gran actuación de la figura que realmente mantiene viva la llama de Pink Floyd, pese a que salió oficialmente de la banda hace ya casi 40 años. La puesta en escena ha sido impactante, con un gran escenario de 360 grados en el centro del recinto que incluía inmensas pantallas gigantes en forma de cruz. Tanto las giras de Pink Floyd como las de Roger Waters siempre han destacado por realzar su arte musical con un gran despliegue visual, y con el nuevo formato de esta gira el artista ha sabido seguir innovando a sus 79 años y llevar aún más allá la experiencia en directo que propone.

A través de estas pantallas, Waters nos lanzó numerosos mensajes e imágenes. Ya desde el comienzo, avisó por esta vía de que era mejor guardarse el móvil en el bolsillo, y de que a quienes no le gustasen sus ideas políticas podían irse "a tomar por culo al bar". Y, durante el show, utilizó esta herramienta visual para transmitir ideas como reclamar la libertad para Julian Assange, la defensa de los derechos para las personas trans, el apoyo a las mujeres de Irán o el recuerdo a personas injustamente asesinadas por la policía en diversos lugares del mundo, entre ellas George Floyd. Y, aunque algunos le acusen de antisemita, también lució en estas pantallas las palabras "fuck antisemitism".

placeholder Roger Waters en Madrid. (Roberto Ruiz Anderson)
Roger Waters en Madrid. (Roberto Ruiz Anderson)

Pero, obviamente, el concierto no solo se asentaba en lo que entraban por los ojos, sino que lo más importante no puede dejar de ser lo que llega a nuestros oídos. El propio Roger Waters alternó entre bajo, guitarra y piano, fuertemente reforzado por la magnífica labor de los fieles escuderos de su banda, que interpretaron a gran nivel las partes de guitarras, percusión, teclados, coristas y un hipnotizante saxofón. Y, aunque en general dejaba el protagonismo instrumental a sus músicos, demostró que, pese a su avanzada edad, sus capacidades vocales siguen siendo muy dignas.

El concierto empezó a lo grande con la mítica canción Comfortably Numb, interpretada a un ritmo más lento y diferente de lo que estamos acostumbrados, y prescindiendo del conocido solo de guitarra que en su día tocó el ahora tan distanciado David Gilmour. Es una versión diferente, que de hecho se titula Comfortably Numb 2022, pero efectiva para empezar a caldear el ambiente. Justo a continuación, Waters ya fue a degüello con las partes 2 y 3 de la archiconocida Another Brick in the Wall, que sí sonaron más fielmente a sus grabaciones originales, y precedidas por la introducción The Happiest Days of Our Lives.

placeholder Roger Waters en Madrid. (Roberto Ruiz Anderson)
Roger Waters en Madrid. (Roberto Ruiz Anderson)

Pero el artista no quiere vivir únicamente de las rentas de lo que hizo con Pink Floyd, sino que también está decidido a reivindicar la obra en solitario que ha desarrollado desde que abandonó la banda. Entre un repertorio de canciones tan legendarias, ha sabido encajar con naturalidad temas de calidad de sus discos Is This the Life We Really Want?, Amused to Death y Radio K.A.O.S., y la más reciente canción The Bar, que compuso durante la pandemia, y cuya letra es un alegato para que los ciudadanos hablen entre ellos, se ayuden los unos a los otros y colaboren para poner fin a las guerras y a los abusos de los gobiernos.

De todos modos, es evidente que el público estaba en el WiZink Center para escuchar las canciones de Pink Floyd. Y, además de interpretaciones impecables de temas imperecederos como Wish You Were Here (con homenaje a Syd Barrett incluido), la segunda mitad de Shine On You Crazy Diamond, In the Flesh con su autoparodia en forma de dictador fascista, Run Like Hell o Sheep (con hinchables gigantes de la oveja y el cerdo flotando en el horizonte del recinto), por supuesto hubo un hueco muy importante para las canciones del emblemático álbum The Dark Side of the Moon, que cumple 50 años.

placeholder Roger Waters en Madrid. (Javier Argüello/David Cruz)
Roger Waters en Madrid. (Javier Argüello/David Cruz)

Recientemente, también ha sido polémica la anunciada decisión de Roger Waters de volver a grabar dicho disco, uno de los más importantes de la historia de la música, sin la participación de sus antiguos compañeros de Pink Floyd. Aún estamos pendientes de comprobar los resultados finales de ese proyecto, pero lo cierto es que en directo Waters sabe defender sus temas con maestría. Y, aunque ya no tiene de su lado a los otros miembros de Floyd, es generoso con sus actuales aliados: uno de los miembros más destacados de su banda, el guitarrista Jonathan Wilson (que también tiene una carrera en solitario y como productor muy sólida), tomó la voz cantante con éxito en las míticas Money y Us and Them. Todo ello, con el inolvidable triángulo de la portada de The Dark Side of the Moon brillando a gran escala sobre el escenario.

Además, Waters también encontró espacio para recordar un álbum menos conocido de Pink Floyd como es The Final Cut, y nos brindó Two Suns in the Sunset, que narra los devastadores efectos de una explosión nuclear. Escrita durante la Guerra Fría, por desgracia su temática vuelve a asomarse a la agenda política actual.

Tras una mágica salida del escenario de la banda, interpretando Outside the Wall mientras caminaban hacia fuera con sus instrumentos en mano, acabó esta gran velada. Y una vez más se constató que Roger Waters sigue siendo un músico único, comprometido y siempre dispuesto a llevar sus ideas y legado hasta el final. Recordad: este viernes tenéis otra oportunidad de verle en el WiZink Center de Madrid.

El que fue miembro fundador y bajista de Pink Floyd, y líder durante la etapa más brillante de la mítica banda, ha ofrecido este jueves un maravilloso espectáculo en el mismo escenario madrileño por el que ya pasó en sus anteriores giras, el WiZink Center. En esta ocasión, y ante un recinto prácticamente lleno, Roger Waters ha vuelto a estar acompañado por una gran banda de excelentes músicos para interpretar muchos de los grandes clásicos de su antigua formación, así como varios temas de su carrera en solitario. Todo ello, como no podía ser de otra manera, con un despliegue visual de gran nivel, y con referencias a la actualidad política.

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