'Gangs of Madrid': barricadas, navajazos y guerras entre maños en el salvaje siglo XIX
La revolución de París de 1848 o la Comuna de 1871, los sucesos de Nueva York retratados en 'Gangs of New York'... Todo ocurrió aquí antes. Una nueva obra, 'España con Honra' (La Esfera), resume el XIX en España para desterrar tópicos
Puyans, la Fiera Aragonesa, viajó a Madrid en 1841 para celebrar San Isidro con dos de los más fieles —drugos—, seguidores de su banda de Zaragoza, enfrentada a muerte con la de Melchor Luna, un carnicero apodado Chorizo, casi clavado al Bill the Butcher Cutting de Nueva York que interpretó Daniel Day-Lewis en Gangs of New York (2002) de Martin Scorsesse. Pero aunque en Madrid no estaba Chorizo en ese momento, la Fiera y los suyos no estuvieron exentos de problemas. "Entraron en una taberna de la calle de la Fresa, regentada por Pedro Sánchez, alias Perico no te veas, llena de manolos y chisperos madrileños. Empezaron a beber y los oriundos se burlaron de la forma de hablar de los aragoneses. Estos no dudaron en sacar sus navajas enzarzándose en una cruenta pelea, pues mientras ellos sólo fueron heridos leves, diecisiete madrileños acabaron muertos o heridos. Fueron detenidos pero al poco fueron indultados por Espartero". Atención a lo último: indultados por el general Espartero. Sigan leyendo.
Las comillas son de España con honra (La Esfera), la nueva obra de Daniel Aquillué, uno de los capítulos más vertiginosos de una síntesis amena y clara, al margen de los tópicos habituales que se tienen sobre el siglo XIX, ya que rebate algunos mitos malentendidos de "un periodo odiado en general y mal estudiado en el colegio", según cuenta a El Confidencial. Sí, ese follón a base de levantamientos, pronunciamientos militares de generales metidos a política —los espadones—, de las guerras carlistas, del desastre del 98, de la desamortización de Mendizabal o las muchas barricadas y batallas campales de Madrid, especialmente durante las revoluciones de 1848 y 1854, son algunos de los temas que recoge el libro.
'Chorizo' con chaqueta y gorra de miliciano y 'la Fiera' con su atuendo burgués de chistera blanca
No es casual que hasta en el detalle de esa bronca entre bandas de maños, como el propio Daniel Aquillué, que es de Zaragoza, salga el general Espartero, la figura central de un siglo en el cual España estuvo a la cabeza en Europa del cambio del Antiguo Régimen absolutista a la monarquía parlamentaria, con permiso de Inglaterra: "Un mito muy habitual sobre la Historia del XIX es que no hubo una revolución liberal, cuando sí la hubo y muy potente, en tres fases y que además tuvo éxito", explica Aquillué. "La historiografía de la segunda mitad del XX ya lo ha recogido, pero esa imagen deformada pervive aún en el imaginario colectivo del país".
Casualidad es que la taberna la regentara un tal Perico no te veas y que comparta nombre con el actual presidente del Gobierno, exactamente igual que el personaje central de la novela de Jose María Pereda, Pedro Sánchez (1871) que retrata precisamente el periplo del alter ego del cántabro en el Madrid de la Revolución de 1854, la última de las liberales que acabaría significando el fin de la trayectoria política de Espartero.
Bandas de Zaragoza
Escrita ya en 1871, desde el punto de vista conservador, resume la percepción que se acentuaría con la generación del 98 de una España atrasada y al margen de Europa que reclamarían los regeneracionistas. Aunque no sale en España con honra, es exactamente lo que discute Aquillué en su libro. Bandas como la de Melchor Luna Chorizo y Puyans la Fiera, asentadas en Zaragoza, ejemplifican el papel de una población armada hasta los dientes desde el inicio de la revolución liberal en 1837, y que se imbricaron en las Guerras Carlistas, —las dos que hubo, no tres, según el autor—, hasta que todo estallara por los aires en Madrid en la última gran barricada de 1854.
Chorizo, con chaqueta y gorra de miliciano, y la Fiera, con su atuendo burgués de chistera blanca, chaqueta y pantalón negro, dos caras de España: la liberal contra la carlista, que se enfrentaron en el momento clave de la revolución y contrarrevolución del XIX en España: esparteristas y anti esparteristas. Reyertas que dirimían también los conflictos socioeconómicos del momento. No había menas, pero sí inmigrantes franceses...
"Hay que entender que Espartero era un ídolo de masas y que su regencia no fue de autoritarismo militar en absoluto", explica Aquillué, "la primera moción de censura de la Historia de España tuvo lugar durante su regencia, que es cuando se aprueban por primera vez unos presupuestos del Estado. Es decir, parlamentarismo monárquico puro y duro que desterró al Antiguo Régimen". Sin embargo, la Regencia de Espartero, que había afianzado esa constitución liberal de 1837 y que asumiría Isabel II, se vería de nuevo amenazada. Dos años después de batirse con los madrileños de Perico, la Fiera cruzó de nuevo reyerta y batallas contra Chorizo. Concretamente en los sucesos de Zaragoza de mayo a noviembre de 1843: la rebelión contra el regente Espartero, el general ídolo de masas antes de Franco.
Ganaron la reyerta con los manolos y chisperos de Madrid, pero Espartero les fusiló a la segunda
"La milicia nacional, fiel a Espartero, dispersó a los rebeldes, apresando a los que no pudieron huir por el Ebro. Entre los prisioneros estaban Puyans, Sender y Guara. Al —D. Aquillué, España con honra, (La Esfera)—. Los tres habían sobrevivido a las reyertas con los manolos y chisperos de Madrid y Espartero les había indultado una vez, pero no la segunda. Sin embargo, el general perdió y tuvo que exiliarse para que comenzara el gobierno del partido moderado de otro general, Narváez.
Tullido y en presidio
Su gobierno es el preludio de las dos últimas grandes revoluciones y las barricadas de Madrid de 1848 y 1856. Tal y como había estudiado con anterioridad Daniel Aquillué, Melchor Luna, Chorizo, el Bill Cutting español, había sido condenado justo después de la derrota de Espartero a diez años de presidio por el asesinato de Esteller en 1938. Era el resultado de la represión posterior, aunque viviría para saber de las barricadas. —D. Aquillué, Líderes populares y bandas políticas en la Zaragoza de 1835-1843. El caso de Melchor Luna "Chorizo—.
La última barricada de Madrid fueron juntos los progresistas y los moderados
El 26 de marzo de 1848, siguiendo los ecos de la revolución en París, se levantaron en Madrid al grito de los "vivas" a la Constitución progresista de 1837 y contra el gobierno de Narváez, pero el general se había preparado y había movilizado al ejército y aunque se combatió hasta la madrugada, se sofocó la rebelión. Lo más importante es que a raíz de la revuelta se creó el partido demócrata, que serviría para que la última batalla de los liberales en las calles de Madrid en 1854 la protagonizaran juntos los progresistas y los moderados. Leopoldo O'Donell y Baldomero Espartero contra Isabel II. "Primero el general O'Donell dio un pronunciamiento el 28 de junio. No consiguió el eco esperado e inició una retirada hacia el sur, huyendo del ejército gubernamental que salió de Madrid para perseguirlo. Sin embargo, al hacer eso dejaron desguarnecido Madrid, lo que fue aprovechado por los progresistas y demócratas para lanzarse a la arena revolucionaria".
O'Donell maniobró para hacerse con el poder en solitario, lo que supuso el final de Espartero, el ídolo de masas clave del periodo
Las masas tomaron Madrid con múltiples barricadas a lo largo de la ciudad y se luchó especialmente en la zona de Platerías, donde se alcanzó una especial crueldad con cargas de caballería y de artillería que dejaron más de 50 muertos. Un detalle con importancia: en la batalla participaron muy activamente las mujeres, como apunta Aquillué, presentes ya en la violencia de 1848 por la escasez de alimentos y la subida de precios. "Llenaron la capital de barricadas, en algunas de las cuales colocaron retratos de Espartero y asaltaron los palacios de los prohombres afines al gobierno, además del de María Cristina de Borbón. (...) Tras hacerse de rogar y darse una baño de multitudes en Zaragoza, Espartero accedió y se presentó en Madrid. Allí se abrazó con O'Donell".
No era el de Vergara que puso fin a las guerras carlistas. Más aún, con el triunfo de la última revolución liberal se estableció un bienio progresista, pero con un gobierno liberal encabezado por Espartero y con el apoyo de la Unión Liberal de O'Donell. Eran tiempos ante del "No es no" de Pedro Sánchez, este sí, el presidente del Gobierno. Al final, O'Donell maniobró para hacerse con el poder en solitario, lo que supuso el final de Espartero, el ídolo de masas clave del periodo. Mientras, 'Chorizo' había regresado a Zaragoza tras su encarcelamiento y la Revolución de 1854, pero ya sin banda y tullido, pasaría el resto de su vida en el puesto de carnicería que regentaba su hermano Franco en el mercado de la ciudad. Quizás anhelando otras cuchilladas más jugosas. Nos dejamos aquí la Gloriosa de 1868, la Primera República, el asesinato del general Prim, el desastre del 98 del que volvieron cantando por el sistema de quintas... ¿Seguro que el XIX era un rollo?
Puyans, la Fiera Aragonesa, viajó a Madrid en 1841 para celebrar San Isidro con dos de los más fieles —drugos—, seguidores de su banda de Zaragoza, enfrentada a muerte con la de Melchor Luna, un carnicero apodado Chorizo, casi clavado al Bill the Butcher Cutting de Nueva York que interpretó Daniel Day-Lewis en Gangs of New York (2002) de Martin Scorsesse. Pero aunque en Madrid no estaba Chorizo en ese momento, la Fiera y los suyos no estuvieron exentos de problemas. "Entraron en una taberna de la calle de la Fresa, regentada por Pedro Sánchez, alias Perico no te veas, llena de manolos y chisperos madrileños. Empezaron a beber y los oriundos se burlaron de la forma de hablar de los aragoneses. Estos no dudaron en sacar sus navajas enzarzándose en una cruenta pelea, pues mientras ellos sólo fueron heridos leves, diecisiete madrileños acabaron muertos o heridos. Fueron detenidos pero al poco fueron indultados por Espartero". Atención a lo último: indultados por el general Espartero. Sigan leyendo.
- Benedicto XVI, contra la Compañía de Jesús, la gran guerra civil de la Iglesia que evitó Bergoglio Julio Martín Alarcón
- Manila, 1945: terror amarillo para 'los últimos de Filipinas' o cuando Franco se enfrentó a Japón Julio Martín Alarcón
- "Los tiros, a la barriga": Azaña y la masacre de Casas Viejas o el prólogo de la Guerra Civil Julio Martín Alarcón