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El asesinato de Olivia no es violencia vicaria: 'in Spain, we call it igualdad'
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El asesinato de Olivia no es violencia vicaria: 'in Spain, we call it igualdad'

Los tribunales iban a dar la custodia al padre de una niña, Olivia, tras cinco años de intento desde la separación, y más de 20 denuncias

Foto: Torrecaballeros rinde un emocionado homenaje a su "pirata" Olivia. (EFE/Pablo Martín)
Torrecaballeros rinde un emocionado homenaje a su "pirata" Olivia. (EFE/Pablo Martín)

Los tribunales dieron la custodia al padre de una niña, Olivia, tras cinco años de intento desde la separación, y más de 20 denuncias de este por incumplimientos de la madre en el régimen de visitas. La madre, según habría dicho ella misma a su hermano, prefería matarla antes que dársela "a un maltratador". Y eso es lo que ha hecho: matarla. Pero ¿maltratador? Ni una condena, ni un indicio de maltrato contra el padre.

Sí numerosas denuncias, a priori falsas todas ellas, aunque ninguna figure en las magras estadísticas, porque las denuncias falsas no existen: así se ha decretado desde arriba. Esto significa algo: que los mecanismos institucionales no se activan. Es decir: que no se investigó a una señora que cubría de denuncias incongruentes a la expareja y a su familia y que, a falta de que se pruebe en el juicio lo que ella misma ha confesado, ha terminado matando a la cría para no entregarla.

El asesinato ha sacudido a la opinión pública este puente, cuando se conoció la noticia. El último tuit de la ministra Irene Montero sobre un caso de violencia era del martes: “El asesinato de una mujer de 30 años en Cáceres se investiga como violencia de género —ha dicho—. Rabia y dolor ante lo que podría confirmarse como asesinato machista. Debemos redoblar todos los esfuerzos y recursos para llegar siempre a tiempo”.

En ocasiones en que ha sido el padre el que ha matado a los niños, los tuits sí se han producido de inmediato. Ejemplo de 2021: "No hay palabras para acompañar a Beatriz en estos momentos de terrible dolor. Esta violencia que se ejerce contra las mujeres madres para golpear donde más duele es una cuestión de Estado. Estamos aquí para lo que sea necesario. No más #ViolenciaVicaria".

En este caso, no había alusión, y el silencio de la ministra extrañaba. A las preguntas de los periodistas en los pasillos del Congreso sobre el tema este miércoles, Montero ha condenado los hechos, ha dicho que la ley de protección a la infancia vela por estos casos y ha pedido que no se instrumentalice el dolor de las víctimas para hacer política. También lo ha dicho en sede parlamentaria, en respuesta a otra pregunta.

Sería una reflexión muy pertinente de no ser porque la instrumentalización es el trabajo habitual de su ministerio.

Sin embargo, no me cabe duda de que a Irene Montero le preocupan casos como este, pese a que su ministerio haya tergiversado las cifras de filicidios en el pasado excluyendo los cometidos por madres, como denuncié en este artículo. Le agradezco, de hecho, que no haya salido con el asunto turbio e instrumentalizador de la infancia que sí se ha oído en tertulias estos días, eso del "suicidio ampliado", abyecta etiqueta ideológica que no deja de ser la oclusión de la agencia del niño bajo la superstición de que hasta la madre que mata lo hace por el bien de los hijos.

Foto: Eugenio, padre de Olivia, en 'Hablando claro'. (TVE)

Con todo, creo que el caso de Olivia arroja suficientes elementos de alarma que debieran hacer reflexionar a Montero y, como no dudo de su buena voluntad, dejo escritas estas preguntas:

Uno

Está el hecho de que una mujer en proceso de separación ha cubierto de denuncias falsas a su expareja, y que ninguna de estas denuncias se ha investigado de oficio; es decir, que desde las instituciones no han saltado las alarmas sobre la denunciante. Investigarla tal vez hubiera podido atajar una conducta anómala y desequilibrada que a la postre ha resultado ser homicida, más todavía cuando la mujer había avisado.

Haciendo como que el indulto a María Sevilla (una mujer que usó la táctica de la denuncia instrumental y secuestró a sus propios hijos) no hubiera existido o hubiera sido un desliz, y como si la denuncia de Rafael Marcos, su ex, contra Irene Montero por difamarlo no hubiera sido admitida por el Tribunal Supremo, pregunto:

¿Hora, tal vez, de replantearse —como alertan incansablemente asociaciones de hombres por la custodia de sus hijos— que sí existe la posibilidad de que unas cuantas mujeres sin escrúpulos se agarren a los agujeros de unas leyes pensadas para la protección contra la violencia de género, para actuar deshonestamente en casos de separación? ¿Hora de admitir que la posibilidad existe?

Dos

Está el hecho de que el padre de Olivia pertenecía a una de esas asociaciones por la custodia compartida.

Foto: Ilustración: Raúl Arias.

¿Hora, tal vez, de dejar de criminalizar a estas organizaciones y darles cabida en un ministerio entre cuyos estatutos está la lucha por la igualdad? ¿Hora de entender que puede haber consecuencias indeseadas de las legislaciones hechas con la mejor voluntad?

Tres

Se pone mucho énfasis en la locura de la madre homicida, cosa que sin duda ha sido un factor determinante, porque una persona en sus cabales jamás haría una cosa como esta.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/J. Casares) Opinión

¿Hora de abrir, tal vez, la interpretación sobre los crímenes machistas a elementos criminológicos ajenos al patriarcado, sin que por ello sea nadie tachado de negacionista de nada? ¿Hora de asumir que tratamos de remediar las consecuencias de unos fenómenos que exceden —como hace siempre la realidad— los estrechos marcos de interpretación sesgados por ideología?

Cuatro

Está el hecho de que el Ministerio de Igualdad está promocionando el concepto de la violencia vicaria, y que este concepto presenta un sesgo de base sobre los delitos contra la infancia en el seno familiar. La investigadora Loola Pérez explicó que la etiqueta no solo es acientífica, sino que contradice los estudios académicos sobre los filicidios, que apuntan a causas muy diferentes del odio cerval de los hombres contra las mujeres, puesto que, de entrada, el filicidio se comete de forma indistinta por hombres y mujeres.

Foto: Imagen de archivo de un coche de la Policía Nacional. (EFE)

¿Hora, tal vez, de abandonar una etiqueta que está tirando oscuridad sobre algo tan grave como el filicidio? ¿Hora, tal vez, de aproximarse a esta clase de asuntos sin el sesgo ideológico y propagandístico que solo sirve para instrumentalizar a ciertas víctimas y barrer otras debajo de las alfombras?

Coda

Repito: no dudo que la ministra de Igualdad considera que estos asuntos son importantes.

Que hay una violencia que se ejerce contra las mujeres y los niños con el machismo detrás, aunque haya otros elementos importantes en la ecuación de los que se habla menos, no creo que lo dude nadie. Que las mujeres necesitan especial protección por ser blanco vulnerable de los ataques de los hombres, en casa y otros ámbitos, tampoco.

Foto: El presidente de la Generaliat, Pere Aragonès. (EFE/Toni Albir)

Estando de acuerdo en eso: a) hay otros colectivos (niños y ancianos) que reciben maltrato y violencia no solo de hombres y este es un tema que rara vez sale a la luz; B) existen hombres que sufren un maltrato burocratizado por parte de personas desaprensivas que utilizan la denuncia instrumental en procesos de separación, y este es un jardín en el que antes o después habremos de aventurarnos. ¿Es posible ampliar el marco del debate? ¿Acoger estas cuestiones, relacionadas con la tragedia de Gijón?

Me pregunto, por lo tanto: ¿reconfigurará su discurso ahora que la realidad ha embestido de esta forma tan brutal contra el edificio ideológico que se ha estado levantando? ¿Recibirá el padre de Olivia la ayuda y atención que la propia ministra prometía para las víctimas de la “violencia vicaria” esta semana en su cuenta de Twitter? ¿Se pondrán controles necesarios para evitar el fraude de ley que, por desgracia, algunas personas cometen en casos de separación no amistosa con hijos de por medio?

¿Habrá sonado la alarma con suficiente contundencia esta vez? ¿O, como termino diciendo siempre, soy yo, que estoy loco?

Los tribunales dieron la custodia al padre de una niña, Olivia, tras cinco años de intento desde la separación, y más de 20 denuncias de este por incumplimientos de la madre en el régimen de visitas. La madre, según habría dicho ella misma a su hermano, prefería matarla antes que dársela "a un maltratador". Y eso es lo que ha hecho: matarla. Pero ¿maltratador? Ni una condena, ni un indicio de maltrato contra el padre.

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