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'Prisma', gemelos no binarios para superar 'Euphoria'
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'Prisma', gemelos no binarios para superar 'Euphoria'

La serie italiana disecciona sin efectismos la construcción de la identidad sexual en nuestro siglo

Foto: 'Prisma'. (Prime Video)
'Prisma'. (Prime Video)

Como saben, las series españolas son las mejores del mundo, solo superadas por las estadounidenses, las británicas, las coreanas, las francesas, las alemanas y las italianas. De esta última nacionalidad hemos visto 'Gomorra', '1994' o 'Suburra', y ahora nos llega 'Prisma'. Son ocho episodios exentos de espaguetis.

Ludovico Bessegato dirige al mismo actor dos veces haciendo de un adolescente duplicado, aunque tiene (el actor) más de 20 años. Como reclamo, los gemelos siempre resultan atractivos, porque su desdoblamiento parece sugerir que habría vidas distintas para todos nosotros si la genética hubiera barajado de otra manera la sangre de nuestros padres. Así, entre el título, tan evocador de geometrías, y esto de que los protagonistas sean gemelos, uno se pone a ver 'Prisma' pensando en ciencia ficción, viajes en el tiempo, vidas paralelas o confusiones sociales divertidísimas. En general, no habría que saber nada más de una serie, ni leer reseñas como esta.

Porque la reseña no puede evitar el desvelamiento de los temas mayores de 'Prisma', que serían más efectivos si el espectador los fuera descubriendo por sí mismo. De primeras, tenemos el clásico entorno estudiantil preuniversitario, con los chicos de hoy mirando a las chicas de hoy y certificando fracasos con el móvil. Ni siquiera ya sorprende que los actores de estas series tengan todos 20 o 23 años, y les pongan a interpretar a chavales de 17. Quizá pasa esto porque en alguna escena tienen que desnudarse, y no hay tantos padres vendiendo los cuerpos de sus hijos a las plataformas de vídeo. A lo mejor el motivo es otro, y aquí me he columpiado.

Mattia Carrano (22) encarna a los dos gemelos, que nunca comparten plano. Uno es tímido y el otro, lanzado. Al tímido le gusta una chica a la que le falta una pierna. El lanzado perdió una novia porque la pilló con otra. Poco a poco vamos notando que la serie quiere contar cositas del amor moderno y de la diversidad, pero sin resultar ridícula. Poco a poco, sí, vamos notando que 'Euphoria' se podía hacer bien.

Como en 'Euphoria', hay rollo trans, rollo gay y música muy buena. Pero es como si no pusieran tan alta la música ni el neón brillara tanto, de modo que la vida verdadera de la adolescencia no acabara pareciendo 'La parada de los monstruos' con brilli-brilli. Aquí la gente tiene sentimientos en lugar de cuerpos de videoclip.

La sutileza narrativa podemos apreciarla en la joven con una pierna ortopédica. Uno ve algo en la pierna, en las primeras escenas, y cree que es una rodillera, o una moda de los italianos que aún no ha llegado a España. No hay primeros planos en la presentación del personaje que nos chillen, eh, ¡que tiene una pierna de plástico! Tampoco incrustan un 'flashback' para contarnos qué le pasó a esa pierna. Con total naturalidad, van dejando que asumamos esa minusvalía.

La puesta en escena y la estructura narrativa son vivaces y la música es deliciosa

Así sucede con todo, los heteros, los gais, los asexuales, todo se irá viendo pacientemente y como en la vida misma, donde solo un plasta te cuenta nada más conocerte por qué le faltan tres dedos de la mano.

Esta contemporización argumental acompaña una puesta en escena y una estructura narrativa no poco vivaces. Hay saltos puntuales al futuro y al pasado, música, como decimos, deliciosa (quizá demasiadas canciones), juegos de cámara y escenas de sexo donde apenas pasamos del beso, porque esto no es 'Élite'; esto no trata de embrutecernos. Han escogido a los actores no porque sean guapos y/o estén buenísimos, sino seguramente porque saben actuar. Es una serie con chicos y chicas bastante normales que parecen guapísimos según les dé la luz, como en la calle una tarde de viernes. El protagonista (x2) parece en ocasiones James Franco.

No doy por seguro que los creadores de la serie hayan elegido a unos gemelos como protagonistas por la estimulante matemática que, de forma en realidad subliminal, va ocupando la pizarra mental de los espectadores. Gemelos en un mundo no binario es gracioso, como diría Dave Chappelle. 'Prisma', en definitiva, aborda un catálogo de temas muy actuales sin idealizarlos ni desbarrar ni promover el uso masivo de drogas sintéticas desde la hora del desayuno. Fuman un poco de hachís, eso sí.

Como saben, las series españolas son las mejores del mundo, solo superadas por las estadounidenses, las británicas, las coreanas, las francesas, las alemanas y las italianas. De esta última nacionalidad hemos visto 'Gomorra', '1994' o 'Suburra', y ahora nos llega 'Prisma'. Son ocho episodios exentos de espaguetis.

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