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Lavinia Braniste, la sensación de las letras rumanas: "Los jóvenes añoran a Ceaucescu"
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Entrevista

Lavinia Braniste, la sensación de las letras rumanas: "Los jóvenes añoran a Ceaucescu"

Se acaba de publicar en español su novela 'Interior cero', que retrata la inestabilidad profesional y personal de una treintañera de Bucarest (que podría ser Madrid)

Foto: La escritora rumana Lavinia Braniste. (Alex Gâlmeanu)
La escritora rumana Lavinia Braniste. (Alex Gâlmeanu)

Lo más probable es que su nombre no les suene, pero Lavinia Braniste (Rumanía, 1983) es una de las últimas sensaciones que proceden de la literatura rumana. Su novela 'Interior cero' (Automática) acaba de ser publicada en español, pero ya ha pasado con éxito por Alemania y Polonia, además de haber recibido varios premios. Quizás esta acogida se debe a que Cristina, su protagonista, es una treintañera que lo mismo podría vivir en Bucarest que en Madrid, en Berlín o en Varsovia: no encuentra una vivienda asequible, tiene un trabajo precario alienante y sus relaciones son tan líquidas, inconsistentes y desmenuzables como el agua.

Esto es algo que Braniste, sin embargo, no se planteó cuando concibió la novela allá por 2015. Su pretensión era "hacer algo muy local" que le salió universal: la desesperanza juvenil parece habitar por todas partes. De ahí quizá que las reacciones de los más jóvenes sean muy parecidas. Rumanía tiene su propio pasado idealizado. Y también era una dictadura. Así lo cuenta en esta entrevista realizada a su paso por Madrid.

placeholder 'Interior cero', de Lavinia Braniste, publicada por Automática.
'Interior cero', de Lavinia Braniste, publicada por Automática.

PREGUNTA. La novela describe una sociedad totalmente tardocapitalista con problemas muy grandes para los jóvenes: problemas de vivienda, trabajos precarios, relaciones líquidas… Podría decirse que es muy parecida a la española.

RESPUESTA. De hecho, así es la situación en Rumanía y a mí me ha sorprendido mucho descubrir que es la misma que en España o en Alemania, donde cuando se publicó también recibió críticas o comentarios de ese tipo sobre la falta de perspectiva de la juventud. Pero es algo que no me había imaginado. Yo había pensado el libro como una historia muy local y he visto un eco por todas partes.

P. Como la apatía de la protagonista. Esa desgana... o más bien desesperanza.

R. Si ahora tuviera que escribir este libro de nuevo, sería más tranquilo, porque eso se debe a que he cambiado un poco yo. Esta apatía se debe a que tenemos una libertad falsa. Esta libertad de elegir aparentemente las cosas que hacemos y la gente de la que nos queremos rodear, pero en realidad es una libertad falsa porque las opciones son limitadas tanto profesionalmente como personalmente, ya que en realidad estamos en el mismo bucle y no podemos salir tan fácilmente.

P. Me suena. Pero lo que resulta llamativo es que Rumanía tuvo un régimen dictatorial comunista hasta 1989 y en 30 años tiene los mismos problemas de las sociedades capitalistas. En tres décadas, de un problema a otro.

R. Nos ha costado mucho este periodo de transición del comunismo al capitalismo, sobre todo para los jóvenes. Los años noventa fueron bastante salvajes en Rumanía. Yo empecé el colegio en el año 90 y en aquel tiempo la economía se hundió y hubo una inflación enorme y tuvimos un capitalismo muy salvaje del cual todavía no nos hemos recuperado del todo. Por otro lado, las instituciones todavía no se han modernizado como hubieran debido y aún funcionan con el viejo modelo.

"Los noventa fueron bastante salvajes. Yo empecé el colegio en el 90 y en aquel tiempo la economía se hundió y hubo una inflación enorme"

P. Un poco esquizofrénico: instituciones comunistas en un sistema económico capitalista. ¿Esta es la camisa de fuerza que constriñe a los jóvenes?

R. Sí, creo que se siente esta esquizofrenia que citas. Sobre todo para mi generación, se hace patente en la idea de que el éxito ha consistido en irse del país.

P. Usted era una niña cuando murió Ceaucescu y la generación siguiente ya ni siquiera le ha conocido. ¿Cómo le recuerdan los más jóvenes?

R. Algunas personas le añoran. Echan de menos la estabilidad y tienen cierta nostalgia de aquellos tiempos por la estabilidad y la predictibilidad de los acontecimientos y de sus vidas. En los más jóvenes, incluso hay una cierta idealización de aquel periodo.

P. ¿Por qué está idealización? Ni siquiera le conocieron. O quizá por eso.

R. Probablemente, porque nos faltan la estabilidad económica y la previsibilidad de cara a nuestro futuro. Y también el tema de la vivienda es muy sensible y complicado. Antes del 89, había viviendas del Estado y era relativamente fácil encontrar un lugar en el que vivir, mientras que ahora ocupamos uno de los primeros lugares entre los Estados con un mayor número de propietarios en Europa. Y esto no es porque estemos obsesionados con la propiedad, sino porque no existe una ley que regula los alquileres, así que la opción más segura es pedirte una hipoteca y comprarte algo.

P. En la novela también aparece la emigración de los rumanos a España en los años noventa. ¿Cómo se recuerda hoy aquello?

R. Hubo emigraciones de muchos tipos y las opiniones están divididas o son distintas. Por una parte, hay médicos e ingenieros que se marcharon del país, pero, por otra parte, también otros que fueron a trabajar en la agricultura o para cuidar de personas mayores. Así que depende del tipo de emigración. Para mi generación, es un fracaso no haberte ido de Rumanía y haber construido tu carrera en el extranjero. Entre los más jóvenes, sin embargo, sí percibo la tendencia a quedarse en el país o bien a volver al país, por lo que podemos deducir que la relación con el país está cambiando, se están haciendo las paces con el país.

"Para mi generación, es un fracaso no haberte ido y haber construido tu carrera en el extranjero"

P. Centrándonos en la emigración en España, su propia madre lo hizo. En la novela hay un personaje, la jefa, que llega a decir “odio a los españoles”. ¿Fuimos un país que acogió bien?

R. Bueno, la jefa de la novela odiaría a cualquier persona de cualquier país que fuera superior a ella. Lo cierto es que sobre la experiencia de la emigración a España puedo hablar de la de mi madre, que vive aquí desde hace 20 años y que es feliz aquí, por lo que es una experiencia positiva, aunque los inicios no fueron fáciles. Ella vino antes de 2007, que fue cuando nosotros entramos en la Unión Europea, y fue complicado. Pero ahora, después de 20 años, está a punto de jubilarse y de regresar a Rumanía y la experiencia ha sido buena.

P. ¿Le da miedo volver?

R. Sí. Sobre todo por el sistema de salud de Rumanía. Es universal y público, pero no tiene la calidad del de aquí.

placeholder Lavinia Braniste. (Adi Bulboacă)
Lavinia Braniste. (Adi Bulboacă)

P. La protagonista de la novela es una mujer, su jefa es otra mujer que empezó luchando por hacerse un hueco y acaba adoptando medidas autoritarias para mantenerse en su trabajo (en una obra, eminentemente masculino). ¿Cuál es la situación hoy de las mujeres en su país?

R. Creo que los cambios son pequeños y suceden a un ritmo bastante lento. No podría decir que se ha producido un cambio visible. No ha habido ningún cambio desde el momento que inspiró este libro hasta ahora. Es decir, en los últimos siete años. De hecho, ahora estamos en pleno escándalo relacionado con el abuso sexual en el mundo teatral. Justo la semana pasada se celebró una gala de premios del teatro, la más importante de Rumanía, y una actriz denunció públicamente los hechos y ahora mismo está todo el mundo…

P. El #metoo ha llegado a Rumanía.

R. Sí, sí. Esta actriz no dio nombres porque no tiene pruebas y porque existe una ley que regula la calumnia, que es una ley bastante dudosa y polémica en muchos sentidos, y podría exponerse a sanciones. Son hechos que pasaron hace 20 años, así que le ha llevado su tiempo reunir la valentía para hablar de esto.

P. Nos llegan libros rumanos, las películas rumanas 'Bad Luck Banging or Loony Porn' y 'Blue Moon' ganan el Oso de Oro de Berlín en 2021 y la Concha de Oro en San Sebastián, respectivamente. ¿Hay una mayor apertura cultural del país?

R. Creo que existe esa apertura porque existen fondos para financiar la llegada de estos productos culturales al extranjero. Son fondos que proceden o de las instituciones rumanas o europeas. Pero seguimos siendo una cultura pequeña y periférica y el éxito va a seguir siendo algo circunstancial para los artistas rumanos.

"Mi madre emigró a España y su experiencia es positiva. Tiene miedo a volver por el sistema de salud. Es público, pero no tiene la misma calidad"

P. ¿Cómo es el ambiente cultural en Bucarest? ¿Una capital efervescente?

R. A mí no me parece tan efervescente. Y si lo es, es muy 'underground' y para los no iniciados. Ni siquiera para nosotros es fácil. Tenemos muy poco teatro y cine independiente. En la pandemia estuvo todo muy cerrado, pero creo que el mercado editorial no sufrió tanto. Las librerías posiblemente sí, pero se vendieron muchos libros 'online'.

P. ¿Qué espera la generación más joven tanto de una ciudad como Bucarest como del país? ¿Qué es lo que quieren?

R. ¿Me incluyes entre la gente joven? [risas] Entonces voy a decir lo que espero yo. Me gustaría tener instituciones más sanas y más limpias, con gente competente y menos nepotismo. Y más atención al ciudadano por parte de las autoridades. Y menos basura en las calles.

Lo más probable es que su nombre no les suene, pero Lavinia Braniste (Rumanía, 1983) es una de las últimas sensaciones que proceden de la literatura rumana. Su novela 'Interior cero' (Automática) acaba de ser publicada en español, pero ya ha pasado con éxito por Alemania y Polonia, además de haber recibido varios premios. Quizás esta acogida se debe a que Cristina, su protagonista, es una treintañera que lo mismo podría vivir en Bucarest que en Madrid, en Berlín o en Varsovia: no encuentra una vivienda asequible, tiene un trabajo precario alienante y sus relaciones son tan líquidas, inconsistentes y desmenuzables como el agua.

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