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La decadencia del miedo: ¿qué ha sido de la terrorífica Yakuza?
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La decadencia del miedo: ¿qué ha sido de la terrorífica Yakuza?

Jake Adelstein publicó 'Tokyo Vice' en 2009 sobre sus enfrentamientos con la Yakuza como periodista en Tokio y ahora HBO prepara la adaptación audiovisual

Foto: Jake Adelstein publicó su experiencia con la Yakuza en 'Tokyo Vice'
Jake Adelstein publicó su experiencia con la Yakuza en 'Tokyo Vice'

¿Quién diría que un miembro de la Yakuza japonesa invitaría a un té verde a un periodista americano en señal de confianza? Nadie; ni siquiera el propio Jake Adelstein lo habría adivinado durante su adolescencia, antes de mudarse a estudiar Literatura Comparada a Japón y, por supuesto, mucho antes de ser contratado como redactor en el Yomiuri Shimbun: el diario más influyente del país nipón. El norteamericano recogió en ‘Tokyo Vice’ sus experiencias durante más de dos décadas de profesión en 2009 y ahora Ediciones Península lanza la versión en castellano. “Pensé que publicarlo sería una gran idea a pesar de las complicaciones. Mi esperanza era que se tradujera al japonés y se publicase a la vez que en inglés para que Yamaguchi gumi (sección más importante de la mafia) matase a un pez gordo de la Yakuza. Pero por desgracia eso no pasó”.

placeholder 'Tokyo Vice' | Planeta
'Tokyo Vice' | Planeta

Terminó como periodista de sucesos en una ciudad dormitorio de Tokio. Crímenes sin resolver y periodismo de calle. Las décadas de los 90 y los 2000 fueron el terreno de juego de Adelstein, periodo en que la Yakuza todavía mantenía su apariencia imponente y se ganaba el respeto de quienes rodeaban al entorno. Ahora HBO estrena la serie homónima el próximo año. “Me he mantenido fuera de la creación del guion porque confiaba plenamente en el showrunner, mi amigo de la infancia y admirable dramaturgo”.

¿Qué ha sido de la banda criminal más relevante de Japón en tiempos de covid? Los líderes del terror tatuados -aunque cada vez marcan menos su piel- empiezan a dejar entrever inestabilidad entre ellos y las autoridades japonesas han tomado cartas en el asunto tras décadas de silencio.

¿Quiénes son?

La Yakuza tiene sus orígenes en el siglo XVII; en tiempos de samurái, aparentar la sabiduría, templanza, quietud y prestigio de los antiguos guerreros era una cuestión de espíritu. Los tatuajes les caracterizaban: tradicionalmente, se recurría a la técnica Tebori. Esculpir la piel con agujas y colores en un ritual simbólico. Cuantos más, mejor; dejando entre el pecho un hueco para el nombre del ‘Oyabun’ -líder de la banda- que les ordena.

placeholder Shirai, que fue el líder del clan Yamaguchi-gumi, arrestado. (EFE)
Shirai, que fue el líder del clan Yamaguchi-gumi, arrestado. (EFE)

La mafia buscaba mantener el orden creando desorden. Tenerlo todo controlado a base de amenazas. Pero funcionaba; la policía y el entorno político estaban a su merced. Había incluso quienes compraban el argumento de la banda: sembrando el miedo, recoges calma y civismo. Nadie se atrevía a incitar al caos donde la moneda de cambio podría conllevar cavar tu propia tumba (literalmente).

El principio del fin

La banda se autodefine como "un mal necesario para el país" basado en la extorsión, trata de personas, negocios inmobiliarios, estafas telefónicas o el tráfico de drogas, entre otros. ¿Por qué se les ha tolerado todo este tiempo? Porque les convenía. El periodista apunta en su obra que “tienen lazos profundos, si bien turbios, con el partido que gobierna el país: Partido Liberal Democrático. Robert Whiting señala que el PLD se fundó con dinero de la Yakuza.” En los últimos años ha aumentado el descrédito de la organización y las actuaciones policiales contra las bandas. “Cuando la Yakuza empezó a amenazar el fundamento de la economía japonesa, comenzó a espiar a la policía y a desafiarla. Habían ido demasiado lejos, eran demasiado poderosos y había que hacer algo".

placeholder Jake Adelstein en Tokio | Planeta
Jake Adelstein en Tokio | Planeta

Optaron por retarles. Si a esto le sumas el fraccionamiento de Yamaguchi-gumi, la banda más numerosa (40.000), los problemas se multiplican. En agosto de 2016, cuando la división de Yamaguchi provocó cuatro asesinatos y 976 detenciones, se desató la inestabilidad. Desde entonces, el número de miembros ha disminuido con creces: “Había 86.000 personas en la Yakuza en 2009 y ahora hemos bajado a menos de 10.000”, nos explica Adelstein.

El ex-primer ministro japonés contrató a los Yakuzas para desacreditar a un rival político

Para más inri, el pasado 25 de agosto un tribunal de Fukuoka condenó a muerte Satoru Nomura, un ‘Oyabun’ de 74 años. ¿La razón? Fuentes señalan que apuñaló al personal médico que le había realizado un insatisfactorio alargamiento de pene. Aunque no lo parezca, lo más llamativo no es esto, sino que era la primera vez que un jefe de tal calibre era sentenciado de tal forma. Aldestein apunta que “el ex-primer ministro japonés, Shinzo Abe, contrató a los Yakuzas para desacreditar a un rival político. No les pagaron y la banda bombardeó su casa. Uno de los motivos por los que el líder de Kudo Kai (organización yakuza) tuvo la amenaza de muerte es porque tienen enemigos políticos muy poderosos. El primer Ministro Suga dimitió este mes y tiene una larga lista de asociaciones con la Yakuza, incluyendo donaciones políticas.” Las detenciones hasta ahora habían sido diluidas con sobornos y prestaciones económicas. El problema no es solo que los miembros de la Yakuza se hacen mayores, sino que no consiguen atraer jóvenes talentos del crimen.

placeholder El Presidente de Japón, Yoshihide Suga, no se presentará a las elecciones. (EFE)
El Presidente de Japón, Yoshihide Suga, no se presentará a las elecciones. (EFE)

La pandemia no ha beneficiado en absoluto a la mafia. Debido al cierre de los establecimientos para evitar el contacto entre ciudadanos, la yakuza dejó de recibir dinero de su fuente de ingresos más predominante: los honorarios y extorsiones a cambio de ‘protección’ a los comercios. Los ‘mikajimeryo’. Impuestos que, además, eran inútiles: nadie llamaba a la Yakuza si se producían altercados en un establecimiento porque podían aumentarles la cuota defendiendo que hacían uso de sus servicios. Un círculo vicioso. En 1992 se aprobó una ley antimafia y en 2011 se condenó hacer negocios con la misma. El declive llama a las puertas de la Yakuza, pero sigue sin ser ilegal pertenecer a la misma.

Juegos Olímpicos

Jake Adelstein escribió un artículo en Vice en 2014 donde publicaba una fotografía del Vicepresidente del Comité Olímpico de Japón junto a un miembro de la Yakuza. Se temía que las relaciones con la organización criminal pudiese perjudicar los juegos de Tokio 2020. ¿Qué ocurrió al final? “Hubo una investigación malísima. La Administración de Abe (ex Presidente) lo acalló. El vicepresidente, discretamente, dimitió. Pero ayer, de hecho, entraron en la Universidad en la que trabaja y le están investigando por cargos de corrupción”, explica Adelstein a este medio. Existía el miedo de que la Yakuza pudiese beneficiarse del encuentro deportivo internacional. “Los Juegos costaron 3 veces más de lo que dijeron. Eso viene por la corrupción y porque la Yakuza se llevó parte del dinero. Ha habido contratos sospechosos. Es normal si tienes un Gobierno corrupto donde se destruyen documentos y no pasa nada.”

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Polémica fotografía de un antiguo vicepresidente de la COJ y un Yakuza | VICE

Pop criminal

El declive de la organización anda de boca en boca desde hace años y la ficción nunca se queda atrás. Además de la serie ‘Tokyo Vice’ basada en la realidad vivida por su autor, las películas - ‘Yakuza y familia’-, los videojuegos -con el personaje de Kazuma Kiryu- y las revistas proyectan la visión decadente de la mafia. Adelstein nos muestra un fanzine yakuza de 2018 con un discurso sustento en el honor; nos explica que “dejó de publicarse en 2019, ya no interesaba”.

¿Dónde queda el honor samurái cuando un local de yakisoba se llama igual que una banda criminal?

Además, una cadena de comida japonesa ha adoptado el nombre de la mafia. La decadencia se hace evidente cuando un restaurante de sushi se apoda de forma homónima. ¿Dónde queda el honor samurái cuando un local de yakisoba se llama igual que una banda criminal? Poco queda de la Yakuza, al menos como la conocíamos hasta ahora. “Las organizaciones seguirán existiendo pero de manera ceremonial. Una especie de cuestión cultural relacionada con la tradición. Yo probablemente termine abriendo un Museo de la Yakuza. Se están extinguiendo como las tribus amazónicas y necesitan algún tipo de conservación histórica. Será gratuito y al final habrá un buzón con donaciones con dos ex yakuzas. Sea la aportación que sea, siempre incitarán a pagar más (se ríe).”

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Jake Adelstein en Madrid | Planeta

Pero no todo han sido desgracias. Adelstein agradece su libro a los que denomina ‘Yakuzas buenos’. “En una sociedad sociópata, hay buenas personas que son el resultado de malas elecciones vitales. Hay quienes son realmente consecuentes con cierto código de honor que viene de la Yakuza. Sí, hay gente honorable ahí dentro, a lo mejor un 2%.” Los hombres de traje y gafas de sol han sido partícipes de causas sociales, como la colaboración ciudadana tras la tragedia del tsunami en 2011. Fueron los primeros en ayudar; todo por Japón. Al fin y al cabo, ¿qué habría hecho un samurái?

Si mereció la pena todo aquello -las amenazas, poner en riesgo a su familia, enfrentarse a los magnates de la mafia, policías, políticos, perseguir la noticia por encima de todo- es algo de lo que el autor, a veces, duda. “Si miro atrás, probablemente me arrepentiría de cada día. Lo que yo pensaba que eran decisiones valientes, no era más que la mejor estrategia. Si tienes problemas con la Yakuza, o bien les enfrentas con algo que es un problema más grande para ellos que tú o encuentras un enemigo común y te ganas un aliado”. Ahora es budista, medita y hace ejercicio. Existe la calma después de la mafia japonesa.

¿Quién diría que un miembro de la Yakuza japonesa invitaría a un té verde a un periodista americano en señal de confianza? Nadie; ni siquiera el propio Jake Adelstein lo habría adivinado durante su adolescencia, antes de mudarse a estudiar Literatura Comparada a Japón y, por supuesto, mucho antes de ser contratado como redactor en el Yomiuri Shimbun: el diario más influyente del país nipón. El norteamericano recogió en ‘Tokyo Vice’ sus experiencias durante más de dos décadas de profesión en 2009 y ahora Ediciones Península lanza la versión en castellano. “Pensé que publicarlo sería una gran idea a pesar de las complicaciones. Mi esperanza era que se tradujera al japonés y se publicase a la vez que en inglés para que Yamaguchi gumi (sección más importante de la mafia) matase a un pez gordo de la Yakuza. Pero por desgracia eso no pasó”.

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