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Palomitas prohibidas en cines de País Vasco: ¿un veto que se replicará por el coronavirus?
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Palomitas prohibidas en cines de País Vasco: ¿un veto que se replicará por el coronavirus?

País Vasco es, hasta la fecha, la única comunidad autónoma en la que se prohíbe "la venta y el consumo" de golosinas, refrescos o similares en salas de cine

Foto: Palomitas prohibidas en los cines de País Vasco: ¿la siguiente medida que se extenderá en España? (iStock)
Palomitas prohibidas en los cines de País Vasco: ¿la siguiente medida que se extenderá en España? (iStock)

Con butacas preasignadas y una parte del aforo bloqueado para asegurar la distancia social entre espectadores, las salas de cine reanudaron su actividad en la nueva normalidad sin tener que modificar, prácticamente, sus buenas costumbres, como la de entrar a la sala de visionado en cuestión con un cubo de palomitas y bebida para tragarse al completo la película escogida. La única excepción la había marcado hasta la fecha Cataluña al decretar el pasado 29 de octubre "un paro social imprescindible" en la autonomia con suspensión de todas las actividades culturales, incluidas las desarrolladas en cines y teatros. Ahora, quien ha movido ficha es el Gobierno regional de País Vasco, que ha tomado la decisión de prohibir "la venta y consumo de golosinas, refrescos o similares en las instalaciones asociadas" a actividades y espectáculos culturales, tal y como se recogió este 6 de noviembre en el Boletín Oficial del País Vasco.

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Durante al menos 15 días, el plazo inicial que se da en la comunidad autónoma para el funcionamiento de esta medida, las grandes salas que tienen presencia en la región así como los pequeños cines del País Vasco han visto cómo se esfumaba una fuente de ingresos relevante para las cuentas de la mayor parte de las salas. Aunque algunos cines, como por ejemplo la cadena Golem —ubicada en Pamplona, Bilbao, Burgos y Madrid—, no permitían por norma consumir alimentos o bebidas en el interior de sus salas al no vender tampoco dentro de sus instalaciones este tipo de productos, la mayoría optaban por reservar en sus locales un espacio destinado, sobre todo, a la venta de palomitas y refrescos, que para el espectador medio suele ser un combo imprescindible a pesar de que su precio no siempre es asequible para el bolsillo.

En tiempos de la que ya se ha definido como segunda ola del coronavirus SARS-CoV-2, País Vasco ha dado un paso más allá en sus "medidas específicas de prevención" con un protocolo que hasta ahora ninguna autonomía había pautado y que se une al toque de queda de la comunidad que se produce a las 21:00 horas de la noche con el objetivo de minimizar los riesgos de contagio del covid-19 en ámbitos sociales. A pesar de que en el transcurso de actividades culturales más allá de eventos organizados tan solo se han producido hasta la fecha, según la actualización de datos relativos al avance del coronavirus en España que publicó el Ministerio de Sanidad a fecha de 6 de noviembre —el último informe que desglosa los brotes por ámbito—, tres brotes de la enfermedad en "actividades culturales", un epígrafe en el que Sanidad engloba, tal y como ha detallado a este diario, espacios como museos, teatros, cines, visitas a instalaciones culturales o conciertos, a excepción de festivales (que se incluyen en la categoría de "eventos organizados"); Euskadi decidió adoptar esta medida con el propósito de asegurarse de que los aficionados al cine llevasen en todo momento correctamente puesta la mascarilla.

Dentro de esta cifra de tres o más casos asociados a un mismo vínculo epidemiológico, se detectaron 11 contagios en un concierto y otros dos brotes "sin especificar", según lo que concretan desde el departamento de prensa del ministerio. Hasta el momento, por tanto, no se habría producido ningún brote en una sala de cine, al menos que las autoridades sanitarias hayan podido asociar a estos lugares de ocio. Sin embargo, ante la evidencia cada vez mayor de que el coronavirus puede pulurar durante más tiempo en el aire por la presencia de microgotas que permanecen en el ambiente, se están tomando medidas similares a esta en espacios interiores que son zonas de tránsito para muchas personas y en los que hablar, gritar, cantar o ingerir alimentos puede aumentar las probabilidades de que se contagie el virus al no producirse una buena ventilación.

Desde la operadora ferroviaria Renfe, se recomienda a los viajeros —sin llegar a ser obligación en este caso— que se evite en lo posible hablar con otros usuarios o por teléfono y que "no se consuma alimentos o bebidas", un acto vetado en el Metro de Madrid, donde se justifica esta medida para evitar que los usuarios del suburbano se retiren de forma reiterada la mascarilla en diversas ocasiones. El mismo protocolo de seguridad lo impone también la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) de Barcelona, que pide asimismo que se reduzca al mínimo la interacción social para evitar riesgos.

En cines, Sanidad solo recomienda

Aunque prácticamente en ningún otro ámbito se especifica una prohibición literal de consumo de alimentos, según se recoge en la guía de 'Actuaciones de respuesta coordinada para el control de la transmisión del covid-19' que acordó el Gobierno el pasado 22 de octubre tras el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, se prohíben dentro de las consideraciones generales a tener en cuenta en cualquiera de los niveles de alerta posibles "comer y beber en espacios públicos cuando no sea posible mantener la distancia de seguridad" y se produzca fuera de un grupo de convivencia estable. Aparte, en el mismo documento, se recomienda en cualquier estadio de alerta "no comer ni beber durante el espectáculo", en aquellas actividades que se desarrollan en "cines, teatros, auditorios, circos de carpa y espacios similares así como locales y establecimientos destinados a actos y espectáculos culturales".

Siguiendo esta directriz, a día de hoy —exceptuando al País Vasco y aquellos cines en los que ya antes de la pandemia no estaba permitido comer en las salas ya que tampoco se comercializaban alimentos—, sigue estando permitido, a pesar de que no sería algo de lo más indicado según las pautas de Sanidad, comer palomitas, golosinas u otro tipo de 'snacks', así como refrescos o agua, en un cine, con la consecuencia de que habrá momentos en los que los espectadores no llevarán puesta la mascarilla mientras estén sentados en su butaca.

¿Podrían otras comunidades seguir la senda de Euskadi e implantar también una prohibición similar? Tal y como recuerdan desde el departamento dirigido por el ministro Salvador Illa, este escenario de condiciones similares a las que se daban antes de la pandemia podría estar sujeto a cambios al no darse actualmente un mando único concentrado en el Gobierno central, sino que "son las comunidades autónomas las que tienen las competencias y están tomando las medidas que consideren oportunas según sus características y evolución particulares, tomando de base los documentos aprobados por el Consejo Interterritorial del Sistema de Salud".

Con butacas preasignadas y una parte del aforo bloqueado para asegurar la distancia social entre espectadores, las salas de cine reanudaron su actividad en la nueva normalidad sin tener que modificar, prácticamente, sus buenas costumbres, como la de entrar a la sala de visionado en cuestión con un cubo de palomitas y bebida para tragarse al completo la película escogida. La única excepción la había marcado hasta la fecha Cataluña al decretar el pasado 29 de octubre "un paro social imprescindible" en la autonomia con suspensión de todas las actividades culturales, incluidas las desarrolladas en cines y teatros. Ahora, quien ha movido ficha es el Gobierno regional de País Vasco, que ha tomado la decisión de prohibir "la venta y consumo de golosinas, refrescos o similares en las instalaciones asociadas" a actividades y espectáculos culturales, tal y como se recogió este 6 de noviembre en el Boletín Oficial del País Vasco.

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