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¿Qué se juega España en las próximas elecciones estadounidenses?
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¿Qué se juega España en las próximas elecciones estadounidenses?

Las exportaciones de productos agrícolas, el futuro de la tasa Google o los recursos destinados a defensa por el Gobierno español dependen en buena medida del vencedor

Foto: Imagen: Laura Martín.
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En apenas un mes, se celebrarán los comicios presidenciales “más importantes de la historia” de Estados Unidos, en palabras de sus dos candidatos. En juego, sin embargo, no está solo “el alma de la nación”, como ha dicho Joe Biden, el candidato demócrata, sino también el futuro de la globalización, el valor del dólar o las tensiones comerciales con Europa y, por ende, con España.

Aunque el devenir de nuestro país no dependa en gran medida de los comicios estadounidenses del 3 de noviembre, la victoria de Donald Trump o de Joe Biden podría variar las perspectivas del Gobierno de Pedro Sánchez y trastocar algunos de sus planes fiscales. Fuentes del Ejecutivo consultadas por El Confidencial señalan que confían en que gane Joe Biden, pero que, en caso contrario, estarán preparados para enfrentarse a posibles represalias de Trump en cuestiones arancelarias. Estos son los puntos más calientes para España en caso de que el actual presidente consiga la reelección.

Foto: Donald Trump. (EFE)


¿Cómo afectarán los aranceles a las exportaciones?

Andalucía es el lugar de España en el que más se ha notado la presidencia de Trump. En esta región, que exporta cada año 500 millones de euros a Estados Unidos, los aranceles estadounidenses a las importaciones agroalimentarias han dolido mucho. Productos como el aceite de oliva, el jamón, los cítricos o los pimientos pasaron de tener un arancel del 10 a tenerlo del 25%. Estas medidas, que no se aplicaron a países como Italia, Grecia o Portugal, han puesto en clara desventaja competitiva a los olivareros españoles. La misma se ha vivido con el vino envasado español, cuyas exportaciones han sufrido caídas interanuales cercanas al 25% tras la imposición del arancel. Curiosamente, estos gravámenes vienen por una disputa comercial en el sector aeronáutico.

Desde el 18 de octubre de 2019, la Administración Trump emprendió una guerra arancelaria contra Europa después de que la Organización Mundial del Comercio fallara a favor de Washington en una larga disputa comercial relacionada con las ayudas ilegales a Airbus que habían perjudicado a su principal competidor estadounidense, Boeing. Estados Unidos atacó a los países que habían concedido esos subsidios, y sus principales objetivos fueron los productos agroalimentarios de España, Alemania, Reino Unido y Francia.

Afortunadamente para la economía española, la presión arancelaria se quedó ahí. Pese a que Trump llegó a amenazar a Europa con un 100% de aranceles en estos productos y el vino, este agosto la Oficina del Representante Comercial de EEUU mantuvo los aranceles al 25%. Reyes Maroto, ministra de Industria y Comercio, aseguró que la decisión en agosto de prorrogar los aranceles sin subirlos era “agridulce” pues, aunque no subía los aranceles, seguía dañando a un sector que estaba “devastado”.

En ese sentido, expertos consultados consideran que la reelección de Donald Trump ahondaría la guerra arancelaria entre Europa y EEUU, perjudicando aún más a España. En repetidas ocasiones el presidente estadounidense, abanderado del 'America First', ha asegurado que la UE se creó “para aprovecharse de EEUU” y ha dicho una y otra vez que Europa trata peor a EEUU que China.

Una victoria suya el 3 de noviembre podría suponer que la próxima víctima de la guerra comercial con Europa fueran compañías alemanas como Volkswagen o Daimler, pero probablemente seguiría apretando a las agroalimentarias. Esos mismos analistas afirman que Joe Biden daría un respiro a los diplomáticos europeos, dejaría a los técnicos solucionar la disputa comercial entre Boeing y Airbus y evitaría levantar más sanciones para unir un frente común contra China.

¿Y la llamada tasa Google?

Una de las medidas europeas para poner coto a la ingeniería fiscal de gigantes como Facebook, Google o Apple es la tasa Google. Con ella se pretende gravar a estas empresas por sus actividades digitales aunque no tengan presencia física en ese país. Pero con este impuesto, Bruselas choca con Washington: Trump ha advertido que aquel que instaure la tasa Google se enfrentará a una batería de aranceles estadounidenses.

En nuestro país, Pedro Sánchez ha recalcado en innumerables ocasiones que la tasa Google es una posible fuente de financiación, especialmente en un contexto de vacas flacas y de poca recaudación ante la crisis del coronavirus. “Es urgente y necesario que estas grandes corporaciones aporten recursos a la hacienda pública. Si se puede hacer a nivel internacional, estupendo, si puede ser a nivel europeo, el Gobierno de España, encantado, porque más fuerte será ese mensaje al mundo digital”, dijo hace unos meses.

Esta tasa ha sido defendida por distintas fuerzas políticas en el Parlamento español. De hecho, Cristóbal Montoro, exministro de Hacienda, planteó su implementación para pagar las pensiones. El Partido Popular ha asegurado, sin embargo, que solo la apoyará cuando haya apoyo europeo para no penalizar la inversión extranjera.

De momento, Madrid prefiere ser cautelosa y se escuda en Bruselas. Otras capitales menos dubitativas, como París, gravarán a las grandes tecnológicas con un 3%, a lo que Washington respondió con un 25% de aranceles en productos cosméticos por valor de 1.150 millones de euros que se pondrán en marcha dentro de 180 días. Si gana Trump y Europa decide seguir adelante con el impuesto tecnológico, es probable que estos gravámenes se mantengan y afecten a más exportaciones españolas.

Foto: Donald Trump, en la convención republicana. (EFE)

¿Deberá el Gobierno español aumentar su presupuesto en defensa?

Uno de los mayores temores entre los diplomáticos europeos es que, en un segundo mandato, Trump decida retirar a Estados Unidos de la OTAN. En tal caso, la alianza militar estaría algo más que “muerta cerebralmente”, como dijo Emmanuel Macron en 2019. Pero, sea como sea, a corto plazo una victoria de Trump supondría una mayor presión a sus aliados europeos para que subieran el presupuesto militar y cumplieran con el mandato de la OTAN: gastar en torno al 2% en defensa.

En 2018, el propio Trump le recordó a Pedro Sánchez en una misiva que debía subir el presupuesto de Defensa para cumplir con los requisitos de la Alianza. Actualmente, España roza el 1% en el gasto, lo que le sitúa a la cola de países de la OTAN en gasto. En caso de una victoria de Joe Biden, España seguiría teniendo que hacer frente a sus compromisos con sus aliados. Y el propio Sánchez aseguró, contradiciendo a la ministra de defensa Margarita Robles, que en 2024 se alcanzaría el objetivo del 2%

¿Y el euro?

Todos los expertos coinciden en que el mercado de divisas es, probablemente, uno de los más inciertos del mundo. Algunos analistas de UBS, el banco de inversión suizo, especularon en un reciente informe que, gane quien gane, el dólar se seguirá debilitando respecto al euro, especialmente en un contexto de recuperación económica y de las exportaciones europeas en 2021. Lo hará a mayor velocidad con una victoria de Joe Biden, recalcan los expertos de UBS, porque es previsible que bajo un segundo mandato de Trump el dólar aguante la embestida por su repatriación de capital.

Una elección caótica y un resultado confuso el 3 de noviembre podría poner en alza el euro, ya que los inversores buscarían una moneda segura en Europa ante la incertidumbre electoral estadounidense. Sin embargo, por mucha inestabilidad a la que se enfrente el país, parece poco probable que el euro o el renminbi chino consigan a medio plazo destronar al dólar como moneda hegemónica en el mundo.

En apenas un mes, se celebrarán los comicios presidenciales “más importantes de la historia” de Estados Unidos, en palabras de sus dos candidatos. En juego, sin embargo, no está solo “el alma de la nación”, como ha dicho Joe Biden, el candidato demócrata, sino también el futuro de la globalización, el valor del dólar o las tensiones comerciales con Europa y, por ende, con España.

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