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Profesores de Lengua, al conocer la nueva EBAU: "Es triste que acceder a una carrera dependa de si escribes 'hermita"
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El 10% de la nota dependerá de la ortografía

Profesores de Lengua, al conocer la nueva EBAU: "Es triste que acceder a una carrera dependa de si escribes 'hermita"

En la EBAU de 2025, al menos un 10% de la nota de cada examen dependerá de la ortografía. Tres profesores de Lengua opinan de esta medida y reflexionan sobre el futuro de la escritura

Foto: La EBAU en Castilla-La Mancha (EFE)
La EBAU en Castilla-La Mancha (EFE)

Cada año, con la llegada de la prueba que ha vivido ya tantos cambios de nombre en los últimos años (PAU, Selectividad, EvAU, EBAU), las quejas se repiten; y una de las que más abundan es que en cada comunidad los exámenes sean diferentes, así como sus respectivos criterios de evaluación. Entre esas diferencias, las faltas de ortografía se llevan la palma.

No es lo mismo, ni supone lo mismo, cometer una falta de ortografía en Baleares o en Murcia; tampoco hacerlo en un examen de Matemáticas que en uno de Lengua Castellana y Literatura. Sin embargo, a partir de 2025, esto va a cambiar, según el borrador de Real Decreto enviado por el ministerio de Educación a las comunidades autónomas, al que ha tenido acceso EFE.

En la EBAU del próximo año, 2025, al menos un 10% de la nota final del examen de cada asignatura dependerá de la corrección gramatical, ortográfica, la presentación y la coherencia. Esto es algo que dejará de exigirse solo en algunas asignaturas y también común a todas las comunidades autónomas. Es más, esta decisión ha sido muy aplaudida por los profesores de Lengua Castellana y Literatura consultados por El Confidencial.

"Actualmente, ya hay una bajada de la nota, lo que sí considero incorrecto es que solo la bajen en el examen de Lengua. Soy profe de Lengua y me encuentro con una dificultad mayor de la que había antes y es que ninguno de mis compañeros les baja por ortografía, solo lo hago yo. Los alumnos están acostumbrados a escribir como les da la gana, pero literalmente, y claro, solo es en mi examen cuando se tienen que esforzar y pensarlo, de manera que no tienen interiorizadas las palabras en su escritura. A mí me toca pelear contra todos, contra alumnos y contra el resto de mis compañeros porque no les bajan", explica Carmen Agúndez, profesora de Lengua Castellana y Literatura en el Colegio Concertado Nuevo Equipo de Madrid.

placeholder Alumnos de Selectividad en Cataluña (EFE)
Alumnos de Selectividad en Cataluña (EFE)

¿Es tan importante cuando existen herramientas?

El Real Decreto establece que: "En aquellos ejercicios en los que las preguntas o tareas propuestas requieran la producción de textos por parte del alumnado, la valoración correspondiente a los aspectos contemplados en el apartado b) (la coherencia, la cohesión, la corrección gramatical, léxica y ortográfica de los textos producidos, así como su presentación) no podrá ser inferior a un 10% de la calificación de la correspondiente pregunta o tarea. No obstante, la aplicación de estos parámetros podrá flexibilizarse en el caso del alumnado con necesidad específica de apoyo educativo".

Paco Martínez, profesor de Lengua Castellana y Literatura en los cursos de primero, tercero y cuarto de la ESO en el IES Diego Tortosa de Cieza (Murcia), coincide con Agúndez en la necesidad de que la ortografía sea clave a la hora de examinar a los alumnos, incluso en un momento como el actual en el que la gran mayoría de textos que escribimos (al menos durante la edad adulta) lo hacemos a través de aparatos electrónicos con herramientas de autocorrección, como corrobora Martínez.

"No obstante", explica, "muchas de ellas no son software de corrección especializados. La mayoría se basan en aprendizaje automático de manera que predicen tu modo de escribir: tu móvil te recomendará 'xq', 'bb' o 'bebé' si lo escribes a menudo, también te cambiará 'madrid' por 'Madrid', pero normalmente no te dirá que has escrito 'No quiero saberlo ya', cuando lo que querías decir era 'No, quiero saberlo ya'. A esto me refiero cuando digo que la puntuación compromete el sentido del texto. Un texto mal puntuado deja de tener sentido, y eso no sucede porque en algún momento se le haya escapado un 'xq' en lugar de un 'porque'. Por tanto, entiendo que se penalice que se escriban sistemáticamente frases sin concordancia o nombres propios en minúsculas, que es mucho más común de lo que parece".

"Que sean nativos digitales no implica que conozcan el funcionamiento de ciertas herramientas y para esto está la educación"

También desde un punto de vista docente, a Paco Martínez le resulta "interesante llevar al aula el funcionamiento de las herramientas de autocorrección y reflexionar sobre ellas: cómo funcionan, cómo corrigen, qué elementos se les escapan… Que las nuevas generaciones sean nativos digitales no implica que conozcan el funcionamiento de ciertas herramientas y para esto está la educación. Hay realidades con las que convivimos todos los días que no sabemos cómo funcionan. Por tanto, también es importante enseñarles estas herramientas al alumnado, cómo pueden usarlas para sacarles provecho y beneficio".

Carmen Agúndez, por su parte, sigue considerando muy necesario saber escribir y hacerlo bien: "Yo les digo siempre a mis alumnos que lo que uno aprende es para él para siempre, realmente ese es nuestro legado, el único que nosotros adquirimos, que depende de nosotros y que si hay una guerra o cualquier cosa por la que yo tenga que salir huyendo de mi país, nadie me va a quitar. Me pueden quitar mis propiedades, mi casa, mis cosas más queridas, pero lo que yo tenga dentro de mi cabeza, no me lo pueden quitar y mi capacidad de redactar, de memorizar o de analizar... nadie me la puede quitar porque es mía y por eso es tan importante".

¿Un 10% de la nota es demasiado?

Este examen, el de la EBAU, condiciona el futuro profesional de los alumnos que se enfrentan a él y ese 10% de la nota que, como mínimo, dependerá en cada prueba de la ortografía, puede ser decisivo para que estudien o no lo que quieren. ¿Es entonces un porcentaje justo o es demasiado? "No me parece descabellado que se baje un 10% en cada examen", asegura Fani Gómez, profesora de Lengua Castellana y Literatura en el Colegio Concertado San Francisco de Asís de Yecla (Murcia).

"Un maestro tiene que escribir sin faltas de ortografía, o no hay cosa que peor quede que cuando veo los subtítulos en la televisión de las noticias y sale una falta de ortografía, un fallo de expresión como un laísmo o un loísmo. A lo mejor es deformación profesional, pero si eres periodista no te puedes permitir errores. Yo tampoco me los puedo permitir y un profesor, aunque sea de matemáticas, tampoco", continúa explicando Gómez.

Insisto y le pregunto a Paco Martínez si es, de verdad, tan relevante como para que el 10% de cada examen dependa de ello, a lo que el filólogo y profesor responde: "Es igual de relevante como que el 100% de tu nota también dependa de si te has estudiado la Restauración Borbónica o no. Estamos hablando de un formato de prueba que determina el futuro de los alumnos en función de una serie de exámenes que se hacen en tres días. Además de su estudio, la nota de esos alumnos depende de cómo hayan podido gestionar la presión de esas semanas, de su control de los nervios, de si se han quedado en blanco en el examen, de si se han estudiado todo excepto el autor que les ha salido, y también, de si saben contestar a una pregunta con un texto coherente".

"Es triste que las décimas que permitan a una persona acceder a una carrera dependan de si en un momento de presión escribió 'hermita'"

"Es triste que las décimas que permitan a una persona acceder a una determinada carrera dependan de si un día en un momento de máxima presión escribió 'hermita' en lugar de 'ermita', pero eso se encuentra dentro del marco de la Selectividad, también puede suceder por introducir un número mal en la calculadora", declara Martínez.

Aprender a escribir mejor

Entonces, si es tan importante saber escribir bien, ¿qué podemos hacer para mejorarlo, para hacerlo (todavía) mejor? "Leyendo y fijándose, pero, sobre todo, interesándose por tener una buena ortografía. Yo, cuando era niña, tenía faltas como todo el mundo, pero cuando llegué a lo que hoy es cuarto de la ESO, que me empezó a interesar la literatura y empecé a hacer mis primeros escritos en los que ponía realmente interés, los primeros poemas, diarios personales... fue cuando empecé a sentir la necesidad de no cometer errores. Antes, me resbalaba, como a todos los jóvenes de ahora, hasta que yo no tuve realmente interés en hacerlo bien, no me fijé y dejé de escribir mal. Fue así, lo tengo clarísimo y con los alumnos pasa lo mismo", asegura Agúndez basándose en su propia experiencia y en lo que día a día ve en las aulas.

Paco coincide y añade: "Cuando escribes la palabra 'lápiz' no razonas que le has puesto tilde porque es llana y acaba en consonante distinta de -n o -s, sino porque la has leído muchas veces y la retienes con la tilde en tu mente".

"La responsabilidad de todos los docentes de un centro educativo es enseñar a sus alumnos el funcionamiento del idioma"

A priori, podría parecer, por tanto, que a escribir no se enseña en los colegios, que es algo que el alumno aprende de manera autodidacta, pero esto no es del todo cierto, expresa Martínez: "En las aulas se enseñan las normas ortográficas, cómo hacer un resumen, cómo separar en párrafos un texto, cómo conectar ideas o cómo se conjuga un verbo… Por supuesto, el tiempo del alumno en un aula es limitado, al igual que la capacidad del docente para llegar a ellos. ¿Cómo podemos hablar en términos de calidad educativa cuando tanto alumnos como profesores se encuentran en clases de 30 alumnos? También hay que comprender que la escritura es una competencia del alumno que atraviesa todas las asignaturas. Por tanto, la responsabilidad de todos los docentes de un centro educativo es enseñar a sus alumnos el funcionamiento del idioma".

Foto: Pedro Sánchez, en la presentación del libro de Leopoldo López. (EFE/Lerena)
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Redes sociales, mensajería instantánea y futuro

Los colegios e institutos están ya plagados de nativos digitales, niños y jóvenes que han nacido con un teléfono móvil a menos de cinco metros de distancia y esto, de alguna manera, ha condicionado su ortografía, también su manera de expresarse.

"Cuando empezó todo esto de poner menos dígrafos empezaron por quitar la 'h', abreviar todo lo que podían y les da igual la 'b' que la 'v'. Entonces, claro que sí, han contribuido muchísimo, y si al final el único que está pendiente de la ortografía es el profesor de Lengua, no hay nada que hacer. Yo estoy muy sorprendida en la actualidad con la cantidad de faltas que cometen con mayúsculas y minúsculas, antes no era así. España me la ponen con minúscula tranquilamente en un 50% o 60% de los casos. También les cuesta muchísimo recordar que el comienzo de escrito es con mayúscula", asegura Carmen Agúndez que lleva muchos años dando clase.

Paco Martínez, como Agúndez, cree que sí, que las redes sociales han tenido algo que ver en la proliferación de faltas de ortografía: "Todo cuenta. No pasa nada si vemos que en un contexto relajado, como lo pueden ser las redes sociales, alguien escribe un post de disculpas sin ninguna coma, o que Rosalía, a propósito y con fines estéticos, se coma letras. Lo bueno y lo interesante es cometer el error cuando se sabe que se está cometiendo. Es hacerlo 'a propósito'. Pero para eso debes conocer la lengua. Que Rosalía escriba todo en minúscula en redes sociales con una finalidad estética siendo ella consciente de que está saltándose el 'criterio de la RAE' es completamente distinto a distinguir entre 'No, espera' y 'No espera'".

"Que alguien escriba 'porque' cuando es 'por qué' no es un fallo preocupante, no escribir ni un solo adjetivo concordado en un texto de una página sí"

Continúa Martínez: "El texto en WhatsApp no es el mismo que el de un artículo de investigación. El hecho de que se relaje la escritura con las redes sociales creo que está más relacionado con la forma en que en ocasiones las redes sociales impregnan todas las facetas de la vida de un adolescente y se difuminan los límites y los espacios. Creo que no solo afecta a la escritura. Muchas veces tampoco es representativo de la realidad. En X vemos personas con tuits muy bien expresados quejándose de forma argumentada y coherente de las exigencias de corrección ortográfica, pero eso no es la realidad de un aula. Es como cuando todo X apoyaba a Alvaro Mayo y realmente solo tuvo un 30% de los votos. Que alguien escriba 'porque' cuando es 'por qué' no es un fallo preocupante, no escribir ni un solo adjetivo concordado en un texto de una página, sí".

placeholder Alumnos de Selectividad en Cataluña (EFE)
Alumnos de Selectividad en Cataluña (EFE)

¿Tenemos entonces que preocuparnos o motivos suficientes para pensar que las nuevas generaciones escribirán peor que las pasadas? "Cada vez veo que los niños escriben peor, pero como siempre también hay niños que escriben muy bien; aunque lo cierto es que el número de alumnos que escriben tal y como piensan, sin releer, sin reformular el mensaje, con fallos de expresión graves, es mayor que quizá hace 23 años que empecé a dar clase. Veo que escriben en general peor, pero también tengo alumnos que se expresan exquisitamente y que apenas tienen faltas de ortografía. Entonces, confío que tomando medidas la gente pueda expresarse mejor. No sé, no tengo una predicción muy halagüeña, pero espero que sea así", concluye Fani Gómez.

Tampoco lo tiene claro Paco Martínez: "Ni idea. Desde luego la lengua está para jugar con ella. Escribe como quieras, escribe bebé, amorch, cari, cuqi y haz lo que te dé la gana con la lengua. Pero eso no quita que no se deba enseñar el lenguaje en las aulas y que el alumno deba reflexionar sobre el mismo, que conozca el funcionamiento del castellano, que sepa que con -ísimo se forma un superlativo o que un 'sí' con tilde es una afirmación y un 'si' sin tilde un condicional. Conocer el lenguaje, además de ser materia obligatoria y evaluable en la ESO, tal y como lo recoge la legislación, también es un componente indispensable de nuestra subjetividad".

Y Carmen Agúndez, por su parte, termina la entrevista diciendo: "Supongo que el futuro será parecido al presente, como siempre los profesores de Lengua intentaremos hacer lo que podamos".

Cada año, con la llegada de la prueba que ha vivido ya tantos cambios de nombre en los últimos años (PAU, Selectividad, EvAU, EBAU), las quejas se repiten; y una de las que más abundan es que en cada comunidad los exámenes sean diferentes, así como sus respectivos criterios de evaluación. Entre esas diferencias, las faltas de ortografía se llevan la palma.

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