Un farmacéutico explica lo que haces mal al ducharte con esponja

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Ducharse es uno de los actos más habituales del día a día, cuya frecuencia se incrementa en verano. Si no se hace correctamente, es posible que su efecto sea contraproducente, e incluso pueda llegar a poner en riesgo nuestra salud. La recomendación y costumbre de muchos es de hacerlo todos los días con esponja, aunque podrá depender de otros factores como la temperatura o la actividad física que se realice.

Sin embargo, las opiniones de los expertos y la evidencia científica se contraponen a esta creencia generalizada y, al parecer, muchos podrían no estar duchándose de manera adecuada al utilizar una esponja. Así lo confirma un usuario dermatólogo de Tik Tok cuando contesta en su publicación a @carliyoelnervio, al que le pareció increíble descubrir que existen personas que no la utilizan para asearse.

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El profesional @Farmaceuticofernandez subió un vídeo explicando las razones por las que no es recomendable emplear una esponja en nuestro aseo personal. Con su uso se realiza demasiada fricción en la epidermis, lo que erosiona y daña gravemente la capa superficial de lípidos que sirve de protección. Como consecuencia, la piel es más sensible y se encuentra más expuesta a agentes patógenos. Cuando se está en la ducha, no se trata de realizar una exfoliación, sino de lavar la piel.

Cómo ducharse correctamente

Además, la esponja se convierte en el nicho perfecto para la proliferación de hongos y bacterias gracias a la humedad, la temperatura y los restos orgánicos de las células muertas que ha ido almacenando. Existen estudios científicos que prueban cómo en la ducha y sus alrededores se dan las condiciones óptimas para el desarrollo de microorganismos en distintos tipos de esponjas. Es conveniente olvidarse de los guantes o cepillos exfoliantes por la misma razón.

En realidad, se trata de alternativas muy poco higiénicas porque favorecen la aparición de infecciones cutáneas. El enjabonado diario debería realizarse siempre con la mano, centrándose en las zonas corporales con mayor cantidad de glándulas sudoríparas. El secado es igual de importante para prevenir la aparición de hongos o dermatitis, sobre todo en las zonas más sensibles como las axilas, los genitales o los pies.

También deben tomarse otras precauciones. Es necesario evitar productos con demasiadas sustancias químicas o alergénicas y escoger en su lugar los que cuenten con certificaciones dermatológicas y un pH respetuoso con nuestra piel. La temperatura ideal del agua será tibia y, en ningún caso, debe tomarse más de una ducha al día sistemáticamente.